Siete bragas para siete días: el pack de bragas que me amarga la existencia

 

¿Cada cuánto tiempo compráis bragas?

Yo solo salgo a comprar bragas cuando voy a por una al cajón, veo las alternativas de que dispongo y me digo: ‘Por favor, que no ocurra una desgracia que provoque que alguien me tenga que desnudar y poner un camisón de esos abiertos por detrás mientras estoy inconsciente’.

En mi caso, cuando las únicas bragas que me quedan decentes son las que están a secar, ha llegado el momento de ir a comprar más.

Y resulta que hace unas cuantas semanas destrocé mis bragas favoritas. Las últimas del cajón que no me marcaban, no me hacían efecto persiana y no se me metían por ninguna parte en la que no se tuvieran que meter.

No me digáis cómo, pero se enganchó un hilito suelto en el adhesivo de la compresa y cuando tiré de ella para retirarla… ¡zas! A la mierda medio metro de goma.

Qué fucking tragedia.

Siete bragas para siete días: el pack de bragas que me amarga la existencia
Foto de Karolina Grabowska en Pexels

 

Total, que allá me voy a mi tienda de cabecera, esa que vende braguitas de algodón de calidad media, precio popular y hasta la talla XL.

La verdad, iba con prisa y no encontré el pack de tres en negro o blanco/negro/gris que suelo llevar, sino que, cuando ya iba a desistir, vi unas muy parecidas en un paquetito de siete unidades en varios colores.

Llego a casa, las saco del plástico y observo que no son totalmente lisas, tienen una palabra escrita en un trazo fino y delicado en el centro de la parte delantera.

Cojo una, me fijo mejor y leo: Monday.

Me cago en mi manto, me he comprado unas bragas con los días de la semana. ¿Qué tengo, cinco años?

Agradezco que al menos no tengan dibujitos de princesas Disney, ya se sabe que la ropa interior no se puede devolver.

 

Siete bragas para siete días: el pack de bragas que me amarga la existencia

 

Así, de primeras, pensé que el rollo ese de los días de la semana no era tan grave. Las estrené un martes y todo bien.

La talla era perfecta, el color de esas en concreto muy mono y no me maltrataron de ninguna forma. ¡Bien! ¡Aprobado! ¿Estamos mis partes y yo contentas con la compra?

¿Sí?

NO.

Lamentablemente, a partir de ahí la experiencia fue a peor.

Siete bragas para siete días: el pack de bragas que me amarga la existencia
Foto de Julia Larson en Pexels

En primer lugar, porque, a ver ¿cómo coño es posible que, si las siete bragas son de la misma talla y venían en el mismo pack, todas me sienten diferente? En serio, que alguien me lo explique porque no lo entiendo.

Martes, jueves y domingo genial, me van perfectas. Las tres me resultan cómodas. Una pena que, de las tres elegidas, una sea del color más feo de las siete. El color seleccionado para mi braga dominguera refleja mi estado de ánimo habitual ese día. Es un gris verdoso enfermizo como desganado y resacoso.

Las del lunes y viernes me aprietan, me dejan marca y se enrollan cuando me siento. Me quitan las ganas de vivir. No sé. A mí ya no me parece casualidad que eso ocurra con justo con las de esos días. Los lunes son lo peor para casi todo el mundo. Y, por mi trabajo, le he cogido mucha manía a los viernes. O sea, molar me molan, pero de la hora de salir del curro en adelante, porque durante mi jornada laboral, los viernes son un infierno. Máxime con estas bragas cabronas.

La del miércoles me va un pelín floja. Lo justo para que se me la vayan comiendo los pantalones. Paso, paso, paso… se me bajan… Paso, paso, paso… se me queda la raja al descubierto. Paso, paso, paso… si no fuese por la potra del pantalón ya estarían en el suelo. Me sacan de quicio.

Por último, las del sábado. Las del sábado se me meten en el culo. Todo el maldito rato. Entiendo que será por eso de ‘sábado, sabadete’, pero, no sé, chica, que me lleven al cine antes o algo.

 

Siete bragas para siete días: el pack de bragas que me amarga la existencia

 

Y vosotras os diréis: ‘Usa las tres que te van bien y deja las demás para emergencias, mujer’.

Siete bragas para siete días: el pack de bragas que me amarga la existencia
Foto de Karolina Grabowska en Pexels

Ya… Es que…

He aquí el problema principal de mis siete bragas para siete días… soy incapaz de ponérmelas el día que no toca. No puedo, me pone muy nerviosa.

Soy muy consciente de que no va a saltar ninguna alarma ni a desatarse ningún apocalipsis textil si lo hago, pero… yo lo sabría y mi mente cuadriculada no lo tolera.

Si se me han descontrolado las lavadoras pendientes o se me ha perdido alguna en el limbo de la colada, no puedo sustituirla por alguna de sus hermanas. Jamás. Usaré alguna braga de la vergüenza, de la regla o lo que sea necesario.

Lo que sea con tal de evitar el error de calendario.

Y es que, sin necesidad de recrear trágicos ingresos hospitalarios repentinos, pongamos que un día pillo y, cuando estemos a ello, el chico se fija en que en mis bragas pone martes ¡estando a viernes! ¿Qué iba a pensar el chaval? ¿Que no me ducho desde hace tres días?

¡No lo quiero ni imaginar!

 

Imagen destacada de Karolina Grabowska en Pexels