Juro y perjuro que he aguantado mil y una perrerías en mi vida amorosa, pero cuando son mis amigas las que sufren me convierto en una licántropa capaz de arrancar el corazón al imbécil en cuestión. Es un poco lo de “consejos vendo y para mí no tengo” que siempre dice mi abuela. Supongo que por eso me parece tremendamente fácil detectar a un capullo a leguas si son mis amigas las que se lo están ligando y cuando se trata de mí voy de culo y sin frenos.

Resulta que una de mis grandes amigas de toda la vida se echó un noviete. Al principio todas nos alegramos un montón porque estaba superilusionada, pero a las dos semanas algo empezó a sonar raro.

En primer lugar, hablaba de él como un premio que le había costado mucho conseguir y que podía perder en cualquier momento. Nos extrañó muchísimo, porque mi amiga jamás ha tenido esa actitud con sus parejas. Para que os hagáis una idea, algunas frasecitas que soltó fueron:

“Yo sé que es demasiado para mí.”

“Me da miedo que se de cuenta de que hay chicas mejores.”

“Me ha costado mucho lograr que se fije en mí.”

¿PERDONA TÍA? Tú eres un Lamborghini. Tú eres una fucking paleta de Anastasia Beverly Hills. Tú eres el nuevo capítulo de Juego de Tronos. ¿De qué vas diciendo esas cosas?

Después de subirle un poquito el ánimo, la cosa no mejoró. Dejó de salir con nosotras y nos empezamos a preocupar. Aclaro que en ningún momento le dijimos nada malo del maromo en cuestión. Aquí cada una se pega sus hostias y luego ya nos ayudamos entre nosotras a levantarnos. Sea como sea, estaba fría y distante.

Pasaron las semanas y el chiquillo le puso los cuernos. No una ni dos veces. Incontables. Ella le perdonó.

Obviamente estabamos muy preocupadas y nos metimos un poquito.

– Pero cielo, ¿tú eres feliz?

– Sí, sí.

– Bueno. Si en algún momento ves que no puedes más, que sería totalmente lógico, puedes dejarlo.

– ¿Cómo voy a dejarle? Si es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Lo que queríamos decirle era que ese chico era un puto mierdas, pero hablarle con paternalismo y juzgar su situación solamente iba a alejarla más del grupo. Queríamos que supiese que estaríamos ahí pasase lo que pasase.

Un día le hizo clic algo en la cabeza y le mandó a paseo. Sonó música de góspel, el cielo se iluminó y nos fuimos a celebrarlo. Con un par de cervezas de más mi amiga, que es tremendamente sabia (aunque este espécimen le hizo dudar de sí misma) nos dijo:

«Si un chico te hace creer que no vales lo suficiente para estar con él, que en cualquier momento te puede perder porque tiene mil candidatas, que no estás a su altura… Quien no te merece es él.»

Aplicaos el consejo, amigas de WeLoversize. Si os hace sentir de menos es porque él está de más en vuestra vida.