Está claro que las bodas son un hito todavía muy importante a día de hoy en muchos niveles, y si formas parte de un grupo de amigos y no te invitan a su boda el primer impulso es culpar a los novios.
Sí, puede doler mucho, quizá la novia es amiga tuya desde el colegio, o el novio es tu mejor amigo de la universidad, pero párate a pensar por un momento en otras cosas que han podido pasar entre lo que tú piensas que ha sido y lo que seguramente ocurra de verdad:
1- Logística: puede ser que por economía, tamaño de la boda o número de asistentes pactado no te hayan invitado. Duele, porque entonces empezarás a pensar que por qué a tal persona sí y a tí no, pero muchas veces es por organización, ni más ni menos.
Ahora, si aún así crees que eres lo suficientemente importante en la vida de los novios para que hubieses pasado el filtro, quizá es que vives un poco en fantasías y no en la realidad: si fuera así, te habrían invitado.
2- Por decisiones de una de las partes: quizá no te lleves tan bien con uno de los dos y por eso prescindan de tí en el evento, aunque con el otro te lleves de maravilla. Al final se casan ambos, es normal que quieran solo a gente que ambos quieren.
3- El problema eres tú, como bien dice el título. Quizá les hayas hecho algo que les molestase, a lo mejor no eres tan buena amiga como piensas o simplemente intuyen que no te hace ilusión ir. Las razones pueden ser miles, pero yo os aseguro que a las bodas que me hacía ilusión ir y con quien tenía mucha relación he sido invitada.
Algo falla si no es así, pero nunca ponemos el foco hacia dentro y pensamos que podemos ser nosotros.
Ahora, párate a pensar, ¿realmente te sientes tan unida a esa pareja que crees que mereces estar en la boda? ¿o te hace verdadera ilusión asistir y te ha puesto muy triste no recibir invitación?
Si te fijas, las dos preguntas son muy diferentes entre sí, en las bodas no nos “merecemos” nada, hacemos las cosas porque así lo sentimos, y si hemos sido buenos con los novios en el pasado no es un intercambio a que me tienen que invitar a su boda.
Realmente analiza por qué quieres ir, y si surge de un deseo genuino, puedes hablar con ellos y comunicárselo, seguramente todavía estéis a tiempo de encontrar una solución y evitar un drama.
Y mira, si ni hablándolo se soluciona, piensa en el dineral de regalo que vas a ahorrarte y vete de fin de semana con esa pasta, ¡y a tomar por culo!
Tefaltaperreo.