Todos lo hacen ahora. Hablan de una especie de epidemia o alguna clase de plaga muy contagiosa, que cada vez afecta a más y más personas, se puede ver en los telediarios, en los noticieros, en las revistas y periódicos, en los grafitis de las paredes e incluso en la cartelera del cine. Serendipia lo llaman unos, amor lo llaman otros.

Pero yo soy inmune.

Esta plaga (de la cual me he librado) hace que personas al azar se encuentren en algún momento de su vida, y se complementen, se complementen mutuamente y comiencen a ser parte el uno del otro, hasta llegar al punto de mimetizarse, estas personas comienzan a ser felices irremediablemente y a tener sonrisas de g********s todo el tiempo. No se le ve fin, y como he dicho cada vez son más los afectados, pero este problema nos está acechando a los que no estamos contagiados por este virus, llegando al punto en el cual, solo los inmunes comenzamos a vomitar, vomitar arcoíris hasta que no nos refugiamos en el perímetro de precaución.

Venga, ya en serio. Podrá haber  sido una sarcástica manera de decirlo, pero espero no ser la única que lo nota. A mí alrededor solo veo como cada vez hay más y más parejas formándose, pero lo peor de todo es que ha llegado un punto el que… me dan ¡envidia! Es increíble, sí, pero me la dan.

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Yo también puede que tenga algo de culpa, alcahueta de nacimiento que convierte en relación próspera todo lo que la rodea, es normal que solo me encuentre parejas a mi alrededor. Pero creo que sea la fuerza que sea, karma, dioses griegos o latinos, o la fuerza centrífuga, se está pasando y mucho, porque siempre soy yo la espectadora, siempre soy yo aquella que se queda en el banquillo mirando y felicitando como todo les va genial a todos los demás; desde pequeña.

¿No os ha pasado que el niño que os gusta en lugar de fijarse en ti, se fija en tu amiga? ¿Y luego viene tu amiga diciéndote: ‘‘ay, ¿a que no adivinas quién me gusta’’? Yo (que no es que sea buena actriz, pero la práctica hace la perfección y yo en esto cada vez tengo más), me armo de valor y le digo “X”; a lo que mi amiga responde con un “oh, sííí, ¿cómo lo has sabido? Bueno, da igual, pues mira lo que me ha pasado con él.”  ¿Qué por qué acierto? Porque es obvio, como voy a tener yo la suerte de que el chico que me gusta/atrae se fije en mi y sea mutuo, es que no, imposible.

Ese tal “X” se ha ido metamorfoseando en distintos chicos, y esa amiga ilusionada también, e incluso, en ocasiones, ha sido la misma amiga, con distintos chicos X.  Las primeras veces me daba más igual, simplemente pensaba que tenía unas amigas geniales que se merecían a ese “increíble” chico *no me juzguéis, hablo de las primeras veces, esas en la que estabas en la ESO cual tonta esperando a que el chico que te gustaba te mirara y te tirara una bolita de papel* del cual yo me había pillado, y que pasaran una increíble y larga vida juntos. Esos sueños se pasaban a las dos o tres semanas, y si alguno tenia suerte duraba un mes, pero no  mucho más.

Pero voy creciendo, y va pasando una y otra vez cada vez con más frecuencia a lo largo del tiempo, y bueno, mi licencia de alcahueta, de celestina sin remedio sigue ahí, y por más que la mire no encuentro la fecha de caducidad, y es que no tiene, no tiene fecha de caducidad, al igual que mi tontería. Que de buena, tonta, me dicen, pero ¿cómo no voy a dar empujoncitos cuando veo algo próspero? No está en mi naturaleza, no lo está, simplemente ayudo en todo lo que puedo y no veo cuando va a terminar esto, pero estoy cansada. Quiero mi puto empotrador cuento de hadas para mí de una vez, me lo merezco.

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Que sí, que las cosas pasan porque pasan, que cuando dejas de buscar encuentras, que no lo fuerces, que no sé qué, que pepito y fulanito, que quien algo quiere, algo le cuesta, que si quieres algo, luches por él, pero señores vamos a ver, ¿qué se supone que he de hacer? Porque yo no tengo ni idea, busco, no busco, me quedo quieta, bailo, ¿qué?

Así que mis queridas amiwis, voy a salir a las calles de Málaga en busca de ranas, lo mismo me encuentro con mi destino y al menos me dice que tengo que hacer.

Made Wanderlust