Soy profesora de infantil desde hace más de quince años y a lo largo de este tiempo me he encontrado con muchas tipologías de familias. No diré que sean mejores o peores, lo que sí diré es que en cada grupo siempre ha habido por lo menos dos o tres de estos perfiles:

  • La de las pupas: Es la que te monta un escándalo público cuando su ángel caído del cielo aparece con una MINÚSCULA heridita de nada en la cara, manos o pies. Probablemente sea un arañazo que se ha hecho a sí mismo con sus uñas, o a lo mejor se ha caído porque aunque parezca increíble… ¡Tachan señoras y señores! LOS NIÑOS SE CAEN, y tú puedes no eres Flash ni el puto Hombre Elástico: No puedes cogerlos a todos y cada uno de ellos/as todas las veces que ocurre algo. No vengáis con preguntas del tipo “y tú qué estabas haciendo?” o “no has visto que ha pasado?”. Mami, tengo 25 niños de 2 años en un patio, da gracias que la que sigue viva soy yo.

  • La de los mails / llamadas / grupo de whatsapp: Es la que contacta contigo por cualquier cosa que se le pueda ocurrir (sea la hora que sea, dentro o fuera de tu jornada laboral) y encima espera una respuesta inmediata. Sabes que tienes que contestar pronto porque si no lo haces en pocas horas volverá a llamar o a escribir. Si la tienes en el grupo no dudes que hablarás más con ella que con tu madre ese curso (triste pero real). Puede que escriba para confirmar la comida de ese día, para saber “¿cómo va evolucionando su tesoro en la guardería?” (no sé, señora, tiene dos años la criatura, ¿qué quiere que recite la lista de los Reyes Godos de memoria?), o para recordarte lo mismo que ya te ha dicho tres veces por la mañana.

 

  • La pasota: Con suerte llega a la hora a recogerlo (normalmente sonriendo y sin prisa) llama al hij@ desde la puerta exterior, para que salga recoja sus cosas y salga solo, y se lo lleva sin siquiera hablar contigo. No la conoces, no has mantenido una conversación más allá de “Todo bien?” “Si” a lo largo del trimestre y miedo te da concertar una tutoría. ¿De qué vais a hablar si la mujer no tiene ni tema de conversación?. Ten por seguro que no sabe ni tu nombre todavía, es de las que deja las circulares dentro de la mochila por semanas (y cuando llega el día de la excursión ya es tarde) y no sabe cuándo hay que traer las mudas nuevas o el material escolar. Con algo de suerte su hij@ se lo recordará todo cuando crezca.

  • La de la dieta y las alergias del niño: Llega a hacer la preinscripción con la Guía de Acogida impresa y subrayada y con una lista de preguntas. Te pide todo tipo de documentos (el Plan Educativo, el Ideario de la escuela, el organigrama, y si pudiera hasta tu DNI y la titulación compulsada). Obviamente tú te asustas, pero el miedo del principio no es nada comparado a cuando crees que ya has superado la peor parte y te pide un menú mensual del comedor y saca la lista de alimentos que su bebé NO PUEDE ingerir. No por una alergia justificada por un médico, es porque la familia así lo han decidido: Nada de azúcar, nada de lácteos, nada de comida procesada, ni carne o pescado (o cualquier cosa de origen animal), nada de soja tampoco, nada de frutos secos en cualquier formato… Nada de nada. Le daremos pan con agua, fin. O te lo puedes llevar a casa y le das alpiste, loca del coño, ningún problema.

 

  • La que se olvida de todo: Suele tener más de dos hij@s y confunde bastante las peticiones de cada profesora, por lo que o se lo das por escrito y se lo recuerdas el día antes o sabes que no se va a acordar. Va despeinada, siempre corriendo de aquí para allá con el objetivo de que todos lleguen puntuales a sus obligaciones, conduce un coche grande donde mete a sus mochuelos y las mil mochilas que tienen que llevar cada un@: La del fútbol, la de música, la del inglés, o la de hacer el pino-puente mientras silban «La canción de la alegría» de Mozart. A mitad de curso lo más seguro es que le dé una úlcera. Se la ve estresada y ojerosa y se despista siempre, pero por algún extraño motivo le tienes cariño.

  • La que no se va hasta que se lo pides: Esta es el alma protectora del aula, la burbuja andante que cura todos los males de todos los seres vivos a su alrededor. Es ese grito de “CUIDADO” que te acompaña día y noche. Su presencia en el aula se acaba por confundir con los muebles porque nunca se quiere ir cuando toca, suele estar presente en todas las reuniones, corre detrás del autobús con lágrimas en los ojos en las excursiones, y se centra más en valorar todos los posibles peligros de cualquier propuesta (por ejemplo que al hacer un huerto un niño puede hacer una voltereta mortal y acabar empalado en uno de los palos de las tomateras) que en disfrutar de la vida. Al principio tratas de tener paciencia, pero acabas odiándola en silencio y su voz se te mete en el oído como si fuera un mosquito.

 

Hay más, muchos más, pero estos son los más evidentes y estoy segura de que si tienes hijos y los llevas a la escuela o al parque le habrás puesto cara y nombre a alguna de las mamás de los compañeros/as de clase. Pero y tú, ¿con quién te identificas? Porque llevo muchos años tratando con ellas y ahora que la madre soy yo y lo veo des del otro lado, me cuesta mucho no ser “la típica” de turno. ¿Y tú, cuál eres?

Moreiona