Las rupturas son una mierda, ni más ni menos. Las películas moñas te las venden como la oportunidad perfecta para pasar tiempo de calidad contigo mismo y ya de paso conocer a tíos buenos con los que enrollarte, pero la realidad es otra. En si dejarlo con alguien es un tramo horrible, incluso cuando eres tú quién lo deja. Por mucho tiempo que pase y mucho que aprendas de esa experiencia, lo único que querrás es cerrar los ojos, irte a dormir y despertar meses después, cuando tu ex no vaya contando mierdas sobre ti ni te siga dando el coñazo por WhatsApp. Esto es el (des)amor, ¿no?

Fase 1. Las dudas

Te preguntas constantemente si has hecho lo correcto dejándole o no. Tu madre te dice que era muy buen chico y empiezas a recordar todos los buenos momentos. Por un lado le echas de menos, pero por otro lado te sientes liberada. Amiga, has hecho bien y en el fondo lo sabes.

Fase 2. La pena

Cuando el muchacho pone cara de cordero degollado y te sientes como el culo. No ayuda que te cuente todas sus penas como si tu no tuvieses las tuyas. Empiezas a disimular que eres feliz porque te sientes culpable, así que pones cara de entierro cuando le ves y disfrazas tu liberación. Crees que así le haces un favor, pero no.

Fase 3. Las mentiras

Te ve con otro tío porque eres soltera y puedes hacer lo que te salga del coño, y empieza a contar a todo el mundo que lo dejasteis porque tú estabas con otro. Se inventará mil movidas turbias porque está dolido y es más fácil echar la culpa a los demás que asumir que actuó como un gilipollas. Tardarás en enterarte, pero terminarás haciéndolo.

Fase 4. La rabia

Te enteras de las mentiras y te cabreas. Abres el WhatsApp y escribes a tu mejor amiga para desahogarte, porque ella es la única que sabe todo. Te dice que te calmes y quedáis para beber un poco de vino dulzón barato del Mercadona. Te repites una y mil veces que estás “zen”. Para algo servirán las clases de yoga. Spoiler: no estás zen, estás más cabreada que Luke Skywalker el día del padre.

Fase 5. El “no-voy-a-meter-mierda-porque-si-hablo-yo-arde-Troya”

Decides pasar de todo porque eres una tía relajada. Sabes perfectamente que si cuentas tu versión la gente va a mandar a tu ex a la mierda. Tampoco quieres cantarle las cuarenta a tu exnovio porque “pffff, qué pereza”. Evitas los dramas. Te crees Alaska en busca de comedias entretenidas. Sales de fiesta.

Fase 6. Cuando metes mierda

En la fiesta te encuentras con un amigo en común que te cuenta lo que va diciendo tu ex. Has bebido un chupito de tequila y te vienes arriba. Cuentas tu versión y al día siguiente escribes un mensaje pasivo-agresivo a tu ex para que deje de decir mierdas. Pa’ mala tú. Él se pone digno y tú sueltas unos argumentos aplastantes. No sabe que responder y es demasiado orgulloso para pedir perdón y admitir su error, así que da una callada por respuesta.

Fase 7. Cuando todo parece tranquilo

Pasan los meses y tu ex no te ha vuelto a hablar, tus amigos han olvidado su existencia y tu cruzas los dedos cada vez que sales de fiesta para no verle. La vida parece bonita y disfrutas de ese tesoro.

Fase 8. Cuando tras varios meses te habla para pedirte perdón

Es posible que tu ex tenga una Batseñal que le avisa cuando eres feliz. Repentinamente te habla para pedirte perdón, decirte que se alegra de que seas feliz, que quiere que seáis amigos y que conozcas a alguien que te merezca. Qué bonito todo eh. Es tan dulce que hasta te hace dudar y reavivar sentimientos, pero eres fuerte.

Fase 9. Cuando crees que le has olvidado

Crees que le has olvidado, pero de repente te dicen que le han visto enrollándose con una chica en el bar al que ibais juntos. No eres de piedra, eso jode. No le quieres ni volverías con él, pero en el fondo una parte de ti se rompe. No te sientas mal, eres humana. A todas nos pasa.

Fase 10. Cuando de verdad le has olvidado

Las piezas de tu corazón se recomponen y te das cuenta de que ya no te duele lo que haga o deje de hacer. Le deseas felicidad, aunque él actuó como un capullo. Eres consciente de que el rencor solo te ancla a esa persona y que lo mejor que puedes hacer es dejarle ir. Le has olvidado, aunque recuerdas con cariño todo lo que vivisteis juntos. Fue una etapa preciosa y ahora te queda una vida por delante, disfrútala.