¿Quién no quiere un michi en su vida? ¿O dos? ¿O veinte? La verdad es que para aquellos que amamos los animales y que queremos tener un compañero de vida en casa, no siempre podemos tenerlos o no siempre sabemos por dónde empezar a adoptarlos.

Otros tienen miedo de adoptar un gato y que luego no sea como esperábamos, o que no conecte con nosotros como querríamos. Pero, por suerte, a día de hoy, hay solución para todo esto y se llama Cafeterías con gatos. Y aunque en un principio pueda chocar el concepto y nos pueda sonar un poco a explotación animal, nada más lejos de la realidad.

Estas cafeterías, que cada vez abren en más ciudades de España, tienen una función muy específica: sacar gatitos de los refugios, darles los cuidados necesarios y un servicio veterinario que de otro modo no podrían tener, y darles la oportunidad de que encuentren un hogar definitivo. Sí, así es como funcionan. Yo, personalmente, la que mejor conozco es La Gatoteca, en Madrid —que es de la que voy a hablar en detalle—, pero he ido a otra en Castellón y sé que hay por más ciudades. Cada una tendrá su modo de pago, pero al final todas funcionan por y para lo mismo.

La Gatoteca tiene un funcionamiento adaptado a los michis que allí viven. Está gestionada por la asociación ABRIGA, que lleva años dedicándose al rescate y cuidado de gatos callejeros y abandonados. Esta idea nació no solo para ayudar a conseguir fondos para estos gatetes, sino también para que aquellos que quisieran, pudieran acercarse a conocerlos y, en caso de conectar con alguno, o algunos, tener la opción de adoptarlos. Además, ellos te ayudan en todo momento durante el proceso de adopción para que sea mucho más sencillo.

Cuando un nuevo michi llega a La Gatoteca, lo llevan a una zona privada donde no solo reciben sus cuidados básicos y veterinarios, sino donde pasan un período de adaptación con los humanos y otros gatos. Algunos de estos gatos necesitan a veces operaciones un poco más complicadas, o medicaciones costosas que se financian gracias al apoyo de las personas que colaboran yendo, comprando los productos de la tienda o aportando a través de su página. Cada gato tiene su período de recuperación y adaptación, así que van saliendo a la colonia a medida que están listos.

Y la colonia que podemos visitar, es la que se conoce como La Gatoteca, la parte visible de la misma, un espacio tranquilo, con infinidad de camitas, rascadores, juguetes, cuencos de comida, fuentes de agua y areneros donde los gatitos pueden hacer su vida. Por supuesto, hay un aforo muy reducido para no saturar a los gatitos, y siempre hay que reservar antes de ir. Pero una vez tenemos la reserva, ya solo es ir y disfrutar.

Cuando uno llega, te ponen una pulsera con la hora de entrada —porque sí, en este caso se paga por tiempo—, y te dejan coger una consumición, que va desde botellas de agua, zumos y refrescos —siempre servidos en vasos de papel—, hasta tés y cafés. La primera consumición es gratis, pero si quieres más hay que hacer una pequeña donación extra. La cosa es que una vez tenemos nuestro vasito, ya podemos pasar a disfrutar de la colonia, un montón de gatetes que jugarán contigo, a los que podrás ver dormir, acariciar, hacerles fotos… Y enamorarte de ellos. Porque sí, es imposible salir de allí sin enamorarte de alguno de esos angelitos de cuatro patas.

Gracias a estos proyectos, cientos de gatos —no, no exagero— han encontrado ya su hogar. Y no solo eso, sino que también muchos niños, siempre acompañados por adultos, han podido interactuar con gatos antes de decidir si de verdad quieren asumir la responsabilidad de cuidar de uno. Para los amantes de los gatos, tengamos o no alguno en casa, es un lugar de paz, precioso, donde disfrutar como enanos. Para aquellos que no sabéis dónde adoptar un gatito o cómo hacerlo, este es el lugar ideal para conocer al que será vuestro compañero y que os asesoren para que el proceso sea lo más sencillo posible.

Así que, si estáis pensando en tener uno, aumentar la familia gatuna que ya tenéis, o simplemente queréis pasar tiempo entre gatitos, buscad si en vuestra ciudad hay uno de estos lugares tan curiosos, y en caso de que no sea así, visitad uno cuando vayáis a otra ciudad que sí tenga. Os prometo que es una experiencia que querréis repetir una y otra vez.

 

Nari Springfield