Hola! Mi nombre es Lucía González. Soy del Puerto de Santa María (Cádiz).

Me quedé embarazada hace un año. El «padre» no quiso hacerse responsable y casi que me «forzaba» a abortar. Yo decidí dejar la relación y seguir adelante yo sola con mi bebé. No me importaba en absoluto. Iba a ser madre, y me daba igual hacerlo sola.

La noticia la guardé en secreto durante todas las navidades, quería darles a mis padres el notición el día de Reyes como regalo.
Pero la sorpresa me la llevé yo unos días antes en la primera eco. ¡En mi tripa latían dos corazones!

«Lucía, ¿dónde te estás metiendo? Tu sola con dos bebés. Eres comercial y cobras 600 euros y pagas un alquiler de 400. ¿Me las apañaría con mi triste sueldo y dos bebes?.»

Llegó el día de Reyes y les preparé a mis padres unos bodys con la noticia, «Ascendida a abuela» y «Mi abuelo me enseñará todas las gamberradas». Los grabé en vídeo mientras abrían el regalo de sus vidas. Sabía que la noticia les haría muy felices, estaban deseando ser abuelos, pero… ¿de dos? ¿Era el mejor momento económico? ¿No eran muy mayores para tener que ayudarme con dos bebés? Porque si, vamos a ser a realista, necesitaría de su ayuda. Finalmente la noticia se la tomaron mucho mejor que yo.

Empezaron las consultas, como son dos pasamos a alto riesgo. A las 12 semanas, la segunda vez que vi esas dos cabecitas y esos dos cuerpecitos tan pequeños y distorsionados, pero la primera vez que escuché esos dos corazoncitos. Claramente había un bebe mucho más grande pero todo estaba en orden.

El embarazo iba muy bien, nada de nauseas ni dolores aunque sí mucho insomnio pero comparándome con mis amigas…no podía quejarme. Algo triste, porque el embarazo sola es difícil, es duro no tener una pareja a quien contarle los cambios en tu cuerpo o las primeras pataditas que se notan pero lo importante era que todo iba sobre ruedas.

El día de mi cumpleaños mis padres me regalaron pagarme una consulta por privado. Y allí que fuimos, definitivamente me informan que están en la misma bolsa, son gemelos y el sexo es… tachan, tachaaannn!!! Niñas!!!!  Llevo dentro a mis dos mejores amigas para toda la vida. ¡Qué alegría!

Los nombres ya estaban más que pensados. Celia era la más pequeña y Emma la más grande, lo decidi así simplemente por saber diferenciarlas incluso dentro.

El embarazo empieza a ser pesado, ya estoy de 5 meses. La barriga en este mes crece descomunalmente, el insomnio se acentúa, duermo unas dos horas al día nada más. Las pulsaciones se elevan, mi tensión baja y mis paseos con mamá cada vez eran más cortos de distancia y más largos de tiempo. Hacíamos más paradas que un Nazareno, no podía respirar, me faltaba el aire.

Miércoles, 3 de abril de 2019. Eco 20 de nuevo en Puerto Real. Me vuelven a confirmar desde el primer minuto que son dos niñas, que solo ve una bolsa y una placenta y que posiblemente en la semana 30 (10 de junio) se me provoque el parto por cesárea, las niñas nacerán prematuras ya que es un tipo de embarazo complicado. Le comento que tengo dolor abajo del abdomen, como si una de las niñas me empujara hacia abajo. Ella me manda pasar por urgencias para que me miren en la planta de urgencias de gine, pero no. En urgencias no me suben, solo me hacen una analítica de orina y me dicen que es una simple infección. No me suben a gine ni me ponen correas. ¿Es esto normal estando de alto riesgo y de cinco meses y medio?

Jueves 4 de abril. ¡Qué dolor más fuerte! No puedo ni moverme de la cama, ni estar encogida, ni sentada ni acostada. Qué “infección de orina” tan dolorosa ¿no?
Pasé todo el jueves en cama y a las 2 de la madrugada el dolor empezó a ser insoportable y al ir al baño…. ¡Oh, no! ¡¡Sangre!! Y un líquido transparente que no sé qué es. (Ignorancia de una madre primeriza y que ni se le pasaba por la cabeza que estaba de parto)

<<Mamá!!! Vístete, nos vamos para Cádiz>>

Viernes 5 de Abril. En mi llegada al hospital, la primera ginecóloga me informa que he roto bolsa y que estoy de parto. <<¿Perdona? ¿Eso cómo va a ser? Ayer tuve la eco20 y todo estaba bien ¿Por qué nadie me lo vio? ¿Y ahora que? ¿Van para la incubadora? ¿Hoy mismo nacerán? >>
Miles de preguntas, miles de miedos…

Dos horas mas tarde me vio su excelentísima eminencia Doctor Román Broullón. Él me explicó los tres tipos de embarazos gemelares que existían y se dispuso después a ver cual era el mío, ya que en mis informes de Puerto Real todos eran diferentes y no se aclaraban.
La eco no duró mucho, quizás 40 segundos. Él sí que tuvo claro lo que vio, lo que había, lo que ocurría.

Sus palabras fueron las más duras que he escuchado jamás:

<<Tienes un tipo de embarazo que por suerte no es frecuente, es denominado raro. Se llama de transfusión feto-fetal. La bebé más pequeña (Celia) está transfiriendo toda su sangre a la bebe más grande (Emma) y esta tiene un exceso de sangre y de líquido amniótico. Esto es inviable, tiene un 90% de mortalidad. Vamos a estar expectantes contigo, lo importante es salvarte a ti y haremos todo lo que se pueda… bla, bla, bla…>>

Yo ya no escuché nada mas, de hecho, creo que no oía nada. Solo le veía mover la boca.

Llegó un ángel caído del cielo, me tocó una excelente matrona, Yolanda. Qué importante es que existan profesionales con empatía y vocación.

Fueron 20 horas de parto, con muchas, muchas, muchas contracciones. A las 8 de la tarde decidieron que ya estaba suficiente dilatada y podían ponerme la epidural, pero todo empezó a dolerme más y seguimos con una segunda epidural. Pero nada, todo me dolía más, mi box estaba repleto de médicos, ginecólogos y enfermeros, todos expectantes.

<<Por favor, sacármelas ya, no aguanto más, me duele muchísimo>>

Pero Emma no había roto su bolsa aun, y por más que lo intentaron, no se rompió pero yo ya tenía temblores por todo el cuerpo y empecé a verlo todo blanco.

<<¿Me voy a morir ya?>> pregunté.

Inmediatamente me pasaron para quirófano.

En quirófano se dieron cuenta que la epidural no me había hecho efecto,  decidieron ponerme la espinal, una, otra, otra, otra y así hasta 9 veces. Pppfff!!! Me rindo, sacarlas ya que yo ya paso, me quiero morir ya!
Una sábana verde me tapaba para no verlas (así lo decidí y hoy por hoy, me arrepiento, me quedo con las ganas de no haber visto sus caritas. ¿Se parecerían a mí?). Me pidieron que empujara <<¿Cómo se empuja? No sé. No he ido a clases aún >>

Pero pude, a las 21:30h de aquel 5 de Abril de 2019 ahí estaba ya Celia, mi pequeña y dulce Celia. Tan pequeñita y sensible, pero qué astuta… como sabía que la infección yo no la soportaría más y decidió salir ya para salvarme antes de que me ocurriera algo. Eras tan generosa, que desde la barriga ya dabas TODO de ti a tu hermana y a mí, ¡hasta tu sangre!

Tres empujones y dos minutos más y ahí llegó la revoltosa y fuerte Emma. Mi niña, que dura eras, sales a mi. ¡Con genio y carácter! Y lo sacaste, por eso te escuché, un llanto minúsculo, suave y corto, que se paró en cuanto te separaron de mi cortando nuestro cordón (aunque hay cordones que nunca se cortan).

Y nada, ahí seguía yo.

<<Yoli, ya no me muero no?>> le pregunte a mi ángel/matrona. Y ella negó con la cabeza y con una medio sonrisa.
Pasé dos días en el hospital y llegó la hora de darme el alta.

No quiero volver a la realidad. La vida ahora me va a doler todos los días, ya nunca mas seré la misma, ¿cómo lo hago? Me voy con mis brazos vacíos. ¿Por dónde empiezo? Qué quiero? Quién soy? Otra vez cientos de preguntas.

Hasta que al día siguiente mi ángel me llamó:

<<Hola Lucía, soy Yolanda, primero ¿cómo estás? Y segundo, te llamo para darte el número de una chica que se llama Aroa, también te llamará Eirene. Ellas están formando una Asociación que se llama Matrioskas, te ayudarán con tu dolor>>

Efectivamente, desde el primer día, desde sus primeras pautas, desde el primer café.

Matrioskas, asociación andaluza de apoyo al duelo gestacional, perinatal y neonatal. Con sede en Jerez de la Frontera. Siempre diré que son ángeles caídos del cielo para aliviar el dolor por los ángeles que suben. Para tod@s los que necesitéis apoyo podéis contactar en infoasociacionmatrioskas@gmail.com o al teléfono 665206863

El dolor es imposible que me lo quiten, ni ellas ni nadie pero sí que me lo han calmado. Ellas comparten el duelo conmigo, ya adoran a Celia y Emma tanto como yo. Igual que a Valeria, Inés, Antonio, Juan Carlitos, Leo, María, Rocío, Felipe…  Nunca me imaginaría que después de tantos días de desconcierto, de dudas, de culpas… ahora puedo decir que he convertido el dolor en amor.

Aprovecho para reivindicar que pasamos por un duelo como si fuera el mismo de un adulto. No queremos que esto sea un tabú. No queremos que quiten importancia a nuestros hijos con frases como: ¡Ya tendrás otro! ¡Eres joven aún! ¡Vendría con alguna enfermedad! ¡Mejor ahora que más tarde!….

No, nuestros hijos no son reemplazables. Podré tener más hijos pero nunca volverán Celia y Emma.

Celia, Emma, gracias por darme mas vida vosotras a mi que yo a vosotras.

Os ama y os echa de menos, mamá. Hasta pronto.

Lucía González