Lucas 4:13

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    Moetsi on #225699

    Lucas y yo quedamos en vernos un sábado, dos semanas después de aquel primer encuentro y cuando llegó el día de nuestra cita, me preparé a fondo.
    Ya conocía un poco sus gustos, y aunque sabía que no eran cosas imprescindibles para él y no me había pedido que lo hiciera, decidí consentir alguno de sus caprichos.
    Al fin y al cabo, de eso se trataba, de complacernos mutuamente, además, tampoco lo veía como un sacrificio, eran cosas bastante sencillas.
    Normalmente me hacía la depilación brasileña, pero esta vez pedí que me la hicieran integral, me hice también manicura y pedicura y me compré un conjunto de ropa interior negra con encaje y transparencias.
    Me puse un vestido rojo, corto y un poco ajustado y unas sandalias negras de tacón fino y me solté la melena.
    Lucas y yo habíamos quedado a las 8 y planeamos cenar en su casa esa noche.
    Cuando llegué al portal llamé al timbre, pero en vez de abrir me dijo que esperase, que bajaba en un minuto, y pensé que necesitaría alguna cosa de última hora para la cena.

    -Acompáñame a comprar unas cosas. Por cierto, estás espectacular- dijo mirándome de arriba abajo y poniendo la mano en mi culo para apretarlo con fuerza.
    -Pues aún no has visto nada- respondí guiñando un ojo.

    Lucas estaba tremendo, llevaba una camisa blanca con un par de botones desabrochados y las mangas recogidas hasta el codo, era bastante entallada y se le marcaban los pectorales, se había puesto también unos pantalones azul marino que le hacían un culo increíble.
    Caminamos durante unos diez minutos hasta una pequeña calle y al llegar a la entrada de la tienda y ver el escaparate me quedé parada mirándole un poco sorprendida.
    Era una tienda de juguetes eróticos.

    -¿Qué haces ahí? Vamos, necesito que me ayudes a elegir- dijo sujetando la puerta.

    Era cierto que me gustaba disfrutar del sexo, pero tampoco es que yo hubiese experimentado demasiado con ciertas cosas, mis relaciones hasta ahora habían sido bastante clásicas.
    Dudé unos segundos, pero accedí, sintiéndome curiosa.
    La dependienta saludó a Lucas, se conocían y hablaban con cierta confianza, imaginé que sería cliente habitual.
    Claudia, que así se llamaba la chica, preguntó si teníamos algo en mente, Lucas le dijo que quería algo de lo que pudiésemos disfrutar los dos.

    -Aconséjanos, pero evita la estantería del fondo, eso no me va.

    Me acerqué a esa estantería y allí había cosas que no había visto en mi vida, la mitad de aquellos aparatos no sabía ni para qué servían.
    Había látigos, cuerdas, esposas, mordazas, pinzas para los pezones y mil objetos extraños y enormes, incluso vi un cepo y una pala que soltaba descargas eléctricas.
    Me estremecí solo de pensar en utilizar aquello, suerte que Lucas ni lo miró, hubiese salido corriendo de aquella tienda.
    Me parecía genial que existieran ese tipo de cosas, en el sexo, siempre que fuera consentido, cada uno podía disfrutar como más le apeteciera, pero definitivamente aquello no era para mí.
    Ojeé intrigada un montón de objetos por toda la tienda y básicamente lo único que reconocí fue una polla de goma.
    Lucas, al verme con ella en la mano, hizo un gesto negando con la cabeza.

    -Esa no la necesitamos, ya tenemos la mía.
    -Bueno, puedes usarla con él- dijo Claudia mirándome divertida.

    Sonreí maliciosa moviendo aquella polla de un lado a otro.

    -Qué peligro tienes pelirroja- dijo Lucas mirándome con los ojos entornados.

    Claudia nos enseñó algunas cosas, a Lucas le gustó especialmente un vibrador con mando a distancia que tenía forma de U, era de silicona, bastante flexible y suave al tacto.

    -Estimula el clítoris y el punto G, además, se puede usar durante la penetración- dijo Claudia sonriente.
    -Claudia ¿puedes cargarlo y enseñarle cómo se coloca? Quiero que se lo lleve puesto- dijo Lucas.
    -¡¿Lo dices en serio?!- exclamé asustada y alucinando un poco por el atrevimiento.
    -Tranquila- dijo Claudia- es más habitual de lo que crees, aquí estamos preparados. Ven conmigo.

    En el mostrador había otro chico, Lucas se quedó con él mientras le enseñaba el funcionamiento del mando y yo seguí a Claudia hasta una pequeña sala contigua que parecía la consulta de un médico, había una camilla y estaba equipada con un montón de aparatos.
    Conectó el vibrador a una batería de carga rápida mientras sacaba un montón de lubricantes y me explicaba las propiedades de cada uno.
    Todo me parecía tan surrealista que pensé que, si le contaba aquello a alguien, no me creerían.
    Era raro, porque sentía pudor, pero por alguna razón, no podía evitar dejarme llevar por la curiosidad y el morbo.
    Cuando elegimos el lubricante la batería ya estaba cargada, metió el vibrador en un esterilizador y en dos minutos estuvo listo.
    Claudia me explicó cómo debía colocarlo, parecía sencillo, después de aplicar el lubricante, me introduje uno de los salientes en la vagina y el otro quedó colocado justo encima del clítoris.
    Tenía que reconocer que solo con saber que lo llevaba puesto, ya estaba un poco excitada.

    -¿Notas algo?- preguntó Lucas cuando salimos de la tienda.
    -No, es extraño caminar con algo ahí metido, pero tampoco resulta desagradab…. Ooh ¡joder!- grité.

    No había terminado de hablar cuando sentí cómo una corriente intensa me atravesó el cuerpo mientras él me observaba riendo, tuve que pararme en mitad de la calle cerrando las piernas con fuerza al sentir la vibración.
    Lucas había activado el mando a distancia.
    Accionó aquel aparato en varias ocasiones mientras seguimos caminando, y cada vez que lo hacía yo me retorcía deteniendo mis pasos hasta terminar apoyada en una pared, sin apenas poder moverme y suplicando que parase, y aunque no lo hizo, bajó un poco la intensidad.
    Lucas se apoyó sobre mi cuerpo susurrándome al oído.

    -¿De verdad quieres que pare?
    -No- reí nerviosa- pero si no lo haces ya sabes lo que va a pasar.

    Estábamos en agosto y en plena ola de calor, notaba la frente humedecida y una gota de sudor resbaló por mi canalillo, de repente me sentí sofocada y comencé a tensarme, me sujeté a su camisa con las dos manos, cerrando los puños con fuerza, y apoyé la frente en su hombro intentando esconder mi cara que debía estar colorada como un tomate.

    -Intenta contenerte pelirroja, todo el mundo te está mirando.

    Lo intentaba, pero ya no era capaz de controlar la respiración, Lucas ahogó mis gemidos metiendo su lengua en mi boca y besándome con ansia mientras yo tenía un orgasmo en mitad de la calle.
    Tuvo que sujetarme por la cintura cuando terminé de tanto que me temblaban las piernas, no había demasiada gente, pero estoy convencida de que todo el que pasó por nuestro lado, se dio cuenta de lo que había sucedido.

    -Mierda Lucas, eres el mismísimo diablo- me lamenté- No sé cómo lo haces, pero contigo siempre termino cayendo en la tentación.
    -De nada- respondió con burla guiñando un ojo.
    -¡Qué arrogante eres! Te lo tienes muy creído ¿verdad?
    -Puede que sí, pero sé que eso te gusta.
    -Alguien debería bajarte un poquito los humos, puede que sea yo quien lo haga- respondí desafiante.

    En cuanto entramos en su casa lo primero que hice fue ir al baño y quitarme el vibrador.
    Aún sentía un hormigueo por toda la zona, y sonreí mirándome al espejo mientras pensaba que la noche no había hecho más que empezar.
    Regresé al salón, Lucas me esperaba allí con un par de cervezas, y estaba seleccionando algo de música en el reproductor.
    Rihanna, Beyoncé, Lady Gaga, Maroon 5, Jason Derulo, Justin Timberlake, Robin Thike,…
    Todas las canciones que escogió eran bastante específicas, sonreí pensando que bien podría titular esa lista de reproducción como “música para follar”.
    En las distancias cortas, Lucas era mucho más sencillo de lo que aparentaba, sabía que esa actitud engreída formaba parte de su juego y tenía razón al decir que eso me gustaba, pero no iba a permitir que siempre fuera él quien tuviese el poder, yo también quería jugar.
    Estábamos de pie junto al sofá, me acerqué a él y comencé a desabrochar los botones de su camisa, después solté la hebilla del cinturón y bajé la cremallera de los pantalones metiendo la mano por dentro.

    -¿No vamos a esperar ni a cenar?- preguntó.
    -¿Nunca te has comido primero el postre? Es lo mejor.

    Su polla empezaba a endurecerse, tiré de la ropa interior hacia abajo liberándola de la presión, y empujé a Lucas, que cayó sobre el sofá quedando sentado frente a mí.
    Me subí un poco el vestido y me senté sobre sus piernas, Lucas puso sus manos sobre mi culo acercándome más a él y me besó provocándome con su lengua que buscaba enredarse con la mía.
    Acaricié su miembro recorriendo con mis dedos el contorno y Lucas respondió a mis movimientos con pequeños gemidos mientras se acomodaba en el sofá.
    Aparté mis bragas a un lado y ayudándome con la mano, deslicé suavemente su polla hasta la entrada de mi vagina, introduciendo un poco la punta y presionándola, pero sin dejar que me penetrara por completo.
    Lo repetí varias veces hasta que Lucas comenzó a jadear impaciente.
    Abrí el bolso que había dejado tirado encima del sofá y saqué un condón, le dediqué una sonrisa traviesa y me recliné sobre él, mordisqueando el lóbulo de su oreja, sabía que aquello le gustaba.
    Esta vez era yo quien tenía a Lucas exactamente donde quería y aproveché el momento, susurrando en su oído.

    -¿Sabes una cosa? Tenías razón, deberíamos comer algo antes.

    Me levanté del sofá, me coloqué el vestido y dejé el condón encima de la mesa.
    Lucas apoyó la cabeza sobre el respaldo del sofá mirándome con incredulidad y exhaló un suspiro profundo.
    Reí al ver su cara, sabía perfectamente lo que acababa de hacer con él.
    Tardó unos segundos en reaccionar y cuando lo hizo, habló con tono serio y parecía un poco enfadado, aunque sonreía.

    -¿Tu madre no te ha enseñado que no debes calentar la comida si no te las vas a comer?- dijo levantándose y volviendo a vestirse.
    -¿Creías que siempre ibas a tener tú el control? Conmigo no funciona así. Yo no necesito vibradores ni pollas de goma para jugar contigo y manejarte a mi antojo, me basto sola, y creo que acabo de demostrártelo.

    Seguramente en ese momento debió pensar que era una cabrona, pero yo me reí, le había dado a probar de su propia medicina.

    -Si te portas bien, puede que después de cenar te enseñe lo que hay debajo de este vestido-dije intentando suavizar un poco la situación.

    Lucas relajó un poco el gesto, me sujetó con una mano por la cintura y colocó la otra en mi nuca, acercándome a su boca.

    -Sabía que eras peligrosa, pero no imaginaba que tuvieras tan poca vergüenza. Me gustas pelirroja, has hecho que tenga más ganas de follarte de las que ya tenía.

    Rozó mis labios con la punta de la lengua y sonrió guiñándome un ojo.

    -Anda, ven conmigo, vamos a cenar- añadió, dándome una palmada en el culo mientras nos dirigíamos a la cocina.

    Fue una cena informal, no había nada de romántico en nuestras citas, los dos teníamos clara la finalidad de nuestros encuentros, pero existía cierta complicidad y también nos sentíamos cómodos compartiendo esos momentos que no dedicábamos al sexo.
    Regresamos al salón después de la cena y le pedí a Lucas que se sentara en el sofá.

    -¿No te parece suficiente venganza lo que has hecho conmigo antes?
    -No podía dejar que siguieras creyendo que solo por estar bueno y follar bien, puedes tenerme comiendo de tu mano. Ahora que lo sabes, podemos continuar donde lo habíamos dejado.

    Lucas se sentó y yo me quedé de pie colocándome entre sus piernas, y sin quitarme los tacones, bajé la cremallera del vestido, deslicé los tirantes y lo dejé caer al suelo, dejándole ver ese conjunto de ropa interior que me había puesto para él.

    -¿Te gusta?

    Asintió mirándome de arriba abajo y sus manos comenzaron a ascender desde mis rodillas por el exterior de mis mulos y hasta mis caderas, se detuvo al llegar al elástico de mis bragas, bajándolas despacio mientras sonreía mordiéndose el labio inferior al observar mi coño depilado.

    -Casi me arrepiento de haber hecho esto por ti después de la vergüenza que he pasado en la calle.

    Lucas sonrió y sus manos presionaron mi cintura, provocando que me sentase a ahorcajadas sobre él, apoyando las rodillas en las almohadas del sofá.

    -Sé que lo has disfrutado, por mucho que ahora te quejes- dijo.

    Lucas se deshizo del sujetador y apretó mis tetas entre sus manos, jugaba con su lengua humedeciendo mis pezones y los succionó provocando que se endureciesen rápidamente.
    Me dediqué a desabrochar de nuevo los botones de su camisa mientras él seguía explorando mi cuerpo, metió una de sus manos entre mis piernas, deslizando el dorso de su dedo índice y rozando mi clítoris con los nudillos, comprobando que ya estaba húmeda.
    Quiso tumbarme sobre el sofá, pero le pedí que no lo hiciera.

    -Espera un momento- dije mientras me incorporaba.

    Me arrodillé entre sus piernas, desabroché el cinturón y Lucas alzó un poco las caderas para que pudiera quitarle los pantalones y la ropa interior.

    -Me debes un postre- añadí- y lo quiero ahora.

    Me metí su polla en la boca humedeciéndola con los labios y la recorrí entera con la lengua desde la base hasta la punta recreándome allí durante unos segundos.
    Comencé a realizar un masaje rítmico con la mano y su piel se deslizaba acompañando el movimiento, a veces me detenía para acariciar la punta con el dedo pulgar realizando círculos sobre ella, a Lucas parecía gustarle aquello y comenzó a jadear.
    Repetí aquellas caricias en varias ocasiones alternándolas con la presión que mis labios ejercían sobre ella, su polla cada vez estaba más dura, deslicé de nuevo la lengua por el tronco notando el grosor de las venas, y su garganta comenzó a dejar salir esos sonidos roncos que tanto me gustaban.
    Me excitaba escucharle y no pude evitar que una de mis manos se deslizara hasta mi entrepierna, rozando suavemente mi clítoris y provocando que mi respiración también se agitara.
    Lucas me miraba con los ojos muy abiertos y su excitación también aumentó al observarme y sentir mi aliento cálido, mientras mi mano y mi boca se turnaban para continuar dándole placer.
    Enredó sus manos en mi pelo retirándolo hacia atrás cuando mis labios rodearon de nuevo su polla, succionándola primero, para después dejarla entrar y salir de mi boca con movimientos cada vez más rápidos al mismo tiempo que mis manos acariciaban sus testículos.
    Lucas comenzó a mover las caderas acompañando los movimientos de mi cabeza, rozando mi garganta en varias ocasiones, ya podía sentir las palpitaciones y como poco a poco él comenzaba a estremecerse.

    -Pelirroja no aguantaré mucho más, deberías apartarte- dijo jadeante tirando un poco de mi pelo.

    Negué con la cabeza.

    -Hazlo- dije volviendo a meterme su polla en la boca.

    Continué succionándola y lamiéndola hasta que Lucas empezó a temblar y su cuerpo vibró con varias sacudidas, provocándole un orgasmo largo y profundo.
    Recorrí una última vez su polla con mis labios antes de sacarla de mi boca y me limpié con el dorso de la mano, sonriendo y mirándole como una niña que sabe que ha cometido una travesura.
    Lucas se dejó caer en el sofá sin apartar sus ojos de mí mientras le regalaba unas últimas caricias antes de irme al baño para poder limpiarme.
    Cuando regresé, me acerqué a su espalda deslizando mis manos por su torso y noté su respiración aún un poco agitada.

    -¿Te sientes bien?- pregunté.
    -Ven aquí- dijo sujetando mi mano para que volviera a colocarme frente a él.

    Me senté de nuevo en sus piernas, él me sujetó por las caderas y me besó con lascivia.

    -Joder pelirroja, vas a volverme loco.
    -¿Tanto te ha gustado?
    – Nadie me había comido la polla tan bien como tú lo haces. Debería agradecértelo.
    -¿Y como piensas hacerlo?- respondí juguetona.
    -Se me ocurren varias maneras. ¿Dónde has dejado el vibrador?
    -En el baño.
    -Ve a por él, pero no te lo pongas, quiero hacerlo yo.

    Fui a por el vibrador y le seguí hasta la habitación.

    -Tiene varias intensidades y diez modos de vibración diferentes, quiero probarlos todos, pero…
    -Pero ¿qué?- respondí curiosa.
    -Antes de eso, yo también quiero mi postre.

    Lucas me cogió por la cintura sujetándome con fuerza y tirándome sobre la cama, reí mientras él se colocaba encima de mí y su lengua comenzó a recorrer mi boca, mi mentón y mi cuello deslizándose rápido por mi vientre hasta llegar a la parte interior de mis muslos.
    Flexioné las rodillas abriendo más las piernas, Lucas colocó sus manos por debajo de mis caderas, alzándolas un poco y se sumergió en mi sexo recorriendo cada pliegue y provocando el primer gemido de placer.
    Su lengua se deslizó de arriba abajo varias veces rozando la entrada de mi vagina, ascendió hasta mi clítoris rodeándolo y ejerciendo presión sobre él, succionándolo y realizando círculos con la punta de la lengua, entreteniéndose durante varios minutos.
    Lucas tenía una lengua suave, cálida y rápida, y me volvía loca su habilidad para utilizarla.
    Introdujo un dedo en mi vagina, arqueándolo y explorando el interior, la yema de su dedo realizó presión sobre el punto G durante unos segundos y varios gemidos intensos le indicaron a Lucas que aquello me gustaba mucho.

    -Lo siento pelirroja, pero voy a tener que parar.

    Sacó el dedo despacio, deslizándolo suavemente y cubriendo toda la zona con la humedad que desprendía mi sexo, hasta que lentamente sus movimientos se detuvieron.
    Lucas alzó la mirada y sonrió.

    -Creo que ya no necesitamos el lubricante.

    Cogió el vibrador y lo introdujo poco a poco en mi vagina, ajustándolo hasta que la parte exterior quedó perfectamente colocada, presionando mi clítoris.

    -Empezaremos despacio esta vez- dijo.

    Suspiré profundamente justo antes de sentir las primeras vibraciones, eran mucho más suaves que la primera vez que lo conectó cuando salimos de la tienda.
    Lucas estaba frente a mí, arrodillado entre mis piernas, observando la reacción de mi cuerpo con cada cambio de vibración y disfrutando del espectáculo.

    -Esto es lo que querías ¿verdad?- dije- tenerme así.
    -En realidad eres tú la que tienes el poder de hacer conmigo lo que quieras. Sabes que me gusta mucho verte así, pero si puedo disfrutar tanto de esto, es solo porque tú me dejas.
    -Ya te dije esta tarde que me cuesta mucho resistirme cuando es el diablo quien me tienta.

    De nuevo sus palabras y su voz consiguieron excitarme aún más, Lucas continuó jugando con aquel mando, intercambiando las vibraciones y aumentando cada vez más la intensidad hasta llegar al máximo nivel, provocando que cerrase un poco las piernas al sentir ese roce continuo.
    Empezaba a perder el control sobre mi cuerpo, cerré los ojos durante unos segundos y cuando los abrí de nuevo, Lucas había dejado el mando en la mesita y estaba poniéndose un condón, abrí un poco más las piernas facilitándole el acceso y ayudándose con la mano, colocó su polla en la entrada de mi vagina, introduciéndola lentamente hasta que rozó el vibrador con la punta.

    -¡Joder!- exclamó- vamos a tener que bajar un poco la intensidad.

    Reí al ver su cara, con el ceño ligeramente fruncido.

    -¿Ahora entiendes lo que me has hecho pasar en la calle?

    Un leve ronquido se escapó de su garganta, pero no se detuvo, le costó poco acostumbrarse a esa sensación que le provocaba el vibrador y continuó penetrándome hasta acoplarse en mi interior, emití un gemido profundo al sentir como su polla ocupaba todo el espacio.

    -¿Estas bien?- preguntó al escucharme.
    -Si, tranquilo, no pares- dije entre jadeos.

    Lucas no tenía una polla excesivamente grande, pero era del tamaño perfecto para mí, y además sabía muy bien cómo utilizarla, lo que había sentido no era dolor, era un placer absoluto, que aumentó cuando comenzó a moverse suavemente, entrando y saliendo de mí.
    Los besos de Lucas eran otra de las cosas a las que no me podía resistir, eran provocadores y excitantes y me hacían desearle aún más.
    Su boca buscó la mía para fundirse en un beso húmedo, su lengua se movía con rapidez y alternaba su juego tentándome con pequeños mordiscos.
    Coloqué mis manos en sus caderas, presionándolas contra mí y arqueé la espalda al sentir cómo con cada embestida, el vibrador ejercía más presión en mi interior estimulando mi punto G, ni siquiera fui consciente de que casi estaba gritando de placer cuando comencé a sentir como se contraían los músculos de mi vagina hasta que la vibración y las embestidas de Lucas que aumentaron en velocidad, me provocaron un orgasmo tan fuerte que me cortó la respiración, ahogando mis gemidos mientras me sujetaba con fuerza a él, clavando mis dedos en su espalda.
    Lucas tardó pocos segundos más en correrse, penetrándome con fuerza una última vez antes de que su cuerpo se estremeciera y cayese desplomado sobre el mío.
    Me temblaba todo el cuerpo, el vibrador aún seguía conectado, cogí como pude el mando que Lucas había dejado en la mesita y lo paré.
    Cuando Lucas por fin pudo moverse, saqué el vibrador y lo tiré sobre la cama.
    Estaba agotada, los dos estábamos empapados en sudor y su piel se pegaba a la mía, incluso se notaba la humedad en las sábanas.
    Nos quedamos un rato tumbados sobre la cama hasta que conseguimos relajarnos un poco.

    -¿Te importa si me doy una ducha rápida antes de irme?- pregunté.
    -Claro que no, pero solo si puedo ducharme contigo.
    -Es tu casa, y tu ducha. Puedes hacer lo que quieras.

    Me dirigí hacia el baño, abrí el grifo de la ducha y Lucas me siguió hasta el interior.

    -¿Alguna vez has follado en la ducha?- preguntó acercándose a mi espalda- ya que estamos aquí, podríamos aprovechar la ocasión.
    -¿Tu no te cansas nunca?- reí.

    Sus manos recorrieron mi espalda hasta la cintura en dirección a mi vientre y descendieron hasta mis muslos, abrí un poco las piernas de manera instintiva y Lucas acarició mi clítoris con los dedos deslizándolos hasta la entrada de mi vagina. Coloqué mi mano sobre la suya, y le insté a continuar moviéndolos.

    -Quiero follarte en todos los rincones de esta casa pelirroja- susurró en mi oído.
    -No.
    -No…-hizo una pausa- ¿no quieres que continúe?
    -No, como respuesta a que nunca he follado en la ducha.

    Lucas sonrió.

    -Será un placer ser el primero en hacerlo contigo.

    Estábamos tan excitados que a penas pudimos contenernos, ya notaba su polla dura rozando la parte más baja de mi espalda, apoyé las manos en la pared, Lucas abrió un poco más mis piernas y me penetró con fuerza desde atrás.
    Nos estábamos dejando llevar por la prisa y el deseo y cuando fui consciente de que Lucas no se había puesto un condón, le advertí que tuviera cuidado.
    El calor que se apoderaba de nuestros cuerpos con el contraste del agua casi fría que caía sobre mi espalda, me hicieron estremecer.
    Lucas me sujetaba por la cintura, entrando y saliendo, acelerando el ritmo cada vez más rápido y yo comencé a acariciar mi clítoris con una mano mientras con la otra seguía sujetándome a la pared.
    Aunque yo tomaba la píldora, sabía que era un riesgo, pero sentir su polla dentro sin nada que la cubriese, notando su piel rozando mi interior con cada embestida, era una sensación increíble y a Lucas parecía gustarle tanto como a mí.

    -Joder pelirroja, follarte así es aún mejor, ya no aguanto más.

    Lucas sacó la polla, e introdujo sus dedos en mi vagina deslizándolos con rapidez, y ayudándose con la mano terminó corriéndose sobre mi espalda al mismo tiempo que yo también alcanzaba el orgasmo que me provocaron sus dedos acompañando a los míos.
    Me costó unos segundos incorporarme de nuevo, apoyé mi espalda contra la pared, cansada, Lucas se apoyó sobre mí, besándome, esta vez algo más calmado.

    -Me gustas mucho pelirroja, nunca había conocido a alguien como tú- dijo.
    -¿Y como crees que soy yo?- pregunté curiosa.
    -Eres atrevida y descarada y te gusta experimentar, disfrutas tanto como yo del sexo y tengo que añadir que se te da muy bien practicarlo. Sabes lo que quieres y como lo quieres y también sabes lo que quiero yo. Te gusta jugar conmigo y provocarme, solo hemos estado juntos un par de veces, pero creo que ya me conoces, nos entendemos bien y eso no es fácil de encontrar.
    -Cuidado Lucas, no vayas a enamorarte- bromeé.
    -No busco una relación sentimental, ya lo sabes. Pero eso no significa que no me gustes y que no sepa reconocer lo que tengo delante, y tu mereces mucho la pena.
    -Tu tampoco estás mal- respondí sonriendo.

    Salimos de la ducha unos minutos después y me dirigí al salón para vestirme, había dejado toda mi ropa tirada por allí.

    -Es muy tarde- dijo Lucas- puedes quedarte a dormir si quieres.
    -No- respondí- gracias, pero creo que es mejor que me vaya a casa, si me quedo aquí no vas a dejarme dormir, y estoy cansada.

    Lucas sonrió sabiendo que, probablemente, yo tenía razón.
    Insistió en llevarme en coche, no quería dejarme ir sola de madrugada y me acercó a casa.

    -¿Volveré a verte pronto?- preguntó.
    -No lo sé, puede.
    -Tendré que pensar en algo para convencerte, te llamaré la próxima semana.

    Se despidió de mí con unos de esos besos húmedos que siempre me dejaban con ganas de más.

    “Una vez agotadas todas las formas de tentación, el diablo se alejó un tiempo, hasta otro momento oportuno”
    Lucas 4:13

    Empezaba a ser incapaz de resistirme a él y estuve tentada a quedarme esa noche en su casa, pero sabía que era peligroso, el sexo con Lucas podía resultar adictivo y prefería disfrutarlo en pequeñas dosis, aunque de pequeñas ya no tenían nada.

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    Moetsi relatos

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    Responder
    Moetsi
    Participante
    Moetsi on #225702

    ¡Espero vuestros comentarios!
    «Lucas» es un relato corto de 3 capítulos, aquí podeis leer el primero:
    https://weloversize.com/topic/lucas-35-6/

    Responder
    M. Ángeles
    Invitado
    M. Ángeles on #225704

    ohhhhh!!!! I’m on ??

    Responder
    Alma
    Invitado
    Alma on #225775

    Madre mía…. ?????

    Responder
    Lila
    Invitado
    Lila on #225851

    OH MY GOD!!!!!!! Buffffffff y más bufffffffff
    Que alguien me diga dónde puedo encontrar un Lucas!!!!!! jajajja
    Hija mía, Moetsi, se te da bien escribir de todas las formas, tanto en plan romántico como en plan erótico, qué arte tienes, niña!!!!!!
    Por cierto, éstos dos se acaban enamorando fijo jajajaaja

    #SexOnFireWithLucas

    Responder
    LaChilena
    Invitado
    LaChilena on #225965

    Moetsi devuelvete…te pasaste! ????

    Responder
    Hc
    Invitado
    Hc on #226135

    Jajajaj parece el típico relato que se leería una niñata de 15 años, rollo 50 sombras de Grey

    Responder
    Nale
    Invitado
    Nale on #226198

    Espectacular! A mi me ha encantado, tu relato, Lucas y la pelirroja ;) ??? me he quedado con ganas de saber que más pasa entre ellos… Jajajaja! Enhorabuena y sigue escribiendo! ??

    Responder
    Lux
    Invitado
    Lux on #226303

    HC tiene pinta de ser un hombre q no echa un polvo ni a palos, y se mete con las fantasías ajenas por qué está frustrado….

    Responder
    Hc
    Invitado
    Hc on #226348

    No, soy una chica!!! Y sí que estoy un poco frustrada últimamente pero incluso el peor de mis polvos es mil veces mejor que está niñatada que acaba de contar la amiga moetsi. Da un poquito de penita

    Responder
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