Todas las navidades me prometo que no me va a volver a pasar lo mismo. Que el próximo año me voy a planificar como está mandado y hacer las compras de Papá Noel y Reyes con tiempo suficiente como para permitirme pensar qué quiero regalar y, si se diera el caso, conseguir el presente en cuestión antes de que se agote.

Pero aquí estoy, a pocos días de que llegue la fiesta de las fiestas del consumismo y no he comprado ni un solo regalo.

Ese soy yo en el centro comercial…

Así que ahora me toca devanarme los sesos y darme prisita, de lo contrario acabaré por pasarme todo el veintitrés de diciembre deambulando por cada una de las tiendas del centro comercial en busca de una inspiración que no suele aparecer y tirando de básicos de tres al cuarto que, ni me convencen a mí, ni gustan a las personas a quien van dirigidos.

Si te ha pasado lo mismo, me encantaría poder decirte que tengo una solución para cada uno de tus seres queridos, pero no, no puedo. Lo que sí puedo hacer, fruto de mi dilatada experiencia haciendo regalos a la desesperada, es ofrecerte la siguiente lista de Regalos que es mejor evitar si en Navidad queremos triunfar (salvo que nos los hayan pedido expresamente):

  1. Cestas de sales de baño. Algunas son muy monas, eh, no lo niego. Pero no, no es un regalo para alguien a quien quieres y, por tanto, debes conocer bien. Si la persona a quien se la ibas a dar no es de las que se dan un baño con velas, copa de vino y música relajante, al menos una vez al mes, devuelve esa cestita tan cuqui a la estantería y sigue buscando.

A ella se lo puedes regalar

  1. Calcetines. Aceptables cuando los regalamos a un coleccionista o alguien que gusta de llevar calcetines con estampados originales, graciosos y tal. Si no es así, NO. En serio, que no.

 

  1. Estuche de colonia. Esas cajas con una colonia o perfume junto con el body milk y alguna otra chuminada a juego. No. Admisible solo en caso de que sepas que le encanta esa fragancia en concreto, que la usa a diario y se le está acabando el último bote. De lo contrario, dales un meneo a esas neuronas atoradas y a ver si se te ocurre otra cosa.

Piensa, piensa....

  1. Paraguas. Los paraguas se los compra uno mismo o los coge del préstamo municipal en el paragüero de la carnicería, peluquería, o donde sea. Ya lo devolverá cuando se le olvide en el paragüero de la clínica, o la biblioteca, o donde sea también. El tema funciona así. Por lo demás… ¿te ha insinuado que quiere uno? ¿No? Pues entonces, no. Sigue buscando.

 

  1. Experiencias. Bonos de alojamiento, jornadas gastronómicas, sesiones de SPA, curso de buceo, etc. Este tipo de regalos debe hacerse única y exclusivamente cuando estás cien por cien seguro de que vas a acertar. Y no me refiero a que tengas el presentimiento de que le va a encantar. Me refiero más bien a que la persona a quien se lo vayas a dar te haya dicho en algún momento algo como “necesito ir a un spa pero es un gasto que me cuesta asumir” o “uno de mis sueños es tirarme en paracaídas pero no sé ni dónde se puede hacer eso”. De verdad, eh, los señores de Smartbox y similares se están forrando a costa de aquellos a los que les han regalado una de sus polivalentes cajitas y nunca han encontrado el momento o las ganas de usarlas. Si erras el tiro, habrás desperdiciado una cantidad nada desdeñable de pasta y provocado un pesado sentimiento de culpa al que no ha hecho uso de su regalo (normalmente tienen fecha de caducidad, no lo olvidemos).

  1. Faja. Entiéndase también cualquier otra cosa que sirva para tapar, ocultar o disimular alguna característica de los cuerpos no normativos. La peña es muy consciente de sus propios complejos y, normalmente, también de dónde puede encontrar artilugios con los que taparlos. Si no los usa y no ha dejado caer nunca que los quiere, es que no los quiere. Y menos como regalo de Navidad. A ver si se te ocurre otra cosa, ¿vale?

 

  1. Aspirador. Muchos pedirán a los Reyes un robot aspirador de esos tan caros que, además de aspirar, deberían ordenar los armarios. O uno de esos que te hacen la comida para la hora que quieras. Muchos. Pero, punto uno, esto no aplica para todo el mundo, por caro que sea el artefacto, hay quien no los quiere en su vida. Y punto dos, esa batidora-picadora, ese aspirador-escoba y cualquier otro pequeño electrodoméstico que has visto de oferta, lo mismo, lo mismo, no es. Piénsatelo muy bien, igual a ti te parece una super idea, pero puede que tu regalo, lejos de gustar, resulte ofensivo o siente mal. Repito, si no estás absolutamente seguro de que lo quieren o necesitan, intenta pensar en otra cosa.

  1. Figuritas. Figuras, cuadros y otros objetos decorativos. Asegúrate de que encajen con el estilo de su hogar y de que haya un lugar disponible para tu regalo. De no ser así te expones a que termine cogiendo polvo y humedad en el trastero. O peor, a que lo tengan en algún lugar escondido y lo saquen a la luz solo cuando tú vas de visita para que no te sientas mal.

 

  1. Batidos Herbalife. Si te lo estabas pensando, aunque lo dudo, relee el punto de la faja. Ni batidos ni productos adelgazantes ni nada parecido. NO. Jamás.

  1. Prohibida su venta. Véase el monedero que venía con una revista, el colgante que te daban por la compra de aquellos pendientes de venta por catálogo, uno de los pañuelos del coleccionable del periódico. Cualquier cosa con una etiqueta en la que pone «prohibida su venta». No seas cutre, si no puedes permitirte comprarle un regalo, tu familiar/amigo lo entenderá perfectamente. Escríbele una carta bonita, haz alguna manualidad, regálale un vale por una tarde de paseo y chocolate caliente. Seguro que se te ocurre algo molón sin necesidad de desembolso económico ni de recurrir a endiñarle algo que te ha caído de gratis.

Con que te lo curres un poquitito más, ya nos vale

En fin, espero que esta lista de regalos a evitar os resulte útil y os voy dejando ya, que me ha pillado el toro y me tengo que poner a ello.

Empezaré por los magníficos regalos Weloversize para mis amigas.

Si tú aún no los has visto, puedes hacerlo aquí.

 

Foto de portada de Julia Larson en Pexels