Buenas chicas, es la primera vez que me atrevo a escribir en esta web, a pesar de ser lectora asidua desde hace mucho. Tengo un cacao mental que ya no sé por dónde salir o por dónde entrar, no sé cómo he llegado a esto y, lo peor de todo, es que tengo clarísimo que no quiero parar.

Tengo 61 años, estoy casada 35 y me he enamorado en Twitter. Sé que suena raro y más para alguien de mi edad, porque prácticamente no sé ni cómo funciona la aplicación. Después de habérmelo negado a mí misma por activa y por pasiva es así, tengo una especie de relación con una persona que no es mi marido, todo es virtual, pero me da alegrías de esta dimensión.

Yo me abrí Twitter porque desde que era adolescente he estado enamorada de un cantante americano, siempre he sido la típica fan loca que ralla con la locura. De hecho, mi madre contaba hasta sus últimos días de vida cómo una vez me encontró con la maleta hecha en la puerta de mi casa, cuando tenía 16 años diciéndole que me iba a Los Ángeles a casarme con mi amor platónico. Lo contaba siempre riéndose, siempre decía que nunca me había visto tan decidida a algo en toda su vida.

Pues eso, que me abrí Twitter para seguirle, porque leí en una revista en la que le entrevistaban que allí contaba todo lo que hacía a diario, colgaba vídeos, fechas de conciertos, pensamientos, etc. Así que me hice una cuenta única y exclusivamente para seguirle y saber todo sobre él, como buena fan que he sido siempre.

El caso es que me empezó a seguir (creo que se dice así) a mí una cuenta idéntica a la oficial de él, con la diferencia de que no tenía el tick ese azul que se supone que verifica quién es. O sea, una cuenta falsa del cantante. Me escribió un correo al Twitter diciéndome que ahora quería acercarse más a sus fans, que por eso se había abierto esa cuenta secundaria, para hablar con nosotras y sentirse más cerca de sus seguidoras que nunca.

Yo sé que no es él porque le hice preguntas trampa, le pregunté que por qué no había venido nunca a España (vino una vez en los años setenta) y me dijo que no había tenido la oportunidad, pero que lo estaba deseando. Ahí fue cuando le pillé, cuando supe que no era él. Pero no os creáis que eso me frenó para seguir mandándonos mensajes.

Pues llevo hablando con él ya siete meses, en inglés. Yo, que no entiendo ni papa del idioma. Me paso la noche usando el traductor, traduciendo lo que él me dice al español y traduciendo lo que yo le quiero decir al inglés. Ahora he cogido hasta algo de soltura y hay frases que no tengo que traducirlas porque ya sé cómo se dice.

Hablamos de madrugada porque él esta en EEUU y son las únicas horas en las que coincidimos despiertos y yo no estoy trabajando, pasamos unas cuatro horas diarias de 22h a 2h de la mañana y siempre le tengo que decir que me desconecto yo, porque él no para, pero es que algo tengo que dormir porque me levanto a las 7h de la mañana para trabajar.

El caso es que mi marido me pilló hace dos meses, porque al parecer me había dejado el rastreo en el historial (o algo así) y estuvo leyendo todos los mensajes, en los que nos decimos que estamos enamorados, que nos vamos a escapar juntos y que algún día nos casaremos. Le expliqué que era todo virtual, que ni siquiera era el cantante, que era un perfil falso, pero que me hacía ilusión y que me hacía sentir bien. Para mi sorpresa, no me pidió que parara.

Hasta ahora.

Ayer le dio un ataque de celos, completamente comprensible, me dijo que no aguantaba más verme sonreír durante horas delante del ordenador, que por favor me cerrara el Twitter, que lo entendiera. Yo me puse a la defensiva y le saqué un obstáculo que pasamos hace años, él me puso los cuernos, con su compañera de trabajo y yo decidí hacer de tripas corazón y seguir adelante con nuestro futuro conjunto. Le dije que si yo aguanté eso, el podría soportar verme sonreírle a una pantalla.

Porque sé que es eso, una pantalla. Una pantalla que vive en USA, no hay manera de que eso se pueda hacer real, pero es que… Me siento tan mal por sentirme tan bien… Me siento guapa, joven, lista, valiente… No sé, me insufla vida, sus mensajes me hacen ilusión, me despiertan mariposas. Llevaba sin ir a la peluquería más de diez años, ahora voy todas las semanas, me hago fotos, me veo preciosa… Me encanta que me diga lo inteligente que soy, lo que le llenan mis palabras… Ay, no sé, es como si tuviera quince años.

De hecho me he comprado un móvil de prepago para que me mande SMS (me da cosa darle mi número de verdad, por si al final es una persona mala) y me he abierto un apartado de correos (igual, no quiero darle mi dirección) porque me ha dicho que me va a mandar un paquete, que necesita hacerme un regalo para sentirme cerca.

Chicas, ¿me estoy volviendo loca? Ya no sé a quién contárselo, ya no sé si debería cerrarme el Twitter y olvidarme de él, mis amigas no me entienden ni un poco y como sé que aquí leen chicas más jóvenes igual a alguna os ha pasado lo mismo que a mí y me podéis entender, aunque sea un poco.

Estoy enamorada, estoy feliz, estoy que exploto ante los mensajes de una persona que nunca voy a conocer y… Me encanta, vuelvo a ser yo otra vez y hacía muchos años que no me pasaba.

 

Anónimo