Me pasé muchísimos años sintiéndome mal con mi imagen. Odiando a mi cuerpo por no ceñirse a unos canones estéticos y aborreciendo la imagen que proyectaba de mi misma. Desde luego, cómo consecuencia de todo esto, me sentía incómoda con mis fotos y selfies y no solía sacarme muchos.

Pero el tiempo pasó, conocí el maravilloso mundo del feminismo, el empoderamiento femenino y el bodypositive y esto me ayudó a comprenderme de una forma MUY distinta. Gracias a esto empecé a tomarme fotos mucho más a menudo y el reflejo que me devolvían era el de la potra que llevo dentro.

Evidentemente este fue un proceso escabroso y nada fácil ya que, además de no ajustarme a los canones estéticos por ser GordiBuena, soy TulliBuena y me desplaza en silla de ruedas (una silla de ruedas de las grandes, de las que te sirven tanto para ir a por el pan cómo para luchar en la guerra cual TANQUE MILITAR)

El caso es que he visto una clara relación entre la cantidad de selfies que me saco y la autoestima que tengo. No sé qué vino primero, si el huevo o la gallina, pero si tengo claro que sacarme selfies me ha ayudado en mí autopercepción. Me ha ayudado a expresarme, a reconciliarme conmigo misma y a acostumbrarme a mi imagen (una imagen de la que antes huía).

Pero cómo es mucho mejor mostrarlo que explicarlo… Aquí os enseño una foto de cuando estaba en mis momentos más bajos y cuando estaba

baby @Oyirum antes de empoderarse
Oyirum (en Instagram y YouTube) ya bien empoderada

Nuestros perfiles en redes sociales son pequeños templos a nosotres mismes. Odas a nuestro ego dónde exponemos lo mejor de nosotres… o lo peor, cuando das un paso adelante en pro de la vulnerabilidad.

Debemos tener claro tooooodos los peligros que entrañan las redes sociales. La ansiedad por no alcanzar unos estándares de belleza INALCANZABLES. La sensación de quedarse atrás cuando ves constantemente los highlights de otros y esas cosas tan peligrosas, la adicción… Pero creo que también debemos hacer la reflexión de que las redes sociales son imparables y una constante en nuestras vidas y que debemos aprender a desarrollar estrategias emocionales y formas sociales de afrontar estos problemas para que al final las redes sociales sean lo que deben ser: herramientas a nuestro servicio.

Por todo esto hay que dejar atrás todos los prejuicios que tenemos del postureo y vivir las redes sociales CÓMO NOS DE LA SANTÍSIMA GANA. Porque si te apetece subir una foto en la que sales estupendamente o un poco picantona… No necesitas buscar un contexto o bromear al respecto para subirla. La subes y punto porque esa es tu pequeña parcela de internet.

Si nos apetece subir selfies, debemos de subirlos. Porque así, además de ayudar a tu autoestima, le quitas terreno a la hegemonía de los cuerpos canónicos, que también están genial, pero son solo una minoría y parecen una mayoría en internet.

Por unas redes sociales deconstruídas, libres de complejos y empoderantes