Los tiempos de la Súper Pop eran tiempos felices. Porque cuando pienso en ellos, pienso en mi yo de entonces: sin preocupaciones, con los vaivenes emocionales de esa edad y deseando hacerme mayor (ay, inocente).
El hecho de haber grabado de la radio tus canciones favoritas y que se enrollase la cinta marrón que iba por dentro era el drama más drama del mundo mundial.