Dicen que en España es parte de una tradición no escrita. Das a luz a una preciosa niña y al poco tiempo ya tiene sus mini-pendientes listos en sus orejillas. Al menos, hasta hace unos años, esta era la costumbre a seguir. En el mismo hospital ofrecían el agujerear los lóbulos y pocas (o ninguna) lo dudaban.

Las recientes mamás, y papás, del siglo XXI han cambiado ligeramente de parecer, y la polémica está servida cuando algún famoso muestra a su pequeña criatura luciendo esta joya. La última en el centro del debate ha sido Kylie Jenner. La joven madre mostraba en Instagram un nuevo vídeo con su «tormentita» y no han sido pocos los que se han fijado en los pendientes de la pequeña.

Si bien es cierto que las que decidimos hacer agujeros a nuestras hijas no tenemos ningún argumento racional de peso, algunas continuamos defendiendo que cada familia sea libre de elegir entre pendientes sí/pendientes no.

Aunque, eso sí, prepárense algunas a escuchar críticas de todo tipo. Que ya hay quien compara esta costumbre con la mutilación genital femenina (sí, un pelín exagerado).

En decidir y ser libres de ello está el tema. Fui testigo de cómo le ponían sus primeros pendientes a mi hija, ella dormía y ni siquiera se inmutó, así que considero muy discutible el aspecto doloroso.

Personalmente, en mi época adolescente quise añadir un nuevo agujero a mi oreja y, aunque no sentí ni siquiera un pinchazo, sí sufrí ese miedo previo. ¿Por qué debe pasar mi hija por ese temor pudiendo ahorrárselo?

Otro debate se centra en la libertad del bebé y a su falta de elección. Y digo yo, que si tuviéramos que esperar a que nuestros retoñitos nos dieran su parecer sobre todas las decisiones que tomamos los adultos por ellos… ¡estábamos listos!

Claro que el lucir una joya no es una cuestión de vida o muerte, pero tampoco implica ningún peligro sanitario que ponga en entredicho la integridad física de nadie. Porque así es siempre que se realicen en espacios y con material debidamente esterilizado.

El hecho de que la tradición solo incluya a las niñas centra muchas veces la discusión en el machismo que se les impone a las mujeres desde su nacimiento. En todo caso no es una exigencia, cualquier madre en sus cabales te dirá que si en un futuro su hija no desea tener agujeros con dejarlos que se cierren es suficiente. Y en cuanto a los hombres, actualmente empieza ya a normalizarse que los niños también luzcan pendientes, ¿por qué no?

En nuestra vida adulta como mujeres defendemos nuestro derecho a vestir y embellecernos como más nos guste, quizás debamos también asumir las decisiones de los demás y no juzgarnos entre nosotras por cada aspecto de nuestro día a día.