La ansiedad es uno de esos trastornos que hasta hace muy poco se consideraba tabú. Los problemas, el estrés, la impaciencia, el descontrol de las cosas en algún momento… Todo esto puede ser un factor desencadenante, pero leer más sobre ello nos ayuda a entenderlo mejor.

Padecí ansiedad por primera vez a los 13 años, y a pesar de no saber muy bien cómo hacerle frente en ese momento, el tiempo me ha ayudado bastante. Los síntomas se manifiestan de diferente manera en las personas, pero en base a mi experiencia personal, hay algunos truquitos que pueden ayudar. 

Respirar. No podrás hacerle frente sin reconocer qué problema te ha llevado hasta ahí. No pasa absolutamente nada por pedir ayuda y poner todo de nuestra parte por solucionar lo que nos hace sentir mal. Pararse a respirar es fundamental.

Buscar aficiones que te mantengan distraído. Ya sea leer, salir a pasear, hacer ejercicio físico, ver películas… Cualquier cosa que nos haga felices y nos ayude a desconectar, siempre nos motivará y nos dará fuerzas para superar cualquier cosa.

Charlar y desahogarse. No hay nada más terapéutico que una buena conversación en la que saques todo lo que te preocupa de dentro. Te ayudará a relativizar la seriedad de los problemas y quizás te des cuenta de que no hay nada tan grave como para que te sientas triste.

Comprender que la vida son etapas. No siempre vamos a estar felices ni siempre vamos a estar tristes. La vida es un proceso en el que aprendemos constantemente tanto de lo malo como de lo bueno.

No tengas miedo ni vergüenza por mostrar cómo te sientes. Cada cosa que nos ocurre nos ayuda a conocernos mejor y nos hace infinitamente más fuertes y valientes.