Primero fue el actor de nombre impronunciable de Prison Break, Wentworth Miller. Cuando se estrenó la serie, no me llamó la atención ese chico, más allá de que lo llevara todo tatuado en la serie. Al ver las fotos del meme, me gustó más en la que se le ve gordo, con su camiseta roja, el pelo más largo y una sonrisa. Tal vez fuera la sonrisa, definitivamente. Es una de mis debilidades, supongo que compartida con muchas.
Obviamente, leí la historia completa y quedé al borde de la lágrima. Porque es muy duro lo que cuenta. Porque me emocionó cómo lo contaba y que tratara de ayudar a otras personas. Porque entendí su adicción, mucho. Y también porque sigue siendo muy fácil juzgar la vida de los demás, sin pararnos a pensar qué les sucede. Yo lo hago como todo el mundo, claro, pero intento cada día hacerlo menos.
Ahí quedó. Una historia aislada y que tenía final feliz: chico que se sobrepone y vuelve a sonreír. Puedo seguir con mi vida.
Pero entonces, leo otra historia del mismo palo (¡Paren las rotativas, Taylor Lautner tiene papada!) y me vuelve a ocurrir lo mismo. No soy seguidora de Crepúsculo porque soy mayor y para mí los vampiros siempre serán Brad Pitt y Tom Cruise en Entrevista con el vampiro, así que no sabía quién era ese chico tan mono de la papada.
Con las fotos del post de Marina no diría que está gordo. Me ocurre también con no famosos. Con ese vecino del barrio que cuando teníamos 20 se pasaba el día en el gimnasio para marcar musculitos y ahora es un chico normal al que empiezo a hacerle ojitos. O con mi amigo que engorda unos kilos y se queja y yo le veo mucho más mono que antes porque ya no se le marcan tanto los pómulos. Y llego a la conclusión de que yo tengo un problema con eso, es evidente.
¿Qué me pasa, doctor? Porque algo me ocurre… Seguro que tengo un tumor en el ojo o en el cerebro que afecta mi visión. ¿Cómo puede ser si no que vea más monos a estos chicos en las fotos que horrorizan al mundo? ¡Voy a morir! Bromas aparte, cada uno tenemos nuestro concepto de belleza y todas son válidas, por supuesto, pero estos dramas porque alguien sube o baja de peso me enfadan, me cansan.
Me aburren exactamente igual que esas fotos de actores famosos del pasado que salen en plan Fulanito en la actualidad y está mayor, tal vez más gordo o más colgandero pero, coño, ¡que han pasado 30 años! Digo yo que será normal que esté mayor, ¿no? Afortunadamente para él, añado, porque la alternativa es muy mala. Malísima.
