Son las 7 de la mañana de un domingo y yo ya estoy en pie con mi primer café en mano. Sí, sí, habéis leído bien, un domingo a las 7 de la mañana. Y me encantaría poder decir que es porque tengo mil cosas planeadas, un viaje por iniciar, alguien que me despierta a besos o cualquier otra cosa, peo NO. La que ha decidido despertarme ha sido mi mente y su manía de obsesionarse por temas que me preocupan. Porque una cosa tengo clara, todas las personas ansiosas que tenemos una mente cabrona nos caracterizamos por una de estas dos cosas:

  1. O nos cuesta horrores conciliar el sueño y damos vueltas y más vueltas en la cama pensado en mil cosas.
  2. O caemos rendidas a la hora de ir a dormir pero nos despertamos a media noche por cualquier tontería y nuestra mente decide activarse y no dejarnos dormir de nuevo.
Tal cual

Por si os sirve de consuelo, yo soy de las segundas. Así que sí, tengo épocas de mi vida en las que casi podría decir que pongo las calles. Y podría pensar que oye, no está tan mal, aprovecho mucho mejor los días, ¿Pero sabéis cuál es el problema? Que me pasa esto porque soy incapaz de parar la vorágine en la que entra mi mente. Lo que me ocasiona un cansancio mental que me deja agotada físicamente. En resumen, que soy igual de resolutiva y proactiva que un zombie de Walking Dead.

Así que si os sentís identificadas conmigo, hoy quiero compartir con vosotras algunas prácticas que me han ayudado en la ardua tarea de desconectar la mente. O al menos, en controlar yo a mi mente,  y no al revés:

  1. Practicar Yoga. Especialmente la modalidad conocida como Kundalini Yoga, ya que lleva implícita una parte de meditación y relajación que te obliga a luchar con tu mente arduas batallas. No os voy a mentir, a veces me descubro pensando en un presupuesto que me queda por cerrar, pero en seguida respiro hondo e intento dejar pasar ese pensamiento. No gano siempre la batalla, pero algún día ganaré la guerra, lo prometo.
  2. Hacer ejercicio. Ya sea en el gimnasio o simplemente andando. Especialmente cuando lo que te preocupa te hace estar irritado o enfadado por algo. Entonces lo mejor es quemar energía y liberar todo ese estrés acumulado. Te aseguro que cuando acabes, los problemas tendrán una relevancia distinta.

    Preocupaciones fuera
  3. Darte una ducha o un baño caliente. Para mí la ducha siempre ha sido sanadora. En ella se me han ocurrido las mejores ideas del mundo mundial. Y ella también me ha liberado de todo lo acumulado. ¿Sabes esa sensación de estar bajo el chorro, cerrar los ojos y dejar que todo fluya? ¿Qué todos tus músculos se relajen y no pensar en nada? Pues bien, ese es el objetivo. Y os aseguro que ante un dolor de cabeza tensional como los que yo tengo, me funciona mucho mejor que un ibuprofeno. No digo más.

    Relajación ven a mi
  4. Practicar Mindfulness. Esto especialmente me ha ayudado a ser más consciente del ahora y de lo que me provoca tantos quebraderos de cabeza. Me ayuda a encarar de frente las preocupaciones y a gestionarlas con calma. Aunque me pasa igual que con el Yoga. No siempre lo consigo, pero algo hago.
  5. Escribir. Esto quizás es algo muy personal, pero a mí me ayuda muchísimo a aclarar las ideas, priorizar y «vomitar» todo el caos de mi cabeza. Me lo tomo casi como una terapia sanadora porque me ayuda a desencallar sentimientos y emociones que soy incapaz de expresar.

    Juro que funciona
  6. Colorear. No, no me he vuelto loca. Desde que descubrí los cuadernos de colorear para adultos soy otra persona. Me obligan a centrarme en los colores y no en las preocupaciones. Una gran forma de desconectar la mente.
  7. Buscar ayuda psicológica. Porque en ocasiones, necesitamos un poco de ayuda para desencallarnos, y un profesional te dará las mejores herramientas para poder hacerlo.

Pero lo más importante de todo, es aprender a relajarnos ante estas situaciones y preocuparnos de manera efectiva. No quiero decir que ahora tengamos que ir por la vida despreocupándonos de todo, pero si hay algo que me he grabado a fuego es la frase: Esto es un problema para mi Yo del futuro. Y parecerá una tontería, pero mi mente entonces lo aparta y se centra en otra cosa. De esta manera le estoy diciendo a mi mente que ahora no, pero luego en otro momento le pondremos solución. Parece mentira pero a mí, me funciona. O al menos hace que mi mente baje la presión por querer solucionar todos y cada uno de los problemas que me acechan. Se trata de priorizar y focalizar, no intentar abarcar todo, porque entonces, es cuando nos perdemos.

¿Y vosotras? ¿Qué otros trucos tenéis para desconectar la mente?