MI MÁS BENDITA CASUALIDAD

Esta no es mi historia. Esta es la historia de Susana.

Susana es la novia de mi compañero de trabajo. Y hoy, me ha pedido que comparta con vosotras (y vosotros) la historia de su vida. De cómo la casualidad y un juego le salvaron la vida.

Todo esto pasó hace 16 años y, por suerte, su historia tiene un final feliz.

Susana trabajaba como técnico de rayos. Era joven, era su primer trabajo, y realmente le apasionaba lo que hacía.

Un día, su jefa le pidió si podían quedarse un par de horas de más, porque iban a traer una máquina nueva para hacer mamografías y ella no podía quedarse. Sin problema, Susana se quedó con una compañera mientras instalaban la máquina.

Como terminaron antes de lo previsto, y aún les quedaba media hora hasta terminar, se pusieron a investigar el aparato. “El juguete nuevo”, como Susana le llamaba.

Una vez estuvieron seguras de cómo funcionaba, decidieron probar a hacer una mamografía de verdad. Se suponía que la nueva máquina daba unas imágenes mucho más nítidas, aunque no supieran interpretar los resultados seguro que notarían la diferencia.

Echaron a suertes quien ponía la teta, y le tocó a Susana. “¡Vaya mala pata! Pensó, pues le encantaba jugar con los botones.

Hicieron la mamografía y se marcharon a casa. Al fin y al cabo, no eran médicos, por lo que la parte de mirar las radiografías no le interesaba demasiado.

Al día siguiente, nada más llegar, la directora la estaba esperando en el despacho. Con ella, estaban los otros dos médicos de la clínica. Susana estaba convencida de que iban a echarle la bronca por haberse hecho la mamografía sin permiso. Pero pronto se dio cuenta de que el ambiente estaba muy serio para ser una simple bronca.

Su jefa le preguntó si era cierto que la teta que habían encontrado al lado de la máquina era suya. Asintió, mientras empezaba a ponerse nerviosa.

Por lo visto, habían visto una pequeña sombra en el lado izquierdo y querían hacerle más pruebas.

Descubrieron un cáncer de pecho minúsculo, casi sin desarrollar. Y, por suerte, estaban muy a tiempo de poder atacarlo.

No entraré en detalles porque Susana ha intentado borrar todo aquello de su memoria. Pero como ya sabéis, todo salió bien.

A día de hoy, lleva 15 años y medio limpia, libre del bicho. No ha vuelto a haber indicios de nada. Su jefa se encarga personalmente de hacerle todas las revisiones necesarias.

Y todo gracias a una bendita casualidad. A su bendita casualidad.

¿Qué hubiera pasado si su jefa le hubiera pedido a otro técnico que se quedase aquel día en vez de ella?

¿Qué hubiera pasado si hubiese sido su compañera la encargada de poner la teta?

¿Qué hubiera pasado si ella hubiera tenido un trabajo diferente?

Tal vez la historia de Susana hubiera sido otra. Tal vez, no habría Susana para poder contarme su historia.

Andrea.