El otro día leí una frase en la biografía de una influencer muy famosa: “Nunca compares tu felicidad, tu cuerpo, tus relaciones ni tus metas en la vida con NADIE”. Tiene toda la razón, eso no lo pongo en duda. Aunque también he de reconocer que a veces es difícil.

Si no os importa, voy a desgranar la frase parte por parte.

La felicidad.  La felicidad es relativa, y cada una la percibe de una forma distinta. Para mí, la felicidad es la ausencia de problemas. La conjunción de bienestar mental y físico. Hasta aquí bien, pero entonces, entras en el temido Instagram y todos tus principios se desmoronan. Ves fiestas en playas paradisíacas, amigos en barco por la Costa Brava, y te sorprendes pensando: “¡Ah no, amiga! La felicidad es esto”.

Tendría que releer el post mi vida sin Instagram y vivir por encima de todas estas pequeñeces del siglo XXI. Lo he intentado, creedme, pero no puedo. Así que, sin  querer, te comparas. Todas tus creencias quedan desdibujadas por la absurda afirmación que la vida del otro es mejor. Mi conclusión final siempre que reflexiono sobre este tema siempre es la misma:

 

love yourself

 

¿Qué más da? Tu vida es la tuya, y es la única que tienes. Hazte un favor y vívela.

Seguimos con el cuerpo. No hay nada más fácil de comparar que el cuerpo. Está allí. A la vista de todos y la comparación es inevitable. Nos han educado a venerar cuerpos imposibles y a odiar los que no entran en el concepto de normales.

¿Normales? O si lo buscas en sinónimos, vulgares.

Nos pasamos la vida buscando lo que nos diferencia de los demás, pero, por otro lado, queremos que nuestros cuerpos sean iguales a los de los otros.

Estamos súper equivocadas. Nuestras peculiaridades son las que hacen de nuestros cuerpos unos cuerpazos únicos e irrepetibles. Por lo tanto, querámonos, pero hagámoslo bien. Nuestro cuerpo nos acompañará toda la vida. No lo comparemos con el de nadie más, ni queramos que se parezca al de nadie sólo porque encaje mejor en los cánones socialmente aceptados.

 

love your body

 

Las relaciones. Hay la absurda creencia que lo que tienen los demás siempre es mejor. Me gustaría echar la culpa de esto a la sociedad y la educación pero no sé si puedo esta vez. Al final, es culpa nuestra. Tenemos que aprender a valorar a quién tenemos a nuestro lado, a quién nos acompaña en nuestro viaje por la vida y quererlo de forma única y especial, que es lo que es, y es lo que se merece.

Y llegamos a la última parte de todo esto, las metas. Aquí hay plancha, que dirían en Telecinco. En este punto se pueden conjugar todos los anteriores. Hay quien quiere ser madre, hay quien quiere viajar. O quizás, ponerse a estudiar de nuevo. O quien quiere adelgazar para correr un maratón. También las hay que quieren encontrar el amor o dejar una relación que las hace infelices. Hay tantísimos objetivos a marcarse en una vida. Al final, ¿qué son los objetivos? Son goals vitales que te marcas para acercarte cada vez más a la felicidad. Y, cómo ya hemos dicho antes, la felicidad es relativa y cada uno la entiende de una forma diferente. Cada meta es única, igual que nuestra forma de entender la felicidad.

 

llegando a la meta

 

Por lo tanto, sí, estoy de acuerdo con la frase. NO  debemos compararnos con NADIE NUNCA. Y para terminar, una frase para la reflexión que me ayuda mucho cuando me meto en la rueda de hámster de la comparación:

“Sólo compárate con la persona que fuiste ayer”