Me he pasado media vida escondiendo mi cuerpo, sobre todo en verano. Cuando llegaba el momento de plantarse el bañador yo salía con cualquier excusa que evitara ponerme en frente de la gente con mi cuerpo tan al descubierto. Desgraciadamente esto es algo que le pasa a muchísimas personas que viven tan acomplejadas con su cuerpo que no se permiten disfrutar de momentos especiales que impliquen mostrar su cuerpo. Hoy os dejo mi pódium de excusas, el TOP3 excusas más utilizadas para evitar ponerme el bañador:

 

Tengo la regla: El clásico de clásicos, el número 1, el Trending Topic de las excusas. Me acuerdo perfectamente el día que mi tía desmontó mi excusa diciéndome: ven conmigo, que te voy a enseñar a usar tampones. Oh, oh…Ahí había que salir con otra cosa. Bien es cierto que cuando yo era más jovencita, el hecho de que te viniera la regla era sinónimo de poder hacer pocas cosas. Así me habían educado en mi casa y así aprendí a vivirlo yo. Días incómodos, de poder moverte poco y andar con el miedo de manchar cualquier prenda así que me acogí a eso todas las veces que decía tener la regla, aunque fuera mentira, para ahorrarme el momento incómodo. 

 

No estoy depilada: Ninguna otra excusa podía ocupar el segundo puesto. Entre la regla y esto, alucino la cantidad de información errónea que recibimos las mujeres desde bien pequeñas. ¿En qué momento aprendimos como válido que no ir depiladas era impedimento para algo? Recuerdo a mi madre hacerme mucho hincapié con eso, como si realmente fuera algo importante y yo me dejaba de depilar cuando sabía que se acercaba un plan de bañador porque lo que no quería es que vieran mi cuerpo. Ahora, a toro pasado, me parece increíble no solo que a mí me pareciera buena excusa, sino que al resto de personas también. No me imagino hoy en día a alguna amiga mía diciéndome “no voy a la playa porque no voy depilada” y yo respondiendo “ah, claro, lo entiendo perfectamente”. Más bien me plantaría en su casa en tiempo récord para prepararle yo misma el outfit y pasarlo en grande. Lo que hacen los complejos y la educación que recibimos…

Me encuentro mal: Para el tercer puesto había varias candidatas pero he elegido esta excusa porque sin duda es una de las que más he podido llegar a utilizar. No entiendo como a mi entorno no le podía parecer raro que me tirara mala los tres meses que dura el verano. Cuando no era el estómago, era la cabeza, cuando no la garganta, cuando no un frío repentino en el cuerpo y cuando no un temor grandioso a sufrir un corte de digestión. Me he pasado veranos fingiendo estar enferma, simulando hasta tembleques (no os penséis que la cosa no iba en serio, que yo aprendí de Pingu lo de poner el termómetro encima de la lámpara…) y lo que me parece fuerte es que a nadie le rechinara eso. No sé si hacían que no se enteraban o que realmente no les pareció importante pero desde luego a mí me lo parece. Recuerdo una vez que hasta dije que creía estar embarazada, con unas náuseas horrorosas, porque mis amigos insistían tanto en que me bañara que me pareció la única opción de que se callaran. 

 

En fin, amigas, las historias con este tema son infinitas. Me da mucha pena mirar atrás y recordar todo esto pero por lo menos hoy lo veo desde otra perspectiva bien distinta. Si os apetece, me encantaría saber vuestro TOP3 excusas, seguro que coincidimos en muchas. 

Redacción WLS