Las parejas pueden pasar por muchos baches a lo largo de la relación, discusiones, malos entendidos, y en ocasiones también por  problemas sexuales.

Pero parece que ante una buena bronca todos sabemos “más o menos actuar” dejamos que pase el tiempo, nos calmamos, lo hablamos y buscamos una solución, hasta aquí todo perfecto y es lo ideal, pero resulta que muchas veces cuando el problema es de índole sexual no se aborda de la misma manera.

Y me preguntareis y ¿por qué pasa esto? Bueno esto es básicamente mi opinión basándome en lo que he visto en consulta con mis pacientes, los problemas sexuales muchas veces nos desbordan por completo, y da igual muchas veces quien sea el que tiene el “problema” porque ambos miembros de la pareja os veis afectados SIEMPRE.

 

El desconocimiento sobre la sexualidad, el miedo y las inseguridad, todo esto hacen que nos cueste mucho saber tomar una buena decisión que nos ayude a superar este bache, y en ocasiones, debido a todo esto se suelen tomar una serie de actitudes muy dañinas ante el problema:

  1. Hacer como que el problema no va conmigo: Muchas parejas de forma inconsciente o consciente culpan totalmente a la otra persona de que la sexualidad no vaya bien, ya sea porque no aguanta lo suficiente, no se le levanta, no tiene orgasmos, le duele la penetración, etc. y por lo tanto, es esa persona la que se tiene que encargar de solucionarlo porque conmigo no tiene que ver, por lo que no haré nada para remediarlo.
  2. El contrario, atribuir que todo es por mi culpa: Cuando es el otro miembro el que tiene algo que falla, muchas veces nos echamos la culpa a nosotros mismos,«ya no le gustare», “no soy suficiente” “con su ex seguro que no le pasaba” “soy muy torpe y no se darle placer” y todo esto lo que hace es atacar directamente a mi autoestima de forma muy dañina.
  3. Hacer como que el problema no existe: Si no lo veo no está, o algo así seria la idea, muchas parejas lo que hacen es ignorar el problema, no hablar de ello, ni de cómo se sienten, ni como les afecta. Esto por lo general lo que lleva a que las parejas dejen de tener relaciones sexuales de forma progresiva, en ocasiones incluso dejan de tener besos, caricias, abrazos, para evitar que desencadene en sexo.
  4. Plantearme engañar a mi pareja: Y esta es una de las más dañinas y peligrosas, es decir, reducir a mi pareja a eso, como no puedo tener sexo contigo (o no como me gustaría) decido buscarlo fuera. Pero ojo, esto no quiere decir que deciden plantearle a la otra persona abrir la relación, no no, todo a escondidas. Esto lo único que trae es mas frustración, engaño, y como la otra persona se entere destruir por completo su autoestima.
  5. Buscar la solución rápida, y fácil: ¡Claro que si guapi! Todos en este mundo, queremos las soluciones rápidas y que no me hagan pensar mucho. Muchas veces vienen pidiendo la pastilla o el remedio mágico, y siento romperos la pompa, pero esto no es así. Cuando hay problemas sexuales lo que hay que hacer es TERAPIA SEXUAL, y esto requiere de tiempo y esfuerzo por parte de los dos miembros de la pareja. Si esperas que con un juguete, algo de cosmética erótica, o con pastillas todo se solucione, siento decirte que NO.
  6. Terminar la relación: muchas personas deciden, que como los problemas se mantienen (y no han hecho nada para solucionarlo) no quieren estar con una persona que tenga en ese momento problemas sexuales (o que los haya tenido de siempre) y deciden romper la relación, incluso aunque otros aspectos de esta vayan bien.
  7. Esperar que el problema se solucione de forma espontánea: Muy rara vez cualquier problema sexual se soluciona solo, lo más probable en cambio es que vaya a peor y la cosa empeore, por lo que cuanto más lo dejéis, más os costara ponerle solución.
  8. Acudir a un terapeuta cuando ya es demasiado tarde: Cuando ya por fin se toma la decisión de ir a un terapeuta, lo que suelo encontrarme es que, la pareja está ya tan rota, desgastada y se tiene tanto rencor, que superar eso ya es casi imposible. Muchas veces acuden a las dos primeras sesiones y luego la pareja termina por romperse.
  9. La persona que tiene el problema no quiere poner solución: Esto también es algo que suele pasar, la persona que tiene el problema no lo asume, y decide mantenerse en ese punto sin hacer nada, en estos casos esto termina por destruir la relación del todo, ya que la otra persona siente que no se la tiene en cuenta y que no quiere seguir así.

 

La solución para evitar todos estos problemas es la COMUNICACIÓN, es la clave para poner remedio a las dificultades que podáis tener. Si yo no le cuento a mi pareja lo que me pasa, como me siento o que mi pareja tampoco lo haga, no conseguiremos nada. Ignorar los problemas y esperar a que todo pase nunca es solución.

Cuando aparecen dificultades, y se decide hacer todo lo de arriba, lo más probable que pase es que se acumule mucho enfado, rencor y resentimiento hacia la otra persona, y esto termine por poner punto y final a la relación. Saber cuándo es el momento de actuar es crucial, y no tener miedo de preguntar y dejaros ayudar, ya que es lo mejor que podéis hacer.

Además por lo general, la terapia sexual es muy agradecida, es decir, se ven resultados relativamente rápido, hay una parte muy importante donde se trabaja la educación sexual, y entender cómo y porque está pasando lo que pasa y que no sois los únicos también ayuda, y claro está, casi siempre se soluciona el problema por completo (siempre dependerá de cada caso).

Ya que aunque los problemas no sean psicológicos, la terapia ayuda a reajustar la nueva forma que tendrá la pareja de entender la sexualidad juntos, y que valoren realmente si les interesa seguir juntos bajo esas condiciones, pero todo desde el conocimiento y la comunicación.

Autora: Aida Vallés, Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de pareja, [email protected]