Pues sí, resulta que hay a gente a la que le importa, incluso le molesta, que tengas vida mientras hablas con ellos.

Hace poco estuve hablando con un chico que había conocido por Internet, estuvimos hablando como un mes pero por una cosa o por otra no conseguíamos quedar. Hablábamos con cierta asiduidad, es verdad, pero ninguno de los dos sacaba tiempo para el otro. Supongo que teníamos cosas más interesantes que hacer. Yo tenía ganas la verdad, era mono y congeniábamos bien a través del chat. Pero claro, de un chat a la vida real la cosa cambia y de qué manera; y yo lo siento en el alma pero hasta que no me tomo unas cañas con alguien no decido. El caso es que en medio de todas estas conversaciones guays, con buen rollo y demás, hubo una noche que no contesté. Y sí, para que nos vamos a engañar, no contesté porque estaba dándolo todo con un señor que sí sacó tiempo para mí. Cuestión de prioridades lo llaman. Era un tío del pasado con el que no hay absolutamente ningún tipo de relación pero que de vez en cuando nos alegramos la vida y nos ponemos al día. Nos caemos bien y follamos. Nada más.

La movida fue que aquí mi colega el ministro ocupado me montó un pollo porque le dije que había quedado con un amigo y que por eso no había podido quedar.

A ver si lo entiendo, la gente ahora se piensa que por hablar o medio tontear ya queremos matrimonio o ¿cómo va el asunto?

Somos libres, señores y señoras. LIBRES.

De hablar por whatsapp a tener una relación seria hay un mundo y a mí perdondadme, pero me gusta hacer mi vida sin tener que dar explicaciones a gente que acabo de conocer.

Que puede que esa persona te mole y no te haga ninguna gracia que quede con otros, pues sí. Pero no es nada tuyo, no puedes exigirle exclusividad cuando ni siquiera la has visto en persona aún. Es de locos queridos y queridas.

Pues por lo visto este señor así debió pensarlo y me dijo que no le parecía ni medio normal que yo andase quedando con «amigos». Pues muy bien, majo; que vaya bien.

Como decía mi abuela: quien quiera peces que se moje el culo. No vamos a esperar sentadas a que decidas dejar de marear la perdiz, tenemos vida más allá de tu culo y la vamos a aprovechar como deberías hacer tú.

Tontear con alguien no significa tener exclusividad absoluta y no, no soy ninguna guarra ni ninguna fresca. Soy una mujer libre que decide con quien quiere acostarse y con quien levantarse; y sobretodo con quien quiere pasar el resto de su vida y disfrutar de la exclusividad de sus besos. Engancharse a gente que ni siquiera conoces o con la que has compartido un par de cañas no es sano a no ser que tengas claro que es el hombre o la mujer de tu vida y así lo hagas saber (o mejor dicho, demostrar).

Quizá todo esto no pasaría si todos fuéramos un poquito más claros, si no andásemos escribiéndonos con gente que ni fu ni fa, si dijéramos lo que sentimos de verdad, si no jugásemos con los sentimientos de verdad. Todo sería mucho más fácil. Mucho más verdadero.

Así que por favor, no me pidas compromiso ni exclusividad si tú no estás dispuesto a ofrecer lo mismo y mucho menos sin que sea de mutuo acuerdo. Que no digo yo que haya que firmar un contrato pero doy por hecho que todos tenemos un poquito de sentido común y sabemos diferenciar lo que es de lo que no es.

Dicho esto, quedad con toda la gente que queráis, besar todos los sapos del mundo hasta que se conviertan en príncipes o en vikingos, follad con cabeza y con libertad y amaos mucho, por encima de vuestras posibilidad; que no venga nadie a deciros de quién sois propiedad.

Imagen de portada: Photo by Annie Spratt on Unsplash