La llegada de un hijo te cambia significativamente la dinámica de las relaciones sociales. Cuando fui madre por primera vez me di cuenta de que mi vida no volvería a ser la misma. Al tener un hijo pierdes muchas amistades por el camino, amigos que no vienen ni a conocer a tu hijo, otros que no tienen hijos y no hacen el más mínimo esfuerzo por adaptar sus planes a tus nuevas necesidades… pero es que con el segundo ya los poquitos que te quedaban desaparecen también, porque si ya era difícil hacer planes teniendo un hijo, ya con dos ni os cuento.

Cuando di la noticia de mi primer embarazo a los amigos y familiares, todo el mundo estaba entusiasmado y la mayoría de la gente lo siguió de cerca. Pero cuando nació mi hijo, muchos de esos amigos que habían festejado la llegada de un nuevo miembro a la familia, ni siquiera se preocuparon de venir a conocerlo. No sé por qué, simplemente no les apeteció desplazarse a mi casa o estaban demasiado ocupados.

Las que también sois madres, lo sabéis, que a veces te duele más lo que les hacen a tus hijos que lo que puedan hacerte a ti, y para mi fue un gran desprecio que gente a la que yo consideraba amigos, no se interesaran por mi bebé. Así que hice muchas cruces a raíz de nacer mi retoño.

Luego están los que sí vinieron a verle, me trajeron un regalo, pero pretendían que yo siguiera haciendo los mismos planes con ellos que antes de la llegada de mi hijo. La falta de comprensión por parte de algunos amigos puede llevar a la distancia. Entiendo que si no tienes hijos no sabes lo que eso conlleva, y la falta de empatía por su parte hasta es comprensible. Yo dejé de poder salir a cenar un domingo o a tomar chupitos un sábado, así que muchas de esas personas me tacharon de su lista de amigos. Nunca pretendí que cambiaran totalmente sus planes o su forma de disfrutar del ocio por mí, pero haber quedado algún día para comer en una zona que me viniera a mi bien, no habría estado mal.

Con el nacimiento del segundo hijo, las responsabilidades y desafíos suelen aumentar. Si con un hijo tenía poco tiempo libre, ya con dos ni os cuento. Y si, con mi primer hijo fueron muchos amigos y familia los que se acercaron a conocerlo, pero en el caso del segundo, como ya no es la novedad, muchos de ellos no se han tomado esa molestia. Mi bebé tiene casi 5 meses, y aún hay familia muy cercana que no ha venido a conocerlo.

No os podéis imaginar el gran número de regalos que recibí para mi primogénito. Hasta mi tía abuela del pueblo, que ni conozco, le dio un detallito a mi madre para que me lo diera. Para el segundo, ni siquiera toda mi familia más cerca ha respondido bien al nacimiento del pequeño. Y regalos, ha recibido menos de la mitad que su hermano. Yo sé que el segundo hijo hereda muchas cosas del hermano: ropa, cuna, carrito, bañera… Prácticamente lo tenía todo, y puede que por eso la gente no se anima tanto a regalarte cosas, porque creen que no te hace falta. Pero, ¿sabéis algo que nunca sobra? Pañales. Para mí, un paquete de pañales es el mejor obsequio que podrían hacerme para mi bebé.

Al final, tener hijos te cambia la vida, pierdes amistades por distintos motivos y gente que creías que estaría siempre a tu lado, pues no lo está.

Lo único que puedes hacer, si no quieres quedarte sola del todo, es entablar nuevas amistades con un ritmo de vida parecido al tuyo. Los papás del cole de tu hijo serán tus nuevos amigos. Tus planes de fin de semana serán ir al campo con las bicis o, si hace frío, a merendar al centro comercial o a un parque de bolas.

Hay que abrir un poco la mente y dejar entrar a gente nueva a tu vida.