YO NUNCA HE DEJADO A NADIE, A MÍ SIEMPRE ME DEJAN

 

Hoy me ha tocado ejercer de paño de lágrimas de una de mis amigas.

Ha roto con su novio y está hecha un guiñapo, la pobre.

Me temo que no se va a tratar de un acto autoconclusivo, sino que vamos a tener mínimo una trilogía. Muy probablemente una saga.

Pero voy a estar para ella cada vez que me necesite y cuando no, también.

Qué menos, ella ha estado ahí para mí tantas veces como relaciones he tenido.

 

Y es que llevo todo el día pensando en que yo nunca he dejado a nadie, a mí siempre me dejan.

 

No sé muy bien por qué y me niego a culparme, a pensar que es algo que me he ganado.

De eso nada.

He estado haciendo un repaso mental a todas mis relaciones y he llegado a varias conclusiones.

Desconozco hasta qué punto dichas conclusiones son acertadas y si este ejercicio de memoria e introspección era realmente necesario.

Pero lo cierto es que me he echado unas risas yo sola, además de que he podido constatar que tengo superados a todos mi ex.

Desde mi primer novio del cole, que me dejó en el segundo recreo del último día de clase antes de las vacaciones de verano. Hasta el chico que me rompió el corazón cuando cortó conmigo porque su madre le había convencido de que merecía a alguien mejor. Pasando por el tío bisexual que conmigo descubrió que era gay del todo y que en la actualidad es mi mejor amigo.

No importa cómo nos va, quién da más o menos o el tiempo que llevemos juntos.

Siempre me dejan ellos.

Como digo, en algunos casos me rompieron el corazón.

Yo nunca he dejado a nadie, a mí siempre me dejan
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En demasiados, quizá.

Sin embargo, algunas de esas rupturas me dejaron más bien fría.

Pues, he aquí una de las conclusiones a las que he llegado:

 

Yo nunca he dejado a nadie, a mí siempre me dejan… porque cuando soy yo la que quiero romper, boicoteo la relación hasta que es él quien toma la decisión y rompe conmigo.

 

O le manipulo para que lo haga.

O simplemente me dejo llevar por la corriente, a ver hasta dónde llegamos.

Por qué lo hago es un misterio que me llevará más tiempo resolver.

Tal vez tenga un problema. No uno que haga que todos mis novios me dejen, uno que hace que no sepa afrontar las dificultades.

O, dicho de otra manera, que soy… ¿una cobarde?

Puede ser.

Aunque casi prefiero pensar que lo que soy es vaga hasta para eso.

Porque la verdad es que no tengo inconveniente en asumir las consecuencias de mis actos, hacerme responsable de ellos o en tomar las riendas y echarle valor cuando hace falta en otras facetas de la vida.

Yo nunca he dejado a nadie, a mí siempre me dejan

Pero creo que nunca he dejado a nadie y que siempre me dejan porque, cuando la cosa va mal para mí, me da pereza actuar.

Procrastino, no me ocupo de ordenar mis sentimientos y de tomar decisiones.

Y entonces me limito a fluir y a esperar a que la situación se resuelva por sí sola.

Bueno, le doy un empujoncito o dos si no surge como debiera, creando la tensión justa para que se rompa la cuerda.

 

Hasta yo entiendo que eso no está bien y me he comprometido conmigo misma a no permitir que vuelva a suceder.

No me atrevo a garantizar resultados, hace ya mucho que no estoy con nadie y no me quiero presionar de antemano con mi gestión de la ruptura de algo que ni siquiera ha empezado.

 

Quién sabe, a lo mejor tengo suerte y el próximo es el definitivo.

 

 

Anónimo

 

 

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