Si, amigas, así es, de mis 32 primaveras, 25 de ellas han sido acompañadas por una diabetes tipo 1.

Como os podéis imaginar, vivir con una enfermedad crónica no es algo que nadie desee, pero la vida es así, y yo he aprendido a llevarme bien con ella. Hago ejercicio, como saludable, calculo mi insulina, intento aprender y procuro que no me de muchos disgustos, pero claro, son muchos años y alguna cosita pues ha pasado, y oye que lo que no he aprendido es a quedarme callada. Y como compartir es vivir, os dejo algunas de mis anécdotas con diabetes:

 

  • Una vez iba paseando con mi madre por mi pueblo, y una señora con toda su cara de pena me dijo, tranquila que con el desarrollo se te quita, y aquí estoy, esperando el desarrollo de la cura, porque el de la mala leche ante comentarios estúpidos ya lo tengo… Contesté que si no sabía de qué hablaba que se callase… una vecina menos a la que a saludar.
  • Están los que te dicen que claro, que si estuvieras en tu peso no tendrías diabetes, médicos sabios que crecen debajo de las piedras, personas que saben cuidar de ti mejor que tú misma, seres de luz preocupados por tu salud por encima de la suya, os suena ¿no?, pues nada, yo siempre respondo que tengo diabetes tipo 1, que con 7 años siendo una niña normal debuté, se llama así, como los famosos. 
  • Después está el que te dice, ¿pero te vas a pinchar aquí delante de todos? Qué asco… este es mi espécimen favorito, porque puedo desplegar mi arsenal de comentarios hirientes y que dejan en mal lugar al payaso de turno, en una ocasión, estando yo en pleno discurso de rebelión, en mi dedo, en el que acababa de pincharme salió un chorrito de sangre hacía arriba, fino casi invisible, si no llega a ser porque cayó en mis gafas, ante su mirada de estupefacción, y yo con mi cara manchada de mi sangre, me levanté con toda la dignidad que podáis imaginar y dije; eres un payaso, y yo tengo mi sangre en la cara pero tú tienes mierda en la cabeza, la próxima vez cállate y ahórrale al mundo tu inútil opinión amigo. Ella, paciente empoderada!
  • Después tengo a los de; ¿pero tienes diabetes? Si no se te nota. A ver querido amigo, siento haber tapado mi tatuaje de la frente en el que marca en color azul que tengo diabetes… la próxima ve lo quedaré visible para ti. ¡La más popular del barrio!
  • Desde hace años soy monitora voluntaria en un campamento de personas con diabetes, un año, fui con un amigo a tomar café al pueblo, al bar de unas personas que él conocía, cuando dijimos porque estábamos allí, la señora nos miró y nos dijo; ¿diabetes? ¿Pero de la mala? 
  • Otra cosa que puede pasarte, es que las hipoglucemias no avisan, no sabes cuándo van a venir, siempre son inoportunas, pero tener que decirle al tío que acabas de conocer y que te has traído a casa que pare, que no tiemblas por su magistral actuación si no porque tu cuerpo pide azúcar con urgencia, es cuanto menos curioso y una anécdota maravillosa para compartir con amigas.

Tengo millones de anécdotas más… algunas divertidas y otras de las que duele recordar, esas no les hago caso, procuro quedarme con lo bueno que me ha dado, que ha sido mucho, intento no prestar atención a lo malo y si alguien me llama garrapiñada, que haberlos, haylos…  ¡puede que veáis una muerte en extrañas circunstancias!

Laura González