Si te fuiste por una razón, no vuelvas con una excusa

Todo iba bien. O eso pensabas… Parecía interesado, el sexo era fantástico, hablábais de cualquier tema, llevábais muchísimo tiempo quedando. O incluso estábais en una relación ya. Y de pronto se esfuma. No vuelve a dar señales y no sabes por qué. ¿A dónde se fue el feeling? ¿Para cuándo la gente con manual de instrucciones incluído?

Te pones a darle vueltas. ¿Sería por aquello que dije? ¿Le agobié? ¿Dejé de gustarle? Para. No te culpes, no intentes saber la razón. Ser adulto es dejar de preguntarse por qué. Quieres saber el motivo para poder encauzar lo que tú piensas que hiciste mal, porque siempre tienes poca suerte en estos temas… El problema no eres tú. Déjame que te diga que una decepción puede recolocarnos las prioridades. A eso yo también le llamo tener suerte. Hay quien te suelta en medio del abismo y no sabes el favor que te hacen.

Qué paz cuando ya no te importa por qué se fue de tu vida y aceptas que no sirve retener al que no se quiere quedar. Llegará el día en que te reirás de lo que te hacía llorar, entenderás que puedes elegir por quien llorar y con quién reir. Qué alivio soltar al que te soltó. ¡No extrañar más al que ya te olvidó!

Y cuando tú habías recompuesto los pedazos de tu corazón, tras poco o mucho tiempo, aparece. Aparece como si nada hubiese pasado, sin esa razón que tú te preguntabas. Como si nada hubiese cambiado. Pero sí ha cambiado. Tú has cambiado. No eres lo que eras y aunque lo extrañes, no quieras volver. Elige el presente. Elígete a ti.

Quizás la vida nos pone a estas personas por algo. Puede que no sea casualidad, cuando la vida insiste en cruzarte con algunas personas una y otra vez. Quizás te queda algo por aprender. Que ahora no necesitarás eso que creías que te mataría si te faltaba. Porque la vida es maravillosa cuando te eliges. Sentirse bien es una decisión. Y vas a decidir quererte.