¡Hola, bellas y bellos! Os escribo porque me va a dar algo del estrés, estoy que me tiro de los pelos. Nunca me he llevado muy bien con mis suegros y, por mucho que intente soportarlos por mi marido, siento que ya me supera la situación.
Para que me entendáis, son falsos e interesados con mi marido, jamás lo trataron bien durante su infancia y su adolescencia, hasta el punto de dejarlo varias veces viviendo en la calle siendo menor porque querían la casa para vivir ellos solos. Todo tiene que ser como ellos digan y cuando ellos digan, si no ella llora y él se enfada. Aparecen mínimo tres veces a la semana por el trabajo de mi marido, como si fuera un niño pequeño en el cole, por mi trabajo se atrevieron pasaron un par de veces, se ponían a hablar con mis supervisores y todo, hasta que les prohibí volver. Se metieron en la organización de nuestra boda e hicieron un montón de cosas sin consultarnos, todos los días nos preguntan si ya hemos mantenido relaciones porque quieren ser abuelos YA y para eso “tienes que tirarte a tu mujer todos los días”, y un larguísimo etc.
A pesar de todo esto siempre he puesto buena cara e intentado llevarme con ellos, son mis suegros quiera o no y mi marido les tiene cariño, así que lo he intentado mucho por él. Pero ya no aguanto más. Cuando empezamos a vivir juntos se pasaban el día apareciendo por nuestra casa sin avisar, a todas horas, cualquier día. Más de una vez llegaba reventada de trabajar, sin fuerzas para nada, y ya estaban esperando en la puerta de la casa. A los meses me harté y se lo dije a mi marido, que no podía con eso. No me gustan las visitas inesperadas, no lo soporto, me da igual quién sea. Lo entendió y les fue cortando el rollo. Han pasado años desde entonces.
El problema es que ahora lo están volviendo a hacer. Empezaron poco a poco, una vez al mes, con excusas tontas, ahora ya están apareciendo sin avisar varias veces a la semana. No puedo ni estar en casa tranquila porque a la mínima aparecen. Cuando me doy cuenta están llamando a la puerta, dando golpes en las ventanas, haciendo sonar la bocina… No puedo más, de verdad, me está dando una ansiedad de tres pares de narices, y no quiero hablarlo con mi marido porque la última vez que hablamos de los límites inexistentes de sus padres estuvimos a punto de divorciarnos. No sé qué hacer, estoy desesperada. No quiero arriesgarme a una discusión con mi marido, pero ya no soporto que no paren de meterse en todo, hasta en nuestra casa como si fuera suya. ¿Vosotros qué harías? ¿Habéis pasado por algo similar?