Yo le diría cuatro cosas y hasta no cambiar sus maneras no volvía a ver a mi hija. Porque seguro que no llama payasa de manera «cariñosa» a la vecina, o a la panadera de toda la vida.

Creo que deberíais valorar como va a crecer tu hija con una abuela que de broma o no la llama payasa, le tira cosas a la cara o le da patadas… Los niños no entienden de salud mental, de ironía o de otras mierdas (celos, rencores etc) entre adultos.

Pon freno si no es por ti, que sea por tu hija que no se merece crecer que esas actitudes e interiorizar esos califictivos.

Una agresión no tiene por qué implicar daño físico, y que te tiren algo a la cara es una agresión tengas 2 o 50 años. Tu suegra es una abusona, y llama payasa a la niña para que le digáis en algún momento que no le llame así y ella pueda decir que payasa no es un insulto, pero realmente podría llamarle de mil firmas cariñosas. Por lo que cuentas, no, tu suegra no tiene ni p*** idea de trabajar con niños de forma correcta. Sigue tu instinto, si en otra ocasión te suben los calores, tienes razón y hay que parar lo que sea que esté ocurriendo. Me dieron un Consejo una vez para estos casos, es importante atender primero a la víctima de la agresión, siempre, y le puedes decir a tu hija: «hay que ver, la abuela, que no se entera y lanza las cosas como los niños pequeños, si es que, vaya tela con la abuela», y matas dos pájaros de un tiro, apoyas a tu hija y le pegas un corte. Vaya rollo tener gente así cerca. Mucho ánimo, lo estás haciendo genial.

+1 al comentario de LALI.

Yo opino igual que LALI.
Creo q no lo hace con mala intención ( aunq puedan estar fuera de lugar!) Y tu al no caerte bien ya lo ves todo negativo

+1 a LALI, yo no sé si es una cuestión cultural o que la gente tiene la piel demasiado fina, pero jamás me ha parecido que «payasa» en ese contexto pueda ser una falta de respeto. Tú misma lo harás mil veces sin ni siquiera darte cuenta, porque como saldrá de tu propio cariño lo verás como algo tierno e inocente, pero si sale de una persona que te cae abiertamente mal es imposible que no oculte siniestras intenciones. Y con lo de tirarse cosas jugando, más de lo mismo, seguro que aquí nadie jamás ha tenido peleas cariñosas jugueteando con la gente a la que quiere. Pues que triste.

Nos estamos volviendo locos y punto. Al final os quejaréis de que nadie se quiera acercar a vuestros hijos porque es imposible seguiros las neuras y el problema será que los desprecian y los ignoran. Es lo que estáis cosechando. La pena es que los que lo padecerán serán vuestros hijos. Tendrán todo el frío y aséptico «respeto» del mundo, pero jamás sabrán lo que es jugar con los abuelos y reir hasta que les duela la barriga.