Sabemos que subir fotos a Instagram con la nueva adquisición textil y poner etiquetas del rollo: #gordibuena, #honormycurves o #effyourbeatystandars está muy bien, os queremos y os amamos por ello y si nos mencionáis a nosotras (#weloversize, guiño, guiño) mucho mejor. Pero amigas, como decía mi abuela, la procesión se lleva por dentro y el tema de disfrutar con nuestra pareja o de echar un polvete de vez en cuando lo llevamos reguleras.

Cuando la cosa se pone calentita a más de una le da por pasarse el movimiento Body Positive por el chichi (nunca mejor dicho)y hace oídos sordos a todo lo que vestida y tomando cañas con los colegas lleva por bandera.

Si eres de las que apagan la luz cuando va a follar o de las que piensan que una sábana elimina todos los michelines del mundo mundial, atiendes a estas señales y ponte las pilas. Lo de no disfrutar por culpa de nuestros complejos se tiene que acabar ya mismito.
1. Apaga la luz, que vamos a follar

Es sabido que en todo manual del buen fornicio, lo primero que dicen es que apagues la luz. ¿Holi? Me parece a mi que lo de que por la noche todos los gatos son pardos te lo has tomado al pie de la letra. Amiga, haz el favor de olvidarte del maldito interruptor. Que la luz está encendida, pues así se queda y sanseacabó. El ratito en el que tu cabeza está pensando que tienes que apagar la luz, automáticamente deja de pensar en disfrutar, se produce un cortocircuito que hace que a partir de ese momento estés más tiesa que la mojama. Ya sabe cómo eres, no se va a asustar ni va a salir corriendo.

2. Tu ropa, tu tesoro

«Si total, si me dejo la camiseta puesta tampoco pasa nada, lo que viene siendo el agujero lo tengo libre»

Que sí, que puede sonar muy burro, pero es que esto lo piensas y lo sabes. Te limitas a dejar vía libre a lo estrictamente necesario, lo de explorar el cuerpo con tu pareja lo obvias y eso es un error garrafal. Además, si por algún casual se alinean los planetas y acabas desnuda corres ardua y veloz a taparte con la sábana automáticamente después. No sabes lo que te pierdes amichi.

3. Yo me dejo hacer, que así no la cago

Eso, que quietecita estás más guapa. ¿Cómo vas a ponerte tu encima? ¿Cómo vas a marcar tu el ritmo con tus caderas? ¿Y si le espachurras? Pobrecito mío ¿verdad?

4. De aquí, al circo del sol

Si calculas absolutamente todas las posturas que adoptas estás perdida. Los michelines, las estrías, la papada, las cicatrices y las marcas están ahí y no van a desaparecer en ese momento por mucha acrobacia que hagas. Más relax y menos «postureo» literalmente hablando.

5. No me está gustando, pero me quedo calladita

Amiga mía, princesa de un cuento infinito… MEEEEC ERROR. No eres la princesa de nadie, no tienes que agradar a nadie por encima de tus preferencias y ni mucho menos quedarte callada solo por complacer. El sexo en pareja se cosa de dos y si no te gusta algo, lo dices. Recuerda que valorar tu cuerpo implica valorarte a ti misma. Tú pones los límites y tú disfrutas.

6. He visto entierros más alegres que tu ropa interior

Sí, las bragas negras son lo más. Pero cuando el 98% de tu ropa interior es negra algo va mal. Y si el 2% es color carne ya ni te cuento. Y no valen excusas. El negro estiliza sí, pero el toto no hace falta estilizarlo. Dale vidilla a tus conjuntos y alegra un poco tus noches que lo único malo que puede pasar es que no conjuntes los colores bien y en ese caso… ¡te despelotas!

7. Se va a dar cuenta, fijo que se da cuenta

Claro, claro… se va a dar cuenta ahora de que estás gorda. Fijo que en su mente cuando te conoció pensó que debajo de toda esa ropa estaba el cuerpo de la Bündchen. ¡Hombre por favor! Tu pareja ya sabe cómo eres, está ahí contigo y le gustas, así que relájate y disfruta con tu cuerpo, que aunque tú no lo creas a la otra persona le parece precioso.

8. Calculas y planificas perfectamente todo, todito, todo

Esta noche toca así que me tengo que depilar, recoger del tendedero las bragas de follar (las negras con encaje), cambiar las sábanas, lavarme el pelo y decorar la habitación con pétalos de rosa. Que no se te olviden los unicornios, que están a 2×1 en el chino de abajo. Si después de todo eso lo que me parece raro es que aún te queden ganas de follar compañera. Tanto estrés lo único que va a conseguir es que no disfrutes. Relájate y folla de vez en cuando con las bragas de Mickey Mouse o con las de ir al médico que ya verás como los unicornios acaban apareciendo igual.

9. Fijo que es mi culpa

¡NO SE HA CORRIDO! Que vengan los cascos azules y hasta el mismísimo rey porque esto es asunto de estado. O no, espera, que no venga nadie, porque yo solita sé que ha sido culpa mía, que es porque no le gusto, porque no lo hago bien o porque… (insértese cualquier estupidez) Amiga, la culpa NO ES TUYA. Hay 745.652 razones por las que una persona puede no correrse o llegar al orgasmo así que relájate y disfruta tú por los dos.

10. ¿Disfrutar con mi cuerpo? ¿Yo?

Con la iglesia hemos topado. Si no eres capaz de saber tu solita lo que te gusta, ¿cómo narices lo van a saber los demás? No voy a terminar haciendo apología de la masturbación, simplemente echando mano del sentido común. Nunca te vistas, ni te pintes, ni actúes para agradar a los demás, mírate al espejo y quiérete, mucho y muy fuerte; desnuda o vestida, pero solo para ti. A veces, necesitamos saber estar solos para poder disfrutar de la compañía.
La clave de todo el asunto, básicamente, está en dejar de pensar en cómo nos ven y empezar a pensar un poquito en cómo nos sentimos. Así de fácil y sencillo. Haz la prueba, ya verás.