Virgen a los 40… o casi, a los 37.

Si, es triste, deprimente, y probablemente te estés preguntando cómo estoy siquiera viva. Creo que nadie planea o se imagina llegar a mi edad siendo virgen, pero una cosa llevó a la otra y esta es mi situación. No soy la mujer más guapa del mundo, pero me considero bonita, y ciertamente “follable”, lo que sea que ese término signifique para los hombres. 

Mi apariencia no es la razón por la que casi a los 40 no conozco el muy alabado sexo. La razón en sí, ni siquiera yo la sé, creo que fueron como en la película, una serie de eventos desafortunados.

Cuando estaba en la edad en que todas mis amigas estaban perdiendo la virginidad, era demasiado selectiva con los chicos y a mis 17 años no había tenido a mi primer novio, culpo a mi padre que era un excelente hombre y puso la vara demasiado alta, tanto que nadie llegaba. 

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La cosa más mínima como que no abriese la puerta del coche, o que estudiara una carrera que desde mi punto de vista no era lo suficientemente ambiciosa, me desencantaba de un chico. Así llegué a los veinte y era de forma oficial, la única en mi grupo de amigas que aún era virgen, pero a esa edad no lo consideraba como algo grave ni tenía prisa. 

Y entonces sucedió, conocí a EL chico, me enamoré (en aquel momento no lo sabía) y como sería mi primera vez, quise ir lento y no tener sexo de buenas a primeras, quería que tuviésemos la suficiente confianza como para poder hablarle con claridad. Estaba lista y muy enamorada, y entonces sucedió lo peor que podía pasarme en la vida. Mi papá murió de forma repentina, tras chocar con un camión.

No me gusta pensar en ello, pero decir que me deprimí es poco, quería morirme con él. Perdí el interés en absolutamente todo, incluida mi relación de varias semanas y en el único chico que se había ganado mi corazón.

Por más que él lo intentó, terminé alejándome y un par de semanas después, dejamos de hablar de manera definitiva. A ese luto y depresión le siguieron más luto y más depresión. Y yo virgen.

Tuve que levantar a mi madre, a mi hermana menor, y además mi papá era el proveedor de la familia y mi mamá ama de casa, por lo que me tocó buscar el sustento para toda la familia. 

Cuando nos dimos cuenta que casi dos años después seguíamos en el mismo hueco, tanto emocional como económico, decidimos mudarnos de país, a vivir con una hermana de mi mamá. Las cosas comenzaron a mejorar para nosotras tanto anímica como económicamente, pero esos años me enfoqué en adaptarme a los cambios, en construir nuestras vidas y dinámica de cero, y cuando caí en cuenta estaba cerca de los 30 y seguía siendo virgen. Durante todos esos años no me importó, ni pensaba mucho en ello, pero cuando logré recomponerme y me sentí bien de nuevo, fue como que caí en cuenta de ello de un momento a otro. 

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Me la vivía trabajando para mantener a mi familia, no conocí muchos hombres, y ciertamente ninguno con el que quisiera acostarme, y el único con el que sí quise, me dejó ver muy rápidamente que no era lo suficientemente noble como para empatizar con mi situación, tras esa decepción se me fueron unos cuantos años más, y sin darme cuenta llegué a mis 37… virgen. 

Mi ginecóloga me dijo que debo tener sexo por salud, además de que me rehúso llegar a los 40 y personificar la película, seguir virgen.

A mi edad comprendí que el tipo ideal podría nunca llegar, y ya no puedo permitirme perder más tiempo, así que mi plan de ataque es ir a un bar el finde, y liarme con el primer tipo que me parezca atractivo.

No voy a ponerlo en aviso, y estoy rogando a dios que todo salga bien, o al menos que no sea un desastre y termine de traumatizarme. Deséenme suerte.

 

Anónimo