Suegradrama, las sábanas estaban llenas de moho. ¿Descuido o intención?

 

Os pondré un poco en antecedentes para situar bien el caso. 

Hace unos diez años conocí al amor de mi vida, mi actual marido. Estuvimos juntos unos 8 años y después decidimos casarnos. Hasta ahí todo normal… o casi.

Resulta que en su familia siempre han sido pequeños empresarios con varias tiendas distribuidas por su ciudad, y por el contrario mi familia es de trabajadores de toda la vida, como tantos otros a los que les cuesta llegar a final de mes.

Cuando conocí a mi chico, yo no sabía a qué se dedicaba ni mucho menos conocía la economía de su familia, ya que somos de ciudades diferentes. Nos conocimos por casualidad, pero si os soy sincera, desde que lo vi me enamoré.

Al principio me costó mucho dar el paso de estar juntos, (si es por él, desde el primer día), porque era 12 años mayor que yo, pero una vez superado ese miedo, gracias sobre todo a mis amigas, todo fue rodado. 

A los 3 años y medio de estar juntos viéndonos los fines de semana y pasando las vacaciones juntos, decidimos irnos a su ciudad y vivir allí, ya que él tenía casa y yo vivía con mis padres.

Por suerte para aquel entonces yo ya había encontrado un trabajo más o menos estable, por lo que no iba a considerarme una mantenida y estaba contenta de dar ese paso.

Como en toda historia, tiene que aparecer la suegra, y en la mía no iba a ser menos. 

La mujer no me aceptaba mucho, porque en su familia se cuidan bastante el físico, la ropa, maquillaje etc. Y yo soy una chica bajita, regordeta, y dejada en el sentido de que no me maquillo ni arreglo en exceso nunca a no ser para algún evento especial tipo boda.

La mujer nunca fue directa conmigo, pero sus detalles eran demoledores. Como por ejemplo si alguna vez estábamos en su casa y venía alguien de fuera, a las parejas de sus otros hij@s los presentaba como sus nueras o yerno, mientras que yo era “la amiga de Raúl“.  

Podéis imaginar mi cara con estas cosas… y no, mi chico nunca le dijo nada (¡¡lo sé, es para matarlo!!)

También en alguna ocasión especial, cuando se hacía foto de familia con todos juntos me pedía amablemente que me apartara de la foto.

“Detallitos“ de estos, a rabiar…  Yo al principio me enfadaba con mi chico porque contra su madre nunca decía nada, pero llegó un momento que decidí pasar del tema, empezar a vernos de pascuas a ramos y cuando me hacía alguna putada sonreírle muy amablemente, y os aseguro que fue lo que más le escoció.

A lo que vamos, que hace un par de años mi chico y yo decidimos casarnos.

Hablamos con mi familia, y todo fue alegría por su parte.

Hablamos con su familia, y todo fue sorpresa por su parte, que digo yo, después de 8 años y pico juntos…. no es mucha sorpresa que una pareja se case, pero bueno…

A los pocos días me llama su madre por teléfono como una fiera, para decirme que a ver porqué le hacemos esto, que ella no entiende por qué nos tenemos que casar, que mucho menos le parece bien que nos casemos por la iglesia etc… 

La verdad es que yo me quedé blanca y no super reaccionar. A toro pasado sí pienso en lo que debería haberle dicho pero os juro que en ese momento no pude. 

Solamente le dije: “hable con su hijo“ y le colgué.

Me quedé muy chafada y llamé a mi chico para contárselo, entre un enfado monumental y muchas –lágrimas.

Él llamó a su madre muy enfadado por primera vez en su vida, y de su boca (si, si, la de la suegra)  solo salieron excusas, y por supuesto el resumen final era que yo la había malinterpretado.

Mi chico por primera vez puso a su madre en su sitio y creo que ese fue el detonante para lo que pasó después.

Mi suegro está enfermo, y por deferencia a él (que nunca ha tenido un mal gesto hacia mí) decidimos casarnos en su ciudad y no en la mía. 

Como es normal, toda mi familia tenía que trasladarse, y si acudir a una boda ya es caro, hacerlo en otra ciudad es mucho más, por lo que yo intenté facilitar a mi familia todo lo posible para que gastasen lo mínimo… y no, no salió bien.

Los padres de mi chico tienen una casa a las afueras de la ciudad que no utilizan, y yo comenté que allí podría dormir mi familia los dos días que se iban a quedar aquí.

La cara de mi suegra cuando se lo dijimos pasó por las mismas etapas del duelo, primero negación, después ira antes de llegar a la negociación, depresión y tristeza infinita y finalmente aceptación. Todo ello en pocos minutos… Parecía que en vez de una llave le había pedido su único riñón.

Finalmente accedió y una semana antes de la boda yo tenía la llave para ir a limpiar y cambiar las sábanas de las habitaciones etc…

Yo había quedado de ir con mi madre, que iba a ayudarnos, un martes, y ella fue el lunes y por supuesto también el martes para ver qué hacíamos.

Cuando llegamos mi madre, mi chico y yo, nos dijo que ya había limpiado todo ella y puesto sábanas y mantas. 

Como yo no me fiaba, decidimos barrer y fregar todo “de nuevo“, y os aseguro que ese agua quedó negra como un tizón, eso no se fregaba hacía años.

Entramos en todas las habitaciones para barrer y fregar, y efectivamente vi que las sábanas estaban cambiadas y con mantas por encima, por lo que no me preocupé más de eso. ¡¡Gran error!!

El viernes por la noche llegaba mi familia, e hicimos una cena de picoteo para estar todos juntos antes de la boda.

Por respeto a las personas mayores que había, se decidió que quien quisiera fumar lo hiciera fuera de la casa, por lo que en un momento dado yo salgo a hablar con los que estaban fuera y me encuentro a varios familiares buscando hotel. Todo esto a las 11 de la noche. 

Yo no entiendo nada, nadie me ha explicado nada, y pregunto.

Me hacen subir a las habitaciones y abren la cama. ¡¡Todas las sábanas y mantas llenas de moho!! Pero no un poco…. ¡¡¡todo lleno por el lado de dentro!!! 

Yo no encuentro consuelo, llamo a mi pareja para pedirle explicaciones, que el pobre no sabía nada tampoco pero es que necesitaba desahogarme. 

Y allí me encuentro, unas horas antes de mi boda, con mis invitados, mi familia!! Y en este plan. Quiero llamar a mi suegra con un enfado monumental pero mi madre y mi tía me piden que por favor no lo haga, que no es el día, que disfrute y me tranquilice que ya se arreglará todo.

Como podéis imaginar encontrar un hotel a esas horas es muy complicado, por lo que solo cuatro personas pudieron irse, y otras cuatro tuvieron que quedarse a dormir allí, que aunque les llevé sábanas limpias de mi casa y les pedí mil perdones, ellos ya no estuvieron a gusto esa noche.

Llegué a casa a las tantas, no podía dejar de pensar en eso y no podía dormir. 

¿Creéis que lo hizo aposta o fue sin querer y que no las vio? 

La verdad es que yo no sé que pensar, pero es que no verlo, con los corros tan enormes de moho que tenían, me parece raro. Después entre la vergüenza que sentí, la rabia y la frustración, ya no disfruté igual la boda.

Mis familiares a día de hoy sólo dicen que es una anécdota más a contar cuando se hable de mi boda y que no fue importante, pero a mí me afectó mucho.

Tras esto, mi marido me suplicó que no le dijese nada a su madre, que es mayor, que no se habría dado cuenta… y por él no ardió Troya, pero a día de hoy sigo con la espina clavada.

 

Xana.