Buenas noches, loversizers. Hace un tiempo ayudasteis a que superase una ruptura (en este post ). Además de desahogarme aquí, que me vino genial, escribí y guardé una carta para mi ex. Nunca la mandé porque creo que le daría exactamente igual recibirla que no. Mi idea era «ayudar» a que él se diera cuenta de sus errores para que no se portase así con nadie más. Pero también pensé que las personas no se comportan igual en todas sus relaciones y que, a lo mejor, la siguiente era para él la definitiva porque maduraba, o daba con una persona con la que complementarse. No sé nada de su vida actual. Podría estar casado, muerto, o cualquier cosa.

Pues bien, hace poco, haciendo limpieza en mi habitación, encontré la carta. Me ha parecido oportuno publicarla aquí, como un canto al aire, o algo, porque imagino que él nunca la leerá, pero así está publicada en alguna parte y yo puedo tirar el papel con tranquilidad (me encanta hacer limpieza en mi cuarto). Y así podéis opinar más y cerrar el ciclo, si queréis (a mí ya no me duele). Ahí va:

Beloved tú:
Lo primero que quiero aclarar es que yo sé que cometí errores, que una relación es un 50/50 y que no solo tienes culpa tú de lo que acabó pasando, sino también mis expectativas (las propias y las que ayudaste a crear) y mis actos (he aprendido mucho de los errores que considero que cometí en el proceso de ruptura). Dicho esto, esta carta no se va a centrar en lo que yo hice mal (entre otras cosas porque ya pedí perdón y no recibí a cambio unas disculpas), así como tampoco va dedicada a recordar los buenos momentos, porque eres la primera persona de la que he separado relación y ruptura. La relación estuvo muy bien, pero no vengo aquí a recordar lo bonito.
Para mí a día de hoy hay dos personas distintas: el chico con el que salí y el tío con el que corté (en este se va a centrar la carta por si, si al final te la acabo mandando cosa que está por verse, te sirve de algo a nivel relacional con el resto de mujeres de tu vida). Es decir, que mi propósito con esta carta no es que me escribas pidiéndome perdón por las cosas que hiciste mal (aunque nunca es tarde para eso, te lo dice una que ha llegado a disculparse con alguna persona años después de haberla cagado…y se ha sentido genial). He aprendido a no tener expectativas contigo, porque no eres de irlas cumpliendo.

Me voy a dejar fluir, en definitiva de lo que aquí se trata es de desahogarme yo, pero quiero que sepas que no paso de tus sentimientos. Me has acusado alguna vez de pensar solo en mí y eso es una de las cosas que me lleva a pensar que no me conoces en absoluto. Pero bueno, here we go:

¿Recuerdas cuando yo dije “ojalá podamos tener algún tipo de relación cordial en un futuro” (a lo que respondiste que seguro que sí) y cuando tú dijiste “te he bloqueado para pasar el duelo sin estímulos, pero no porque me lleve mal contigo”?…A los muchos meses te dije que yo ya estaba bien como para poder relacionarnos y ni siquiera contestaste al mensaje. Me pareció, y no solo a mí, una falta de educación de la que no te creía capaz. Eso motivó que estuviese dispuesta a creerme todo lo que otras personas me habían dicho de ti, meses atrás. Resulta que, tras la ruptura, conocí a mucha gente que te conocía (porque el mundo es un pañuelo) y me enteré de varias cosas: La ex que tú tachas de puta por haberte engañado, no te puso los cuernos, sino que ella consideraba que no teníais una relación lo suficientemente seria como para tener que serte fiel y te avisó de que iba a hacer lo que le diese la gana durante unas vacaciones; si no fuera porque una amiga te hizo recapacitar, esa otra ex que, cuando yo te conocí, había conseguido ser amiga tuya, se habría quedado con un montón de cosas feas que le dijiste tras la ruptura por el simple hecho de que no te gustó romper…Qué casualidad, yo recuerdo haberte dicho “me quedo tranquila porque yo no soy así” y recuerdo a gente de mi alrededor que, cuando leía según qué extractos de conversación tuya conmigo, me decían que no soy como tú me estabas pintando.
Por todo esto fue por lo que me creí fácilmente que fueras diciendo, meses después de la ruptura, cosas feas sobre mí. No me lo creí porque yo le conceda toda la credibilidad del mundo a la persona que sabes que me lo dijo (con la que no te llevas bien, pese a que en un tiempo fue tu amiga), sino porque no me fío de ti. Por ahora tu examiga me cae bastante bien y agradezco haberme vuelto a cruzar con ella y conocer su versión de los hechos (qué casualidad que tampoco creo que sea una puta por lo que supuestamente hizo que te enfadaras con ella. Tienes una facilidad pasmosa para llamar «puta» a una mujer, sin contrastar nada). Lo que está claro es que si yo me fiara de ti, no me habría creído sus palabras. Pero no me fío porque me has demostrado que, cuando te sientes herido, atacas con argumentos que no son ciertos.

Otro comentario desafortunado y cruel fue “no me gusta cómo tratas a tus amigos”. Una persona que me ha visto llorar por ese tema y que ha escuchado a mí familia, que sabe más de esa relación que tú, consolarme, debería comprender que es algo en lo que no se tiene que meter porque hay mucha historia detrás que no conoce. Puede que yo no lo esté llevando bien, pero decir que no te gusta cómo trato a mis amigos, es tan cruel como si yo dijera que no me gusta que tengas una madre que no habla (por una enfermedad). Ten cuidado con usar armas arrojadizas que no conoces bien. Harás daño y quedarás fatal.

Otra cosa que te podrías plantear, hablando de tu familia (a la que conozco casi exclusivamente a través de comentarios tuyos) es si tú eres la persona más cuerda del universo habiendo crecido en ese ambiente: una madre que está enferma y no se comunica, un padre raro emocionalmente (repito, dicho por ti)…¿y tú vas a ser el reflejo de la cordura mental y un buen juez de la forma que tiene el resto del mundo de relacionarse? Yo en tu lugar me miraría por dentro, por si acaso.

En fin… Lo que sí te deseo es que nunca te falte el trabajo, que te encanta. Porque, ojalá me equivoque, pero creo que, si no vas cambiando, madurando y adaptándote, el día que te falte tu trabajo, te vas a hundir: tienes a tus amigos de siempre y a lo mejor ahora tienes pareja pero, como creo, y ojalá me esté equivocando de nuevo, que realmente para ti tener pareja no es una necesidad sino un plus para poder follar y cenar fuera (si considerases a la pareja una necesidad, estarías dispuesto a comunicarte, amoldarte, madurar con ella y tratar de entenderla, en vez de atacar), no sé si seréis capaces tu pareja y tú de hacer que dure para siempre. Ojalá el trabajo sí te dure para siempre.

La cosa es que yo a día de hoy pienso que no eres mala persona y que diste todo lo que pudiste, como yo, para que nuestra relación funcionara…Pero cuando llegó el momento de ponerse serios, no fuiste capaz y me culpaste a mí de mil cosas, algunas ciertas y otras no. Y jamás pediste perdón por nada. Ojalá hayas cambiado (por el bien de la siguiente que se cruce en tu camino).
Un abrazo. Cuídate y quiere un poco mejor a la siguiente. Como diría Rozalén “No me quieras tanto y quiéreme mejor”.