Se podría decir que yo tengo tres estados naturales, oversleeping, overeating y overthinking (y en ocasiones overdrinking, pero eso lo dejo para mis memorias ) y voy turnándome entre los tres para no caer en la rutina. Y es que overthinking viene del inglés te montas unas películas que ni Almodóvar, guapi. Porque seamos realistas, un  10% son problemas reales y un 90% son las pajas mentales que nos montamos, que dan para 3 temporadas de relleno de cómo conocí a vuestra madre.

Tú cuando te vas de la vida

Y si a eso le sumas que eres una drama queen de las de reality, pues tenemos la mezcla perfecta. Por ejemplo, que sí, que a todos nos han roto el corazón y nos ha tocado un novio cabrón (un saludo M.) que nos volvió más pequeñitas que cuando intentas comprarte los accesorios en la sección de zara kids porque son más baratos pero es que no se puede ir overthinqueando por la vida, porque si tu nuevo novio te los quiere poner, te los va a poner, independientemente de cuanto drama le montes. Porque está científicamente comprobado que no puedes pasarte todo el día dale que te pego, comiéndote la oreja, rayándote la mollera o como lo quieras llamar y no soltarlo. Es como encontrarte un billete de 50€ euros en un bolsillo y no contarlo o no subir  una foto de tus pies en la playa a Facebook en verano. No se puede.

Pues con el overthinking pasa igual, uno dice, tu suéltalo y a ver qué pasa, que estas cosas siempre es mejor fuera que dentro. Y claro, después se lía, porque la mayoría de las veces solo son fantasmas, miedos o pequeños problemas amplificados por un millón que nos desgastan a nosotros y a la persona con la que estamos. Y te lo digo yo, que me pongo a Alex Ubago de fondo mientras me monto mi película, para ambientarme y porque yo, si me tengo que rayar, me rayo a gusto.

Míranos, qué ha sido de nosotros dos Excombatientes de un amor que nos llenó de vida uoooooooooooohh

Así que acéptalo, te repites más que un yogur de ajo y sea lo que sea lo que te tiene amarrada al pasado no te está te dejando avanzar ni disfrutar de tu presente y créeme que nuestra paz mental es mucho más importante que cualquier relación. Párate a pensar qué situación es la que te está trayendo tantos quebraderos de cabeza, qué puedes hacer para solucionarlo si de verdad hay algo que esté en tu mano y valora la situación.

A veces todo se reduce a una cuestión de confianza y hay personas en las que simplemente no puedes confiar. Tienes que ser lo suficientemente madura para saber qué es mejor para ti y para tu salud. Pero no vale pasarse todo el día como si tu vida fuera un episodio de CSI – ya te gustaría trabajar con Gary Dourdan eh perrilla– no es sano para ti ni justo para la otra persona, que ve como su relación se ha converrido en un caso de crímenes imperfectos. Así como consejo, respira hondo, intenta encontrar cual es el motivo que te está generando estrés e inseguridad, piensa si puedes solucionarlo tú sola o por el contrario necesitas ayuda profesional y no dejes que el miedo y los sentimientos negativos se expandan y controlen todos los aspectos de tu vida personal. Y tómate una copita de vino.

El vino siempre ayuda.