Hola a todxs,
Os leo desde hace tiempo, y hoy quería compartir, creo que a modo de terapia, la historia de mi vida… intento resumir, aunque lógicamente es larga… Es algo de lo me ha costado y me cuesta mucho hablar, pero ha llegado un punto en el que necesito desahogarme.
Os pongo en contexto: soy hija única, de padres divorciados. Mi padre y toda mi familia por su parte viven en el norte. Mi madre y yo nos vinimos al sur (donde vive mi familia materna) cuando yo tenía 3 años, ya que, en uno de los brotes psicóticos de mi madre, ella decidió irse de casa y dejarlo todo… conmigo.
Mi madre padece esquizofrenia, hecho que ha marcado profundamente mi vida. Su primer brote tuvo lugar cuando ella tenía 20 años, y desde entonces ha sufrido muchos altibajos, con épocas mejores y otras peores… Quien haya vivido de cerca esta enfermedad sabrá de lo que hablo y de lo durísima que es, tanto para quien la sufre como para las personas que la rodean.
Viví una infancia feliz con mi madre, mis abuelos (vivíamos puerta con puerta) y mis tíos y primos. Mi padre venía una vez al mes a verme (estábamos a 800km) y pasaba con él parte de las vacaciones. Mi madre era muy amorosa conmigo, me encantaba el cole y tenía muchos amigxs con los que jugaba en casa o en el barrio todas las tardes. Aunque siempre noté que mi madre actuaba de forma diferente… salía poco, dormía mucho, no venía a las reuniones del cole, era muy protectora conmigo…
Llegó la pubertad y ahí cambió todo, porque viví, siendo ya consciente, la primera crisis de mi madre… Fue un proceso en el cada día que pasaba la veía más y más rara, hasta que una tarde la encontré en camisón, ausente, deambulando por el pasillo. Me dijo que era su entierro. Me aterroricé. Esa noche me sacó a gritos de la cama diciéndome que “esos hombres” habían venido a matarnos. Más angustia. Al día siguiente la ingresaron en la unidad de salud mental.
A ese episodio le siguieron años de altibajos: cuando tomaba la medicación estaba relativamente bien, cuando la dejaba (ella no reconocía su enfermedad) venía la pesadilla.
Desde entonces he tenido que cuidar de ella, y de mí misma…, llegaba del instituto y ella estaba acostada (también sufría depresiones, no dormía bien de noche…), y me cocinaba (a veces lo hacía mi abuela), me ocupaba de la casa, la compra, los papeles de lo que fuese… y me refugiaba en mis amigos, amores, los estudios y en salir como cualquier otra adolescente. Mientras tanto, mi madre me empezaba a culpar de su situación: ella se quería ir a vivir a otro lugar, y yo no, tenía mi instituto, mis amigos, mi vida allí… ella cedió pero me lo echaba en cara a menudo: “estoy así por tu culpa, por tener que vivir aquí. Eres una egoísta”. Quizás sí lo fui…
Cumplí 18 años y conseguí la nota que exigían para entrar en la carrera que deseaba, la cual tenía que estudiar en otra localidad. Cuando estaba en proceso para buscar piso con mis amigas, mis tíos (el hermano y hermana de mi madre) y ella misma, tuvieron una charla conmigo: mi madre se tenía que ir conmigo, llevaba años queriendo irse de allí, no quería/podía estar sola…y era, según me dijeron ese día, “lo que me había tocado en la vida”. Argumentaban que mis abuelos ya estaban mayores y que ellos no tenían tiempo de cuidar de ella (ni tiempo ni ganas).
Así que cambiamos de ciudad, y buscamos un apartamento para mi madre y para mí. Fue un año duro: teníamos que compartir habitación, ella tenía depresión y la escuchaba llorar algunas noches (lo cual me entristecía mucho, y yo intentaba animarla como buenamente podía), ante cualquier emergencia estaba sola, tuvo un brote y yo no podía casi ni ir a clase o estudiar, perdí mi beca… El curso siguiente, ante esas circunstancias, se decidió que ella volvería a casa, y yo me iría a un piso con mis amigas. Yo la visitaba algunos fines de semana, ella venía mucho también… pero fue un antes y un después: fui calificada como una mala hija, me dijo cosas como que “ojalá nunca hubiese nacido”, me insultó… me rompió en pedazos… Porque le salió del alma y era totalmente consciente de lo que me decía…
Finalicé la carrera y por motivos laborales tuve que vivir en distintas ciudades en España, así como en el extranjero. Me sentí y me hizo sentir fatal por ello, como que la estaba abandonando, que vaya hija tenía, que la dejaba sola… yo la animaba a salir, viajar, leer, apuntarse a actividades, cursos… para así conocer gente, salir de la monotonía… ya que ella estaba sola, no tenía un círculo de amistades y apenas salía, pero por su parte… 0 iniciativa. Se limitaba a decirme que pasaba de ella… Llevo toda mi vida viviendo con esa culpabilidad, sintiéndome mal por hacer mi vida.
Por suerte, en esa época comenzó a ser consciente de su enfermedad, a tomarse regularmente la medicación y pasamos casi 15 años de relativa calma, con sus más y sus menos, pero sin delirios ni hospitalizaciones.
Hasta hace un año y medio.
Hace un año y medio le asignaron un nuevo psiquiatra, al que le planteó una de sus mayores preocupaciones: la medicación le causaba temblores y la dejaba muy torpe y sedada. El médico estudió su caso y decidió de forma bienintencionada probar con otra medicación para reducir sus síntomas. Y funcionó: adiós temblores, más agilidad física y mental, más ganas e iniciativa para hacer cosas… pero… en un año y medio ha tenido tres grandes crisis y por ende, tres hospitalizaciones. La última a día de hoy: hoy es su 10º día de ingreso.
En esas tres crisis se ha repetido un mismo patrón: en un primer lugar, ella comienza a comportarse de forma extraña (a veces está eufórica, otras ausente, otras triste…), hace comentarios en tono chulesco, incluso agresivo, le cuesta dormir… A continuación, comienza a manifestarse un delirio: hay alguien que quiere hacernos daño (a ella, a mí y a mis dos hijos), y las tres veces quien quería hacernos daño era la misma persona, mi marido. Decir que en los trece años de relación que llevamos hasta la fecha, mi marido es la persona que mejor la ha tratado y la trata del mundo, es dulce, atento, educado, y un marido y padre maravilloso. Así que razones, ninguna.
Mi madre, en esos episodios, le ha amenazado de muerte, le ha insultado, le ha menospreciado, le ha culpado de hacerle algo a uno de nuestros hijos… una situación muy desagradable.
Por último en esas crisis, ella termina por perder totalmente la cordura, no sabe qué día es, no duerme, no come, no coge el teléfono, se desorienta (el verano pasado, cuando me disponía a llevarla a urgencias se fue de casa y estuvo perdida durante horas… fue horrible). y ya vive completamente en su delirio, el cual está perfectamente estructurado.
A día de hoy me siento muy mal, tengo pesadillas constantes (aunque a veces me despierto y me doy cuenta de que es peor la realidad), es un tema que me sobrepasa, me hace estar triste, me paso días llorando… para el cual ya en el pasado he necesitado acudir a terapia… ¿Por qué me siento así?
– Lo padece mi madre, la quiero y siento mucha pena por ella
– Me siento impotente por no poder hacer más: tengo dos hijos pequeños, trabajo, casa, pareja… siento que no llego a todo
– Siento rabia porque nadie más se hace cargo (ni mi tío ni mi tía). Mi madre no quiere involucrarlos (“¿cómo vamos a estar molestando con nuestras cosas?” son sus palabras textuales), y ellos tampoco hacen mucho por involucrarse. Así que siempre recae sobre mis hombros y los de mi marido. No tiene red de apoyo ni tampoco amigos/as
– Ella nunca toma la iniciativa cuando empieza a encontrarse mal. Siempre tengo que OBLIGARLA y sacarla a la fuerza para llevarla al médico. Llamar a su médico, mover cielo y tierra para que la traten… Me siento como una detective, tratando de captar cualquier signo que indique que está en una nueva crisis
– Ella miente de forma sistemática cuando acude a las visitas médicas, lo que impide tratarla de la forma más adecuada
Por todo ello, siento que mi relación con ella, a pesar de que la quiero y que sé que es una enfermedad que escapa a su control en muchísimos aspectos, se va deteriorando más y más… Cada vez tengo menos ganas de verla, supongo que me da miedo que la lie, que insulte a mi marido, que meta a mis hijos en la historia… Me cansan sus chantajes emocionales y psicológicos… a lo largo de mi vida me ha culpado de mil cosas, como de no querer vivir con ella (quería comprar un solar y construir dos casas para vivir todos juntos, idea que no me gustó y así le trasladé), de no llevarla a todos nuestros viajes (ha venido a muchos), de no avisarla para cada cosa que hacemos…
La crisis actual ha llegado cuando mi 2º hijo tenía 6 días de vida y me he visto realmente desbordada y superada. Quien ha pasado por un posparto sabe de lo que hablo y de lo duro que puede ser… Apenas he podido recuperarme ni disfrutar de mi nueva maternidad… y enfrentarme nuevamente a esta situación estando sin dormir y yo misma tan vulnerable, me ha hecho alejarme aún más, enfadarme, no querer verla o hablar con ella… Aunque a su vez me siento fatal, porque no tiene la culpa de su enfermedad… pero tener esta responsabilidad desde que tengo uso de razón… y que el blanco de sus episodios sea siempre mi marido y haya metido hasta a mis hijos con historias muy feas… es algo que me supera. Me siento muy sola, con el único aunque el incondicional apoyo de mi marido.
Aún así la llamo, voy al hospital a verla cuando puedo, hablo con su médico… pero siento que estoy al límite, que no sé si podré aguantar y gestionar una 4ª crisis en un corto plazo… y lo que más me preocupa… siento que algo se ha roto con ella, que en el fondo de mi corazón lo que quiero es que esto acabe, sea como sea… y me come la culpa.
¿Alguien en una situación similar?
Un abrazo y mil gracias por leerme