Justo después de leer la maravillosa aportación de Sol Aguirre sobre nuestros queridos empotradores, y tras recoger lo que quedaba de mi presencia de ánimo tras ver las fotos de los especímenes elegidos por ella, me he dado cuenta de que en Weloversize, falta una parte esencial de la fauna social: EL EMPOTRATROLL.

Dícese de aquél que da muestras de ser capaz de empotrar, o tener la voluntad e intención de empotrar, de tener la oportunidad y lugar pertinente en bandeja para empotrar… y que luego no empotra.

Un empotrador está señalado básicamente por su actitud y su lenguaje corporal (y verbal), mientras que el empotratroll va por el mundo de forma malévola, como una falsa coral, dejando a su paso insatisfacción y bragas a medio bajar.

Algunas subespecies:

*EMPOTRATROLL TRECE-CATORCE:

Como todos ellos, “parece” un empotrador, te lía, te excita, te provoca; estás a punto de caramelo. Pierdes el sentido ante lo que luce como el polvo de tu vida… nunca lo sabrás, porque justo se tiene que ir a poner comida al gato/ cortar el césped (o mirarlo crecer atentamente)/ visitar a su madre, etc. Si te he visto no me acuerdo. Muchas promesas que nunca se cumplen.

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*EMPOTRATROLL ENGAÑOSO:

Piensas que tu radar no puede fallar. Esos andares masculinos, esos comentarios mordaces, ESA CARA DE PERVERTIDO SOFISTICADO. Ya estás pensando en los juegos eróticos más retorcidos, ya te ves mientras te explica los muchos usos del hueco bajo la escalera de su casa; ya saboreas el polvo salvaje medio vestidos, para que luego repita con calma y talento uno igual de satisfactorio ya desnudos. Porque sí, el empotrador REPITE. Sorry Darling, pero cuando sugieres salirte del misionero, te mira cual perro verde y poco le falta para empezar a exorcizarte.

Y di gracias, maja
Y di gracias, maja

*EMPOTRATROLL AUTOCONVENCIDO:

Como su nombre indica, te engaña su actitud, porque efectivamente se cree un empotrador. Alimenta tu mente, tus fantasías, tus expectativas… tú esperas temblar, perder el raciocinio y la capacidad de ponerte en pie. Te sabes devorada íntegramente por ese animal salvaje y sensual hasta mucho más allá de la saciedad y el vicio más oscuro, ¡Estrellas, fuegos artificiales!, la cosa se queda en un triste petardo cuando descubres que se mueve mucho, pero sin ton ni son, como quien imita una peli porno, aderezado con frases como “Te estoy dando lo tuyo, ¿eh?”, mientras tú, después de un rato, con la libido cayendo en picado (tras haber intentado “sugerir sutilmente alguna preferencia -ignorada-”) y escociéndote ciertas partes esenciales por falta de lubricación, miras al techo… piensas que son las cuatro de la mañana, estás sudada, sin desmaquillar y encima tienes que volver a tu casa a las tantas (SI, y a medias), y qué será lo que has hecho en tu otra vida para merecer algo así. <—- true story de mi primer fingimiento.

Lo que te imaginas
Lo que te imaginas
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Lo que realmente sucede

DÍ NO AL EMPOTRATROLL, cuya misión en la vida es desprestigiar a nuestros adorados dioses de todo lo follable. Yo quiero ir a los Campos Elíseos (a ser posible con Jason Momoa y su pene, Alexander Skarsgard, Gaspard Ulliel, Clive Standen -Rollo en Vikings- etc.), y no al Tártaro a sentirme como Sísifo con la piedra orgásmica que nunca llega a la cima.

Flor Igielski