Hace un par de años estuve saliendo con un chico maravilloso. Alto, rubio, guapo a rabiar y de esos que te hacen reír tanto que se te acaba saliendo la coca cola por la nariz. La cosa iba genial pero tras un tiempo las cosas en la cama simplemente dejaron de funcionar. A él no se le empalmaba independientemente de todos los esfuerzos que hiciera por conseguirlo, no sé si me entendéis.

Aquello no pasaba del blandiblú  y yo quería morcilla de burgos.culpable

Y aunque ahora os puedo decir que confío plenamente en mí y – aunque como todas con mis altos y mis bajos- soy una mujer segura de mi misma, aquello me destrozó psicológicamente.  No entendía el por qué. ¿Por qué conmigo? ¿Le pasaba con otras o solo soy yo?

Desde aquel momento comencé a entrar en un bucle de comparaciones, dudas y reproches hacia mí misma bestial. Así que en vez de comunicarme como un ser humano normal, asumí toda la responsabilidad. Que si había engordado y por eso ya no le ponía, que me había estado descuidando un poco, que quizás yo no le resultaba lo suficientemente  divertida, lista o sexy. Daba igual el motivo, lo importante es que yo tenía la culpa de aquella situación y que si me esforzaba un poco más, si era lo suficientemente buena para él, lo podríamos solucionar y todo volvería a estar bien.

Llegué incluso a sentirme a sentirme acomplejada por la forma de mi vagina y estuve buscando en internet centros donde poder hacerme una labioplastia. ¿Puede llegar a haber algo más absurdo que tener complejo por los labios del chichi? Llegar al extremo de querer operarte los labios  vaginales porque a tu novio no se le empalma y evidentemente, es culpa tuya.

culpable

Al final nunca hablamos realmente de qué sucedía en nuestra relación y él me acabó dejando por una compañera del curro. Aún así, rumié durante mucho tiempo el sentimiento de inferioridad y la baja autoestima que me acompañó durante la mayor parte de la relación y no fue hasta MUCHO tiempo después en terapia que aprendí a no culpabilizarme siempre de todo. Porque todas hemos sido yo en algún momento de nuestra vida, todas nos hemos acomplejado y avergonzado de nuestro cuerpo y sobre todo, todas hemos tenido a aquel chico al que no se le empalmaba, asumiendo que era culpa nuestra.

Y a veces, cuando se me olvida y vuelto a machacarme, me repito una y otra vez que no pasa nada por no ser perfecta y que mi cuerpo es perfecto si me sirve para disfrutar de los míos y llevarme a los sitios que quiero.