Hace pocos días vi en Netflix una peli sobre una pareja que se va a casar y el padre de el novio resultó ser el ex de la madre de la novia. La madre de la novia era Brooke Shield, y el papá del novio, Benjamin Bratt. Una peli bastante mala, por cierto, pero me hizo pensar en esto…
¿Y si resulta que acabo siendo consuegra de un ex? Casualidades de la vida, la hija de mi ex va al cole con mi hijo. Él está felizmente casado y yo también, y ambos nos hemos quedado viviendo en nuestro barrio de toda la vida, así que no es tan raro que nuestros hijos sean compañeros de clase.
Estuvimos tres años juntos. Yo le dejé porque él quería comprometerse, vivir juntos y formar una familia conmigo, y yo estaba terminando de estudiar la carrera, que quería era viajar y vivir la vida.
Ahora mismo tenemos una relación cordial. No somos amigos, no nos vamos a tomar cervezas juntos, pero nos saludamos en la puerta del colegio y charlamos como personas civilizadas que somos.
Cuando tienes un cierto pasado afectivo, y no llegaste virgen al matrimonio, digamos que pueden darse este tipo de situaciones. Yo empecé con mi pareja actual a los treinta años, y antes de él pues tuve algún novio más, y algunos, bueno, bastantes, rolletes sin compromiso y follamigos.
De hecho, he estado con un amigo de mi marido. Nos conocemos desde hace años y somos del mismo grupo de amigos, así que antes de estar con él, tuve un affaire con uno de sus colegas. Nada demasiado importante. Una noche tonta que se convirtió luego en quedadas esporádicas. Nunca fuimos novios, pero hubo… ya sabéis. Mi marido lo sabe y nunca la importó. A él mi pasado no la preocupa en demasía.
A lo que voy es que cuando te has acostado con un número de personas considerable, es bastante común que alguna de esas personas acabe en tu presente o en tu futuro. Sería bastante posible que mi hijo, dentro de muchos años, se enrollara con la hija de uno de mis ex. Y ahí estaríamos, compartiendo bodas, bautizos y hasta cenas de Navidad. ¡Menudo espectáculo!
No me imagino una boda en la que la madrina y madre del novia haya tenido un pasado sexual con el padrino y padre de la novia. Sería una situación bastante incómoda. Imaginaos el discurso del padrino en la ceremonia: “Bueno, quiero desearles lo mejor a los novios, y recordar aquella noche loca en Ibiza con la madre de la novia…” O algo peor del tipo: “Aún recuerdo el día que la madrina me partió el corazón, me dejó tirado como una colilla, y hoy míranos, casando a nuestros hijos”.
No me gustaría nada pasar por una situación así en una boda. De hecho, para mi boda intenté ahorrarme momentos incómodos. ¿Os acordáis del amigo de mi marido con el que yo tuve un lío cuando éramos unos pipiolos? Pues no le invitamos a nuestra boda. Fue una de las normas que yo puse, nada de ex ni de gente con la que nos hubiéramos acostado en nuestra boda. No invitamos a ese chico ni tampoco a la ex de mi marido, con la que tenía bastante buena relación. Por suerte, yo no tengo buena relación con mis ex.
Creo que se lo tomaron regular, sobre todo ella. Pero era mi día y sólo quería tener allí presente a una persona con la que ya me había acostado, mi prometido.
A estas alturas del texto pensaréis: ¿Pero que paja mental se está montando esta tía? Y tenéis razón. A veces imagino situaciones que, casi seguro, nunca pasaran. O sí.
La vida está llena de estas casualidades. Quién sabe, quizás dentro de unos años me encuentre brindando en la boda de mi hijo con la hija de mi ex el tóxico, ese del que estuve enamorada hasta las trancas y me pisoteo el autoestima. Y en medio de la ceremonia, recordando viejos tiempos, mire a su mujer y me den ganas de gritarle que por qué se casó con ella y no conmigo. ¡Eso sí sería una historia digna de una comedia romántica de Netflix!
Anónimo
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