Una que es una romántica y cree firmemente en el eslogan “Love is in the air”. Pues estará In the air pero en Tinder seguro que no.
Os pongo en situación. Conocí a un chico majo, trabajador y aparentemente interesado en mí. De esos que te dan los buenos días, las buenas noches, te preguntan qué tal el día y hasta se aprenden el nombre de tu tortuga. Y allá que vamos y decidimos quedar.
Debí ver las señales evidentes. En primer lugar decidió (sí, él. No necesitó que yo participase de esa decisión para nada) que quedásemos en un bar que le pillaba cerca de casa de uno de sus colegas (no perdáis de vista este dato porque será importante más adelante).
En cuanto llegué debió verme la cara de desilusión que se me quedó porque no se parecía en nada al chico de las fotos, pero decidí darle una oportunidad ya que al fin y al cabo lo importante va más allá del físico, y con una cervecita y una buena charla todo mejora. Hay que admitir que el chico puso de su parte, la primera frase que me dedicó fue muy tierna: oye pues no eres nada fea Estefanía.
Ajá, pues supongo que Estefanía será preciosa, pero como me llamo Ester sospecho que no vamos a acabar casándonos.
Comenzamos hablando de él. Se describió como un chico de Mundo, de esos a los que les encanta viajar.
¡Minipunto para ti!- Pensé.
Pero no.
Resultó que su concepto de “no parar de viajar” englobaba la siguiente variedad de lugares: Granada, Benidorm, Madrid e Ibiza. Fin. En serio, no había más. No habría pasado nada si no me hubiese defendido que él “sólo viajaba a sitios donde no se fuese a aburrir”. Claro. Sí, sí, sí. Debe ser un coñazo vivir en Nueva York.
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Para sacar algo de tema le pregunté por un tatuaje que tenía en el brazo, que consistía en un globo aerostático bajo el cual se leía una frase en árabe. Su explicación fue que no recordaba bien qué decía la frase (total, sólo es algo que vas a tener de por vida en tu piel) pero que le encantaba todo lo relacionado con Italia (¿?), y que estaba deseando ir allí.
¿Y pretendes viajar allí en globo? Oye que yo apoyo cualquier iniciativa… ¡Adelante Willy Fog! eres un visionario.
Tras 34 minutos de cita y varios silencios incómodos el chico toma impulso y comienza a contarme una anécdota de su adolescencia.
¿Recordáis su grupo de colegas? Pues siempre iban juntos a todos sitios por lo visto, eran como el grupo de Los Cinco pero siendo siete, y en uno de sus viajes por las inhóspitas tierras de Sierra Nevada, vivieron un accidente. Resulta que cerraron las pistas antes de que unos amigos suyos consiguieran bajar y se vieron obligados a pasar la noche en plena montaña. Para intentar salvarse se montaron en un teleférico, con la mala suerte de que allí estaban durmiendo dos lobos y uno de ellos atacó salvajemente a uno de los chicos perdidos.
… Os dejo tiempo para asimilarlo…
Obviamente no me lo creí, le pedí pruebas. Si esos huargos habían matado a un adolescente en Sierra Nevada, debía existir algún documento que lo probase. Él hizo un rato como que lo buscaba en Internet pero dijo que no lo encontraba, que la noticia debía ser tan antigua que ya no estaba disponible.
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Yo pensé: Sí está disponible. ¡En la carátula de la película donde has leído semejante drama!
Pero, como las desgracias nunca vienen solas, el pobre me contó que había estado pasándolo mal esa semana porque un amigo suyo había entrado en coma debido a una operación de muelas. Estando en la UCI, los seis amigos restantes, decidieron pasar a verle (porque todos sabemos que a la UCI puedes entrar hasta a caballo si te apetece) y que, cuando todos rodearon su cama, se despertó. ¡¡¡MENOS MAL!!! No sabéis la angustia que tenía hasta que me contó el final.
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Ese fue el momento en que decidí desaparecer. Pagué la cuenta y me volví a casa. Ni un ofrecimiento de acompañarme ni mucho menos. Tampoco esperaba nada parecido ya que durante los 53 interminables minutos de cita, no me preguntó ni la hora.
Al llegar a casa veo que tengo varios mensaje de él en los que me acusa de haberle borrado de Whatsapp.
– Mmmm si ves mi foto y ves que te hablo es que no te he borrado, aún no he tenido tiempo- le expliqué.
– ¿Si? Ah vale ya me extrañaba a mí que me hubieses borrado ¿Cuándo quedamos otra vez? Yo creo que hacemos buena pareja.
– Buenísima! Espera un momentito mientras borro una App del móvil y en seguida estoy contigo.
Y así concluye la cita con el amor de mi vida. Os aseguro que es 100% verdad y siento que no os la haya contado él. Seguramente habría sido mucho más entretenida.

Ester Moreno