Esta historia no es ni follodrama ni historia graciosa de Tinder. Esto es un Tinder Horror en toda regla señoras.

Yo pensaba que ya lo había vivido todo. Que después de ver como mi cita se comía un moco o que me pidieran que le pegara con una teta en la cara, pocas cosas bizarras me quedaban por vivir. ¡Pero no! ¡Qué va! Es destino siempre te guarda sorpresas únicas e inolvidables para iluminar los días más sombríos.

¿Por dónde empiezo? Tinder Horror: chica conoce chico, charla de varios días y comenzamos a hablar de sexo.

Él me decía que era muy guarro en la cama. Y yo, que venía de una relación de misionero y «No te muevas que se me sale la lefa» pues claro, me llené de jolgorio y alegría. Yo le dije «Yo también soy una cerda en la cama, me gusta que me llamen guarra, que me agarren fuerte del culo o del pelo mientras me dan mandolina a 4 patitas»

Ahora pienso ¡Joven Padawan! Si crees que eso es ser una cerda, lo llevas claro. Al lado de lo que este señor Tinder Horror tiene en mente, yo soy toda una santa y una aburrida del copón.

Bueno, al lío que me voy por las ramas.

Una noche estábamos en pleno momento sexting, yo con el móvil en la izquierda, el satisfyer en la derecha y el sonido de taladro resfriado en casa de todos.

Nos mandábamos audios cochinos con voz de actores porno mientras nos masturbábamos. Estábamos los dos a tope con la cope, vamos, que me estaba aguantando el orgasmo para que aquella maravilla durara un poco más.

Y en un momento de franqueza y valentía sexual, le confieso una de mis fantasías sexuales más intimas y le digo «Me encantaría que me pusieras a 4 patas, que me comas el coño desde abajo mientras otro chico me folla»

Entonces él, en su momento de franqueza sexual absoluta me confiesa su mayor fantasía sexual.

«Sé que a pocos minutos de aquí hay una zona de cruising. Suelo ver condones usados cuando paso por allí. No hay nada que me pusiera más que llevarte allí, coger varios condones usados, meter los dedos en ellos y lubricarte y masturbarte con lefa de desconocidos»

Oigo su audio y me pregunto si he oído todo bien. Entonces lo vuelvo a escuchar 3 veces más. Vale, sí, me ha dicho lo que creo que me ha dicho.

Tardo unos minutos en reaccionar y ante esa espera en un momento así tan hot, él me dice «Sé que a ti también te pondría ¿Quieres que vayamos mañana a la zona de cruising?»

Espera ¿Qué? ¿Pero qué me estás contando? ¡A ver, a ver, espera que me aclare! Ósea ¿Quieres coger condones usados de peña que folla en una carretera, meter los dedos en ellos, untarme el mejunje en el coño y pretender que me guste la idea?

No sé, casi prefiero que me abras de piernas y me montes una ensalada cesar en el almejo. Todo es mejor antes que semejante barbaridad.

Algo está mal en el mundo, la humanidad se va a la mierda.

Pasé de estar a punto de correrme a sentirme desorientada en mi propia cama. Mi clítoris se metió para dentro, cerró el chiringuito y sólo le faltó gritar «En la puta vida»

Al señor Tinder Horror le corté el rollo rápido y le dije que aquello era demasiado para mí, que iba mucho más allá de lo que yo consideraba sexo saludable y seguro. Y con el paso de los días dejé de hablar con él.

Vamos a ver ¿Qué voy a tener con un señor que no ve el peligro a una práctica así? ¡Vete tú a saber qué ha hecho o en qué lugares a metido su pito!

El nivel del señor Tinder Horror era otra dimensión. Pobre de mí, pensando que fantasear con un trío era super atrevido y picantón. ¡Ja! ¡Menuda novata!

En fin, que para tener buen sexo no hace falta ni poner en riesgo tu salud ni tanta gilipollez.

Déjate de chorradas, unmatch y a vivir la vida.

 

Anónimo

 

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