Esta semana, E. nos cuenta que quiere ser una Diva y nos habla de la autoexigencia extrema en la que vive:

Desde pequeña he visto y me han enseñado que hay que ser la mejor. O eso he sentido al ver que solo así te felicitaban. 

Mejores notas, mejor comportamiento… Pienso que hay ser la mejor en algo o muy bueno para que merezcas la pena. Y eso me ha creado una frustración muuuy grande.

He hecho todo como creo que debe ser o la sociedad me ha dicho que debe ser. Instituto con buenas notas, carrera de Derecho, la mejor hija, nieta, hermana. La más responsable en todo desde bien pequeña. Y estoy cansada de necesitar la aprobación de los demás.

Mi gran frustración comenzó  con la carrera, venía de sacar notables y sobresalientes y en la carrera me mataba para un 5. Me costó la vida eterna acabarla. Pero lo hice, y decidí meterme a opositar. Trabajo por la tardes cuidando a un niña y por las mañana estudio porque desde la uni he tenido que trabajar. Pues me siento una fracasada de que esta situación dure tanto aunque sé que es el camino que he tomado.

Me frusta que la gente piense que no trabajo, yo sé que cuidar a una niña no es lo mismo que una oficina o fábrica. Pero no es tan fácil, que la niña pasa la mayor parte del día conmigo y la estoy medio criando. Además de como estoy todo el día en casa estudiando no hago nada.

La oposición me lleva  loca. Llevo 3 años y me veo fatal y no es de las más complicadas. Quiero dejarla pero no consigo encontrar una trabajo estable y en condiciones. Y no veo factible dejarla sin tener algo seguro. Lo que hace que más me fruste. Tanto porque no me veo aprobando ni encontrando un trabajo decente (mi pensamiento negativo siempre esta ahí).

En cuanto a mi físico soy normalita. Ni gorda ni delgada, ni fea ni guapa. Como dice Emilio de «Aquí no hay quien viva», soy del montón. Pero no me gusto, y eso hace que no sepa sacarme partido y que tenga una actitud hacia a mi siempre negativa.

Mi personalidad tampoco hace que destaque. Soy graciosa, mis amigos ríen conmigo y soy una payasa. Pero solo cuando me veo con mi grupo y algo respaldada. Y me gustaría destacar por mi personalidad con gente nueva.

Alguien incluso me ha dicho que soy demasiado normal. Y no lo considero algo bueno. Quiero destacar, y mi falta de amor propio no me deja sacar como soy de verdad.

Ese frustración hace que sea muy negativa y este mucho de mal humor.

Y me gustaría saber quererme y llegar a un sitio con la cabeza bien alta. Me gustaría sentirme una diva alguna vez y dejar de ser normal.

Gracias por leer nuestros dramas. Solo con escribirlo me ayuda!!


Hola E. ¡Gracias por tu mensaje! Estoy segura de que muchas mujeres que te lean se van a ver identificadas. Y es que, por desgracia, la autoexigencia extrema nos la meten en cada poro de la piel. Tenemos que ser las mejores amigas, hermanas, hijas, trabajadoras, amantes, esposas, con el mejor cuerpo, la mejor de las sonrisas, el cutis de las emperatrices japonesas y, por supuesto, las mejores fuckers del mundo.

¡Qué putohorror!

La autoexigencia es algo que aprendemos desde pequeñas y que acaba por ahogarnos en vida; no podemos vivir tranquilas cuando pensamos que, hagamos lo que hagamos, nunca seremos suficiente.

Como bien dices, la autoexigencia es algo que aprendemos y que vemos desde pequeñas. Y sí, creemos que si no somos las mejores, si no somos excepcionales en algo -o por todo- no somos dignas de amor, de que nos vean como especiales, de que nos acepten y, por supuesto, de que nos digan lo valiosas que somos. Porque sólo lo bueno se merece reconocimiento.

Es una trampa mortal, ya te lo digo. Mortal porque te pasas la vida entera sin vivir, sólo buscando cómo ser mejor, cómo cumplir las expectativas de los demás, buscando qué hacer para que te quieran, para que te tengan en cuenta, para llegar a ser algo digno de los demás. Porque te pasas la vida entera criticándote, buscando tus fallos y echándote en cara eso que no eres, en vez de disfrutar de lo maravilloso que ya tienes en ti. Mortal porque esos ideales de perfección acaban por ser tuyos y te pones metas inalcanzables. Y a los demás también.

Y porque, al final, siquiera sabes qué o quién eres.

Ser una Diva no es ser especial, sino saber que ser tú es maravilloso. Es una actitud contigo misma, una forma de verte y de vivirte.

E. para. Ya sé que es muy fácil decirlo y muy difícil hacerlo, pero necesitas parar. Ser una Diva no es ser un ser especial, es tratarte a ti misma como alguien especial. Es entrar con la cabeza alta en cualquier lugar porque no te avergüenzas de nada, porque sabes que lo que eres es más que suficiente y está bien. Porque, si quieres llevar una peluca llena de lechuzas, te importa entre cero y una mierda lo que piensen los demás. Porque eres tú y sabes que ser tú es más que suficiente. Ser una Diva es estar segura de lo que eres y no dejar que nadie te haga dudar de ello. Eres una Diva cuando te tratas a ti misma como tal, cuando conoces tus virtudes y las potencias, y tus defectos y no te machacas por ellos, sino que los aceptas.

E., sí, tienes razón; todo esto tiene que ver con tu autoestima. Cuando nos ponemos metas ideales e inalcanzables, es difícil que lleguemos a ellas y, por tanto, pensamos que no somos suficiente. Y ahí empieza el machaque continuo, lo que no nos permite fortalecer nuestra autoestima, si es que la tenemos. Porque ¡claro! Si resulta que yo creo que lo bonito es tener los ojos azules y yo los tengo marrones ¿Cómo narices me voy a sentir bonita? ¿Cómo voy a amar algo que yo considero que es feo? Es imposible.

¡Ojo! Que yo no digo que no nos tengamos que pedir cosas y tratar de ser mejores cada día, no. Digo que tenemos que exigirnos sin que llegue a ser un drama permanente, que tenemos que aprender a querernos incluso si esa timidez en la que vivimos desde que éramos enanas nos molesta. Y ser capaces de potenciar nuestras virtudes. Así, si tú cuidas a una niña y haces parte de su educación ¡dale importancia! Y si a alguien le parece que no es suficiente hacer parte de la vida de otro ser humano, lo que te está diciendo es que ese alguien cree que la educación de un niño no es importante.

Estás en un círculo vicioso; como no llego a unos estándares dados, no soy suficiente para los demás, así que dejo que su opinión sea la que moldee mi vida, pero como no puedo poner mis propios estándares (porque no los tengo, porque lo que he aprendido durante toda mi vida es que ser yo, con errores y fracasos, no es suficiente), me fijo en los estándares de los demás, que como no son los míos, jamás los podré cumplir, y como no los puedo cumplir, me hundo, y como me hundo, no tengo fuerzas para llegar a los estándares… y así, te pierdes entre las expectativas de los demás porque tú sólo tienes una: cumplir con los estándares de los demás. Tienes que romper el círculo vicioso en algún lado.

Lo que opinan los demás es sólo eso, su opinión. Necesitas formarte tus propias opiniones sobre ti.

Sé que sabes que todo esto afecta a tu autoestima, pero creo que en tu caso el primer paso debería ser aprender que lo que opinen los demás es sólo eso, una opinión. La opinión de cada persona está basada en sus principios, experiencias, creencias, historias vitales, etcétera. Por tanto, no está basada en ti ni en tu vida. Cuando alguien te dice que debes ser más simpática, en realidad te dice que él, según sus prejuicios, intereses, creencias y experiencias de vida, entiende la simpatía de una forma dada. Necesitas empezar a dar valor a lo que tú opinas, porque lo que tú consideras es tan válido -o incluso más- que lo que opinan los demás.

Ahora viene la parte chunga y es que, si llevas toda tu vida con un nivel de exigencia extremo, es posible que siquiera tengas opinión propia, es decir, que hayas interiorizado tanto la opinión de los demás que la hayas hecho tuya cuando, tal vez, no sea así. Espero que no. De hecho dices que piensas que hacer parte de la educación de un niño es importante. ¡Sigue por ahí! ¡Busca tu voz! Piensa qué opinas tú realmente de esas cosas que te importan.

Paralelamente, es necesario que recuperes tu autoestima. Todo está relacionado; si yo me siento bien en mi piel, soy capaz de potenciar mis virtudes, de aceptar lo que no me gusta pero cambiarlo sin machacarme, de confiar en mis habilidades y en mis capacidades y saber que soy muy capaz, lo que digan los demás me va a importar poco, muy poco. Y a los demás voy a poder ofrecerles una mejor versión de mí, más libre, más auténtica, más relajada, más yo.

Pero trabajar la autoestima no se hace mirándote al espejo y diciéndote todo lo bonito del mundo; esas son fórmulas vacías de vendehumos de instagram. Trabajar la autoestima tiene su rollo y su esfuerzo, y parte de conocerte y empezar a ver lo bueno que hay en ti y en tu vida. Si te apetece, puedes comenzar por echarle un vistazo a mi eBook «28 días para recuperar tu autoestima», que quizás te ayude. O, tal vez, en tu caso necesites ayuda profesional. Si es así, si ves que sola no puedes BUSCA AYUDA. No eres menos por hacerlo, ni una floja. Es más, hay que ser muy fuerte y muy valiente para asumir que sola no se puede.

E., si te soy sincera, estoy absolutamente segura de que en ti hay cosas maravillosas, pero tu educación te ha puesto una venda en los ojos. Quítatela ya. Estoy segura de que cuando lo hagas, te vas a sorprender con lo que puedes llegar a ver de ti misma.

Con amor,

Eva

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