Tras seis años de relación acabó dejándome porque cuando empezamos él no tenía experiencia y yo sí
¿Vosotras qué le pedís a vuestras parejas?
Yo pido lo típico. Que me quiera, me respete y que sea honesto conmigo.
Creo que no es nada del otro mundo y que soy relativamente fácil de conformar.
Por el momento no he tenido la suerte de encontrar quien lo haga de verdad y llevo un tiempo sin mantener una relación sentimental. Pero vamos, que tampoco es que lo vaya buscando.
En realidad, nunca lo he hecho.
Nunca he sido de las que persiguen el amor, de hecho, soy más bien de las que no se da cuenta de que se está metiendo en una relación hasta que esta se ha consolidado por sí sola.
Me dejo llevar, sin más, y que sea lo que tenga que ser.
Y así fue como empezó mi historia con el chico con quien mantuve mi más larga, estable y relevante relación hasta la fecha.
Los dos éramos jovencitos. Cuando nos conocimos el tenía dieciocho y yo diecisiete.
Nos presentó un amigo común y nos gustamos desde el primer momento.
Al principio quedábamos con los colegas, nos enrollábamos un poco en los garitos, otro poco en algún portal y luego ya cada mochuelo a su olivo.
Una noche que mis padres estaban fuera le propuse subir a mi casa cuando nos estábamos despidiendo después de que me acompañase. Y me dijo que estaba muy cansado y al día siguiente tenía partido, que mejor otro día.
Me soltó algo parecido a la siguiente oportunidad que nos surgió. Y lo mismo la tercera.
Así que me mosqueé y le pregunté si había algún motivo.
Su respuesta me dejó perpleja. No porque fuese un problema que para él fuese a ser la primera vez, sino porque daba por hecho que para mí también y no estaba seguro de si yo estaba segura.
Yo en plan, vale… ¿le sigo el rollo y hago que repito primera vez? ¿O le cuento la verdad?
Obviamente, hice lo correcto. Le conté que ya tenía experiencia.
Y esa fue nuestra primera crisis. No esperamos a ser una verdadera pareja para tenerla.
Por lo que lo mandé un poco a la mierda.
Pero volví a verlo unos cuantos días más tarde. Me pidió perdón, me dijo que se había explicado mal. Me confesó que tenía miedo a que le rechazase yo a él por inexperto. O a no ser suficiente para mí.
En fin.
Tras seis años de relación acabó dejándome porque cuando empezamos él no tenía experiencia y yo sí
Superamos ese primer escollo tonto y, no sin esfuerzo, superamos también sus inseguridades en lo relativo al sexo. O eso creía yo.
Porque lo cierto es que de vez en cuando, muy de vez en cuando, me soltaba alguna perlita sobre el tema.
Preguntaba si con los otros tíos me corría más rápido.
Si con ellos me lo tragaba.
O si con los otros había probado el sexo anal.
Unas sobradas muy bastas y que no venían a cuento, que además solían saltar cuando estaba enfadado por algo. Independientemente de si estaba enfadado conmigo o solo jodido por cualquier otro motivo.
Yo estaba cansada de dar explicaciones, de intentar meterle en la cabeza que no es que yo fuese una porno star y que, aun de haberlo sido, eso no debería interferir en lo nuestro.
No sé por qué se las iba pasando por alto. Quizá porque entre una y otra pasaba mucho tiempo. Quizá porque trataba de empatizar con sus complejos e inseguridades.
De modo que el tiempo pasaba y, pese a que yo no era consciente, el callo seguía ahí. Enquistándose.
Hasta que un día, después de una racha bastante mala (como tantas otras que habíamos pasado), me dijo que había hecho todo lo posible, pero que ya no podía seguir.
Por más que me quisiera y que supiera que yo le quería a él, no podía.
Según sus palabras, le torturaba verse encerrado en una relación ‘descompensada’. No soportaba la idea de compartir el resto de su vida con alguien que sabía lo que era estar con otras personas, mientras él solo había estado con una.
Es decir, tras seis años de relación, acabó dejándome porque cuando empezamos él no tenía experiencia y yo sí.
Yo solo le pedía que me quisiera, respetase y fuese honesto conmigo.
Él, de alguna manera me pedía algo que yo jamás podría darle.
No podía volver al pasado para mantenerme casta y pura hasta que la vida me lo pusiera a él por delante.
Y, aunque pudiese, tampoco querría hacerlo.
Anónimo
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