Nos encontramos una noche por azar, más de un año después de nuestra cita, en el mismo bar en el que nos conocimos. Tú me saludaste, te inclinaste para besarme la mejilla y yo giré la cara para darte un pico. Después de todo lo que nos hicimos el uno al otro, no merecemos menos.

Tú ibas con tus amigos y yo con los míos, así que después de decirnos lo guapos que estábamos y lo que me habías echado de menos desde que dejé de contestarte los mensajes, nos separamos. Esos tres minutos me hicieron recordar lo bien que conectábamos en la cama y lo satisfechos que quedábamos prácticamente todas las veces que follamos juntos. Tanto recuerdo hizo que no dejara de mirarte desde lejos cada dos por tres y te diste cuenta, claro.drsmile

Fui a la barra a por otra cerveza y aprovechaste la oportunidad para probar una de mis fantasías.

–Hola, guapa. Te he visto desde lejos y me muero por decirte algo bonito como quiero follarte en el baño ahora

Cuando me giré tan sorprendida como dispuesta a indignarme, te inclinaste a darme dos besos mientras añadías:

–Me llamo Samuel, ¿y tú?

Capté el juego a la primera y decidí darte un nombre tan falso como el tuyo:

–Amanda, soy Amanda. ¿Siempre eres tan romántico?

–Solo cuando estoy seguro de que tienen tantas ganas como yo…

–¿Por qué estás tan seguro?

–He visto cómo me mirabas y seguro que te mojas solo con esto… –se acercó mucho a mí, mucho, a un milímetro de mi boca, sin llegar a besarme… Yo le besé pero me paró enseguida y subió la apuesta:

–Quiero comprobarlo.

–¿Si estoy mojada?

Sin responder me tomaste de la mano y me guiaste hasta el baño. Sentir tu contacto otra vez hizo que un escalofrío me recorriera entera. ¡Claro que la humedad calaba mis bragas… y mis pensamientos! Me venían a la mente flashes de todas las cosas que habíamos hecho, cada cual más morbosa que la anterior.pareja-bailando3

En el distribuidor del baño, mientras esperábamos que uno de los dos quedara libre, volví a besarte y fue como esa primera vez en la calle, al despedirnos el primer día. Entonces pareció que estábamos hechos sólo para enredar nuestras lenguas una y otra vez hasta el infinito, en todos los rincones de nuestros cuerpos, justo como estábamos a punto de hacer en ese momento.

Se quedó libre el baño, te empujé dentro y cerré la puerta tras de mí. Entonces pasaste a dominar tú y quedé yo contra la puerta, contigo agachado ante mí mientras tirabas de mis medias y mis bragas hacia el suelo.

Alzaste la tela de la falda y te ayudé a sujetarla para que te concentraras en lo que ibas a hacer y que me estaba volviendo loca solo de imaginarlo. Subiste uno de mis pies hasta tu hombro para darte espacio antes de comenzar.9nvzhLg5s1mp2

El hondo latido de mi clítoris se intensificó cuando pasaste la lengua por él y mis dedos se enredaron en los rizos de tu melena. Dos dedos exploraban la entrada de mi vagina y se colaron dentro, rascando la rugosidad de mi interior.

El calor irradiaba desde ahí al resto del cuerpo. Había querido olvidar que eres el amante que mejor me ha comido y ahora solo quiero tener más sexo contigo…

Autor: Amanda Lliteras.