Lo reconozco, soy una pringada. Mi absoluta ineptitud para pronunciar la palabra «no» y mi capacidad innata para compadecerme de la gente más socialmente inepta, hacen de mi un imán para las personas de empatía menos cien. Lo que ha provocado que a lo largo de mi existencia, me haya topado con toda clase de indeseables y me haya llevado más chascos que Sonia Monroy cuando no ganó Supervivientes.

Aquí va mi top 10 de personas que nunca deberían pasar de ser meros conocidos.

La montapollos.

Su prepotencia y falta absoluta de educación, hacen que salir con ella sea una auténtica pesadilla. Te pasas el rato pidiéndole a los dioses para que no saque su saque su vena de jurado borde de Masterchef con el camarero de turno o  para que el pobre chico que va delante, con la L de prácticas en la luna trasera del coche, no se le ocurra pensarse demasiado eso de salir del Stop. La tierra puede tragarte directamente si encima, se le cala el coche.

giphy (10)

La monologuista.

Utilizan el “¿qué tal?” como mero protocolo para contarte su vida en cuanto pronuncies el ¿Y tú?

  • Manolita: ¡Hola! ¿qué tal?
  • Yo: Todo bien la verdad, no me quejo (mini resumen de mi actualidad). ¿Y tú?
  • Manolita: Bla bla bla bla bla bla (dos horas hablando sin parar).
  • Yo: (Aprovechando la única oportunidad de intervenir en toda la conversación) ¡Ay, qué bien cuanto me alegro!…. (Manolita me corta).
  • Manolita: ¡Uy, cuanto llevamos al teléfono! ¡Me arde la oreja! Te voy a colgar, no me vaya a salir un cáncer. Adiós.

  Y tú, te quedas con cara de gilipollas.

La drama queen.

Siempre le pasa algo horrible. Su vida es un drama continuo, en la que es una pobre víctima incomprendida. Y por supuesto, sus problemas siempre son infinitamente peores que los de los demás. Da igual que te estés muriendo, ella se muere mucho más. ¿Le toca la lotería? Se desmaya del agobio yendo a cobrar el número al banco. ¿Le sale un contrato indifinido en el trabajo de sus sueños? Demanda a la empresa, porque el sitio donde la han colocado, le ha producido depresión. Y así. Todo el rato.

giphy

La reina cotilla.

Hay un dicho maravilloso en el refranero español que dice: Lo que Juan dice de Pedro, dice más de Juan que de Pedro.

Sólo tienen un tema de conversación: poner a parir a la gente. Si el odio es mutuo, puede parecer divertido al principio, pero con el tiempo te das cuenta, que hacer bromas a costa de los defectos de los demás, es su única forma de integrarse en la conversación.

giphy (2)

La gorrona.

Es más tacaña que el tío Gilito y se cree que a los demás nos crece el dinero de los árboles. Si por ella fuera, te pediría prestadas hasta las bragas, y por supuesto, jamás te las devolvería.

 

La mentirosa.

Su vida es una trola tras otra. Y lo peor, es que como no le dices nada por cortesía (y por vergüenza ajena también), se piensa que te las estás tragando dobladas. Con total convicción te cuenta lo mucho que intimó con David Muñoz en un viaje en avión (invitación a su restaurante incluida) o como salió de copas y ligó con la plantilla entera del  Real Madrid. Casualmente, ha estado en todos los restaurantes top  y conoce a todos los grupos que puedas mencionar en la conversación. Incluso, hasta los que no existen.

giphy (1)

La malqueda.

Da igual que quedéis con meses de antelación. Esperará hasta los últimos cinco minutos para inventarse la excusa más mala de la historia de las excusas, para cancelar el plan. Y encima, por whatsapp.

La culo veo, culo quiero.

Chico que te gusta, chico que intenta ligarse cueste lo que cueste. Da igual si le hace gracia o no lo tocaría ni con un palo, el caso es subirse el ego a costa de boicotear la vida amorosa a los demás. Suelen camuflarse a modo de amigas del alma y tienen menos autoestima que la escobilla del baño.

giphy (8)

La Judas.

Prima hermana del espécimen anterior, pero con la única diferencia de que su hijoputismo no sólo se centra en los penes, sino que engloba al mundo en su totalidad. En el colegio te copiaba los trabajos y cuando el profesor os preguntaba, decía que se lo habías robado. Hoy en día, se camela al jefe para echar pestes sobre tu trabajo, en cuanto te das la vuelta.

giphy (5)

 La  monotema.

 Les importa un cuerno tu vida y tienen la asombrosa capacidad de  convertir una conversación sobre la falta de adhesivo en las compresas, en un discurso sobre lo gracioso que es su hijo cuando se hace caca o lo maravillosamente manitas que es su novio por montarle una mesa LACK de IKEA. Y lo peor de todo, es que no es la primera vez que te lo cuenta y tampoco será la última.

giphy (7)