La erección del cerebro

Bendito seas sexo! Sí, no nos vamos a engañar, pensamos en sexo.

Pero…¿Sabes qué siente tu cerebro cuando lo estás gozando?

El tránsito de reacciones que circulan por nuestro sistema en el disfrute del sexo es multiverso. Mientras que nosotros nos estremecemos entre miradas cómplices, caricias eléctricas y muerdos, el cerebro revive una auténtica fiesta de reacciones químicas. 

Vayamos por pasos. Estás con esa persona especial. Tranquilidad. Silencio. Os acercáis. Vuestras pieles comienzan a rozarse. Para qué negarlo, empiezas a estar acalorada. Tu respiración se acelera. La frecuencia cardiaca se acelera. Tú, te aceleras.

Control! Interruptores activados. El sistema nervioso central y periférico se desperezan e impulsan a la médula espinal a seguir el juego. En ese mismo momento, un bombardeo de estímulos recorre tu cuerpo, desde la zona genital a las estructuras cerebrales. Acabas de despertar tu sistema límbico, responsable del control de las emociones y del comportamiento. El sistema regulador de instintos, de esos impulsos físicos que no inhibimos, que aparecen sin más, sin pensar, que son parte de la propia excitación.

8.000 terminaciones nerviosas del clítoris al cerebro. 8.000 caminos que llevan a Roma. Oh, Santa! Dentro de este vía crucis, diferentes hormonas se suman a la jarana. El revuelo y alboroto viene con la dopamina, es la principal fuente de la motivación y la alegría. Así como de aquella sensación de satisfacción placentera que nos deja un buen polvo. De esta felicidad también participa la serotonina. Su bienvenida ameniza la velada. Esta hormona está ligada al deseo sexual, es la precursora de las ganas de comerte de los pies a la cabeza a la persona con la que te enlazas en ese encuentro salvaje. 

Cuidado, amigas, que viene la llamada hormona del amor, la oxitocina, aquella a la que echamos la culpa directamente de querer fundirnos en un abrazo después de arder a lo Bonzo. Y sí me incluyo, quien no ha sufrido de oxitocina alguna vez. Aunque no todo son mimitos en esta sustancia, también se dice que está estrechamente vinculada a la reducción del dolor porque podría tener efectos analgésicos, o lo que viene a presentar la unión del placer con el dolor sexual. En otras palabras, el gusto que nos da aquel mordisco en el cuello.

Pero no todo está prendido en este contacto. Existe una parte del cerebro que desconecta cuando conectas sexualmente. El lóbulo orbitofrontal se desvincula del frenesí erótico, tiene su explicación, esta zona es la encargada de los procesos de la razón y del control. Por tanto, su inhibición nos hace no estar tan presentes racionalmente, minimizando la ansiedad y los miedos.

Se dice del cerebro que es un órgano perfecto, y ahora además sabemos que es todo un atlas sexual.

@punto_en_becca