Hola lectoras!

En primer lugar pido perdón porque llevo mucho tiempo sin publicar nada…he estado algo liada (la vida de las científicas, que es muy dura…jajaja) pero aquí os dejo el siguiente capítulo de mi relato. Espero que os guste:

«Mikel y yo entramos en el bar medio corriendo porque ha empezado a llover. Solo son unas gotas pero nos hace acelerar el paso. Llego con la respiración entrecortada a la barra. Sí, Amaia…ponte las pilas porque los kilos se empiezan a notar (nunca he sido una persona delgada y como todas nos gustaría lucir estupendas pero no me importa tener sobrepeso siempre que mi salud esté en orden y está claro que por correr unos metros no puedes estar sin aliento).

Marga está entretenida de espaldas a la barra, atareada en la máquina de café. Yo le saludo diciendo que quiero lo de siempre y Mikel dice que él también. Su comentario me sorprende pero no sólo a mí porque Marga se da la vuelta rápidamente. ¿y qué es lo tuyo, guapetón?…arrg, odio cuando hace eso. Soy de esas personas que odian que se refieran a alguien como reina, cariño, guapa,… sin conocerme y me pasa también con los demás. Yo no conoceré a Mikel pero Marga tampoco por lo que su comentario hace que me sonroje un poco. Y es que es verdad…Mikel es guapo. Guapo no guaperrimo.
Él parece no darle importancia y decide ir a sentarse a una mesa. “Iba a coger el café para llevar”, le digo mientras le sigo (y ya de paso aprovecho a mirar su culo). Nos enfrascamos en la típica conversación de cómo hemos terminado trabajando en la misma empresa, qué hemos estudiado,… tengo la sensación de estar en una cita ciegas (así funcionará Tinder?). El tio no deja de hablar (menos mal porque yo aún sigo sin poder conectar todas mis neuronas).

Salimos de la cafetería sin paraguas pero lo que eran cuatro gotas al entrar se ha convertido en una tormenta de las gordas. Montamos en el ascensor para llegar a nuestra planta y me siento incómoda. Parece que la sensación tan buena y el feeling que teníamos en la cafetería ha desaparecido. Todo han debido ser imaginaciones mías, soy de las que enseguida se montan sus películas y se emocionan. No puedo evitarlo.

Justo antes de llegar a nuestra planta, se gira y me pregunta “ me das tu número de teléfono o lo tengo que buscar en el directorio?”. Me quedo embobada mirándole, no me esperaba esta pregunta y hace que “vuelva” de mi mundo. No sé cuánto tiempo pasa pero él aprovecha esos instantes para acariciarme la frente con su dedo pulgar haciendo que me derrita… “ te está cayendo una gota de agua”, me comenta de la forma más natural posible. Apenas nos acabamos de conocer y Mikel ya actúa con una complicidad que me asusta. “sí, claro. Apunta”, consigo contestarle. Llegamos a nuestro piso y casualidades de la vida hay bastante gente en recepción, varios de ellos compañeros nuestros. Y pienso, hoy en el descanso de media mañana me espera un ristra de preguntas.

Los viernes suelen ser bastante ajetreados en el curro. Todo el mundo quiere dejar los trabajos hechos. Yo la primera. No me gusta llegar el lunes por la mañana y tener cosas pendientes de la semana anterior. De repente, recibo un whatsapp de un número desconocido: “ estoy aburrido”. Lo leo pero paso, estoy hasta arriba de trabajo. Los viernes no trabajamos por la tarde, a no ser que no te haya dado tiempo a terminar todo. No pasan ni tres minutos y recibo otro: “soy Mikel, los informáticos me están configurando el ordenador y no puedo trabajar. Por eso estoy aburrido”. Acabo de recordar que en el ascensor le pase mi teléfono pero yo no tenía el suyo. “un descanso?” contesto. “Algunas compañeras solemos tomarnos un descanso en breve, te apetece?. “si vas tú, claro!”, su contestación me hace suspirar y ya me empiezo a emocionar. (Amaia relájate porque como dice La vecina rubia #meestoyhaciendoilusionesyme estánquedandopreciosas). Siguiente mensaje: “más que nada porque si no vas tú, no conozco a nadie…recuerda que soy el nuevo! ” (Lo ves Amaia, no te hagas ilusiones).

Escribo en el grupo convocando un descanso, todos menos Jorge se emocionan un montón de tener un nuevo miembro en nuestro denominado Clan. De repente, empieza el bombardeo de preguntas, algunas ya me han visto salir del ascensor con él y ya nos están emparejando. Odio que me hagan eso. Menos mal que he obviado el hecho de que va a ser el segundo café que me tomo con Mikel hoy.

La hora del descanso se me pasa rapidísimo, todas le hacen muchas preguntas a Mikel y parece que él está encantado de responderlas y ser el centro de atención. La verdad que el chico es bastante vacilón y gracioso…yo creo que congeniará mucho con el resto del grupo. Con todos menos con Jorge, que no ha abierto la boca desde que llegó. Gracias al tercer grado al que someten al pobre hombre me entero de que está soltero, compartiendo piso con su abuelo y que hace pocos meses que ha vuelto a la ciudad porque la enfermedad de éste.

Cuando ya estamos camino de vuelta, aprovecho a resguardarme de la lluvia debajo del paraguas de Jorge. “todo bien? Te noto un poco raro. Parece que no te cae bien Mikel”, le pregunto mientras él me mira. Su respuesta es bastante tajante: “Amaia, este tío no me gusta…y tampoco me gusta para ti. No te conviene”.

No dejo de darle vueltas, ¿Perdón, qué me estoy perdiendo? ¿Qué es lo que oculta Mikel tras esa pose de chico atractivo?

https://weloversize.com/topic/cuando-menos-te-lo-esperas-5-loqueremossabertodo-y-un-cafe/
https://weloversize.com/topic/cuando-menos-te-lo-esperas-4-manana-con-final-inesperado/
https://weloversize.com/topic/cuando-menos-te-lo-esperas-3-el-hombre-del-lavabo/
https://weloversize.com/topic/cuando-menos-te-lo-esperas-2-un-recepcionista-accidentada/
https://weloversize.com/topic/cuando-menos-te-lo-esperas-1-odio-los-lunes/

La Científica Empedernida