Vale, le llamamos donuts pero tampoco vamos a fliparnos. A pesar de que se dan un aire, no esperemos una rosquilla brillante y que encima no sea muy calórica, porque eso no existe. Una vez sabido esto, os diré que son muy muy fáciles de hacer y que están buenísimas <3

¿Qué necesitamos?

– 1 huevo

– 3 cucharadas de leche en polvo desnatada

– 2 cucharadas de harina de avena

– 1 yogourt natural

– medio sobre de levadura en polvo

– edulcorante al gusto

– La clave: 4 gotas de aroma sabor ‘donuts’

– Opcional: una cucharadita de gluten para darles consistencia

 

No tiene más ciencia que batir primero el huevo, y luego ir añadiendo todos los ingredientes hasta hacer una pasta homogénea. Si tienes un molde como este (lo puedes comprar en Amazon), te ahorras la parte de la manga pastelera. Digamos que el tamaño es entre donuts y donette, no os los esperéis gigantes. La masa queda bastante líquida, así que con un molde específico solo tienes que ir echando con una cuchara y ya cogiendo la forma redondita solo. Con esta cantidad de masa me dio exactamente para 6 donuts.

 

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Como digo, una de las claves para que esta receta tan sencilla sepa tan rica, es el aroma a Donuts (que puedes comprar aquí). Con solo unas gotitas verás que huele y sabe que alimenta. No sé si diría que huele a donuts industrial, pero sí a bizcocho rico.

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Es hora de meterlo al horno. Como veis en la imagen destacada yo me pasé un poquito y se me churruscaron. Con 10-14 minutos a unos 180 grados debería bastar, pero estad pendientes que no cuesta nada. No abráis la puerta del horno hasta que estén listos, así conseguiréis que suban un poquito y se parezcan realmente a un donuts.

Quedan crujientes por fuera y jugositos por dentro. Un capricho estupendo sin azúcar ni harinas refinadas… ¡apto para todos! <3