En los últimos años se ha hablado mucho del Virus del Papiloma Humano (VPH) dado que es una de las infecciones de transmisión sexual más común y prevalente a nivel mundial. De hecho, es tan común, que la mayor parte de hombres y mujeres que mantienen relaciones sexuales lo contraen, sin saberlo, en algún momento de su vida, y es que el VPH puede no manifestar síntomas. Muchas personas infectadas no llegan nunca a desarrollar problemas de salud ya que el virus puede ser eliminado por el propio sistema inmune, sin embargo, no todo el mundo corre la misma “suerte”.

La también llamada “enfermedad invisible o silenciosa”, hace honor a su nombre por dos motivos: el primero es que, como decía anteriormente, muy pocas veces muestra síntomas, y el segundo, es que, a pesar de todas las campañas de prevención que se realizan en salud sexual, parece que en el inconsciente colectivo ésta siempre queda en un segundo plano a pesar de su importancia y sus posibles efectos devastadores a largo plazo.

En los 80, cuando el VIH fue un tema mediático recurrente, se desarrolló una especie de psicosis social respecto a las formas de contagio, en su mayoría, mitos. Hoy en día, con el VPH pasa algo parecido: son muchos los mitos que rondan acerca de, sobre todo, su contagio. En este post, os contaré algunas verdades y mentiras que se suelen decir acerca de este grupo de diversos virus pertenecientes a la familia de los Papillomaviridae.

MITO 1:

El uso del preservativo previene la infección por VPH, no es necesario vacunarse.

VERDAD:

El uso correcto de los preservativos de látex reduce enormemente el riesgo de contagio, sin embargo no lo elimina.

El papilomavirus puede infectar la piel que normalmente no está cubierta por el preservativo ya que uno de las vías de contagio es el contacto piel con piel. Además, muchas personas son portadoras asintomáticas (recordemos también que en muchas ocasiones la infección no presenta signos o síntomas), por lo que la pareja sexual no puede darse cuenta del riesgo de propagación del virus.

Las vacunas pueden proteger contra varios tipos de VPH, incluyendo los tipos 16 y 18 (tipos de virus de alto riesgo oncológico). Las vacunas contra el VPH se administran en tres inyecciones en un periodo de seis meses.

Se deben vacunar todos los niños y las niñas de 11 o 12 años, hombres hasta los 21 años y mujeres hasta los 26 si no se vacunaron a edades más tempranas. También se recomienda a todos los hombres que tengan relaciones sexuales con hombres hasta los 26 años y a todos los hombres y mujeres con el sistema inmunitario deprimido (incluidas las personas con el VIH/SIDA) hasta los 26 años, si no recibieron la vacuna completa cuando eran más jóvenes.

MITO 2:

Todos los tipos de VPH pueden causar cáncer.

VERDAD:

Aunque este virus presente poder oncogénico (capaz de inducir la formación de tumores), no quiere decir que el contagio del virus vaya a desencadenar en neoplasia o cáncer de cuello de útero, por lo que estar infectado de VPH es una condición necesaria pero no suficiente.

Se conocen más de 100 tipos virales que, en relación a su patogenia oncológica, se clasifican en tipos de alto y de bajo riesgo oncológico.

  • Alto riesgo oncológico: 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 66, 68, 73 y 82.
  • Bajo riesgo oncológico: 6 y 11

MITO 3:

El contagio de VPH se puede producir a través del intercambio de toallas, esponjas húmedas que tengan contacto con la zona genital o por usar baños públicos.

VERDAD:

La probabilidad es tan baja que se acerca muchísimo a cero. El virus necesita un cuerpo donde vivir; una toalla húmeda, una esponja o un wc público no son sus entornos favoritos, así que no, no te vas a contagiar de VPH por mear en el bar de turno y apoyarte en la taza. De todas formas, hay otros tipos de bichitos que sí aman los medios húmedos y además les encanta ir de cuerpo en cuerpo, así que de igual manera, no compartas cosas íntimas.

Respecto al papiloma, te cuento bien. Unos sesenta tipos de papilomavirus conocidos producen verrugas en áreas como las manos o los pies, y se transmiten de persona a persona por contacto directo con estas lesiones. Los otros tipos de virus, alrededor de cuarenta serotipos, se transmiten sexualmente a través del contacto piel con piel, presentando afinidad por membranas mucosas del cuerpo, como las capas húmedas alrededor de las zonas anal y genital, transmitiéndose así mediante los fluidos corporales a través del coito y del sexo oral, por eso el preservativo no te salva del contagio.

Entre los factores que aumentan el riesgo de infección encontramos:

  • Tener múltiples parejas sexuales.
  • Mantener contacto sexual sin utilizar preservativos.
  • No estar vacunado/a.
  • Roce piel con piel.
  • Tener un sistema inmunológico deprimido.

Por otra parte, cabe mencionar que el tabaco aumenta el riesgo de que el VPH, en su modalidad de virus de alto riesgo oncológico, genere lesiones precancerosas.

MITO 4:

El VPH sólo afecta a mujeres.

VERDAD:

El VPH afecta tanto a hombres como a mujeres. Además, las mujeres tienen riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino causado por la infección por VPH y los hombres riesgo de desarrollar cáncer anal y tumores en el pene. Sin embargo, la que “más se juega” es la mujer puesto que en los hombres es muy raro que se desarrolle patogenia y los casos oncológicos son aislados.

MITO 5:

Tener los genitales depilados no implica ningún riesgo para el contagio de VPH.

VERDAD:

Mantener el vello púbico sin rasurar disminuye la probabilidad de contagio dado que el contacto piel con piel no se da con exactitud.

MITO 6:

El virus puede tratarse.

VERDAD:

Como explicaba antes, en la mayoría de casos, la infección con este tipo de virus no produce ninguna patología sino que con el tiempo va desapareciendo y no precisa de intervención. El 70 % de las infecciones desaparecen en 1 año y el 90 % en 2 años. Sin embargo, cuando la infección persiste existe el riesgo de desarrollar lesiones precancerosas. Esto quiere decir que, que tengas VPH no significa necesariamente que vas a desarrollar cáncer. Esto se debe a que no todas las cepas del virus son cancerígenas. De hecho, un estudio publicado en International Journal of Cancer en 2006 reveló que el VPH es el causante de tan solo el 5% del cáncer alrededor de todo el mundo. Además, el proceso de desarrollo lleva normalmente entre 15 y 20 años, dejando así muchas oportunidades para la detección y el tratamiento de las lesiones precancerosas (con altas tasas de curación).

No existe tratamiento contra el virus mismo. No obstante, existen tratamientos para los problemas de salud relacionados con el VPH:

  1. Las verrugas genitales pueden ser tratadas con lociones especiales, bien por ti o por tu médico. Si no se tratan, éstas pueden, o bien desaparecer, o bien quedarse igual o aumentar en tamaño e incluso cantidad.

  2. Las lesiones precancerosas de cuello uterino también pueden tratarse con tres tipos de método: Crioterapia, Escisión electro-quirúrgica por asa o Conización en frío con bisturí; siendo todas ellas ejecutadas por un especialista médico.

Aún así, las mujeres que se hacen de forma periódica la prueba del Test Cervical Papanicolau y tienen un seguimiento adecuado, pueden identificar mucho antes cualquier tipo de problema relacionado, por lo que la prevención es siempre preferible al tratamiento.

  1. Para el tratamiento de las lesiones cancerosas por papilomavirus la conducta de los médicos especialistas dependerá de la localización de la lesión y del grado de extensión de la neoplasia. El tratamiento puede incluir procedimientos quirúrgicos, quimioterapia y radioterapia entre otros.

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Evolución neoplasia cervical.
  1. Microinmunoterapia: Es un nuevo sistema de tratamiento basado en el fortalecimiento del sistema inmune.

MITO 7:

La única prueba que existe para diagnosticar el VPH es el Papanicolau.

VERDAD:

El diagnóstico de la infección por VPH (virus del papiloma humano) se realiza con las siguientes pruebas:

  • Examen macroscópico: comprende la observación directa de las verrugas genitales. Así mismo, se observa mediante colposcopia del cuello uterino y la vagina, previamente teñida con yodo o ácido acético.

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  • Examen microscópico: observación de células sospechosas con cambios coilocíticos en citologías de cuello uterino y vagina en mujeres, usando la tinción de Papanicolau. Se pueden tomar biopsias de lesiones sospechosas, o incluso de vegetaciones o verrugas genitales, tanto de hombres como de mujeres, y enviar las muestras a una sección de anatomía patológica para su análisis.
  • Detección directa del material genético del virus por técnicas de biología molecular, que amplifican el ADN del virus y permiten la identificación de los distintos serotipos.

Para cualquier problema o duda al respecto, siempre es recomendable visitar a tu médico de cabecera o ginecólogo. Recuerda que en estos casos la prevención siempre es mejor que el tratamiento.