“Lo siento. La vida no es justa. Hoy tenía dolor de cabeza, lo que está fuera de mi control. He tomado un gelocatil y estoy esperando. No tienes por qué avergonzarte, son cosas que contra las que no puedes luchar.”

Espera. ¿Qué?

Esta fue la respuesta de uno de mis amigos cuando les anuncié que tenía que volver a tomar medicación debido a una recaída en mi depresión. Tenía algo de cierto (más o menos), pero me hizo sentir insignificante e inútil, como si no hubiese nada que yo pudiese hacer respecto a mi situación. Sí, la vida no es justa pero eso no significa que tengas que sentarte a esperar a la injusticia. Recuerdo que miré a la pantalla durante uno segundos y lo dejé marchar como si no hubiese ocurrido nunca.

Lo que ocurre es que el otro día me encontré con otro artículo sobre “cosas que no deberías decirle a alguien con depresión” y lo que podías hacer en su lugar. Frases como “No tienes razones para estar deprimida.”, “Hay gente en peores situaciones que la tuya.”, “¡Sal y diviértete!”, “Si sigues hablando me vas a deprimir a mí también…” Okey. Vale. Si tienes amigos que te dicen este tipo de cosas, quizá (llámame loca) deberías cambiar de amigos. Esas frases no sólo significan que no entienden la situación sino que además no tienen intención de hacer un ejercicio de empatía. Pero, aparte de eso, también me di cuenta de que la mayoría de alternativas eran del tipo “Estoy aquí para ti”.

unnamed

¿Quieres que te diga cuánta gente me ha dicho eso mismo? Pues, como la mayoría de aquellos a los que les he mencionado mi situación. Y soy una persona que no tiene reparos en decirlo, ¿eh?. Sin embargo, puedo contar con los dedos de UNA mano la gente que de verdad ha hecho algo más allá de las palabras.

Con esto no quiero culpar a mis amigos, porque seamos honestos, comprender un trastorno es difícil y te consume, e intentar ayudar más. Algunos tienes miedo de preguntar, otros reaccionan de forma rara porque no saben qué hacer, y debido al estigma que estar deprimido tiene es complicado sacar el tema en una conversación sin hacerlo sonar como “momento drama”. O estás muy triste o estás muy loco, dicen. Sé que lo intentan y lo agradezco.

Piensa en una situación en la que un amigo comparte contigo que padece una condición física de la que has oído hablar pero sobre la que no conoces mucho. ¿Dirías simplemente “Estoy aquí para ti” o intentarías en vez preguntarle sobre ella o hacer tu propia búsqueda de información? Si te preocupas por esa persona, ¿tratarías de ser cuidadoso y amable? ¿Qué diferencia hay con una condición física y una mental? ¿Que no se ve? Lo que he venido a revindicar hoy es la necesidad de comprender realmente lo que ocurre. Enseñarle a gente qué decir sin comprender en dónde se están metiendo es ridículo. Tristemente, esto ocurre con más frecuencia de la que creemos y en muchas áreas diferentes de nuestra vida. Pero, ¿por qué tenemos tanto miedo a preguntar? ¿Por qué igual sonamos como si no tuviésemos ni idea de lo que estamos hablando? Bueno… Igual ya lo estás haciendo.

La vez que más a gusto me he sentido mientras hablaba sobre esto fue cuando mi amigo me pidió que se lo explicase. Sin tapujos y sin nada. Eso fue realmente amable y me ayudó a darme cuenta de que es un tema bastante complicado de comprender para alguien que no lo padece, ciertamente.

unnamed (1)

Pero, ¿qué pasa  si esa persona no quiere hablar? O si tú no sabes cómo empezar una conversación.

Es una posibilidad, sí. Si notas resistencia por su parte y tú no tienes ni idea de cómo formular una pregunta, hay unas pocas cosas que puedes hacer/decir para demostrar que te importa. Y no es sólo decir que estás ahí, sino demostrarlo de una forma efectiva.

  • Tenla en cuenta pero deja que ella escoja. Decir “vamos a dar un paseo” puede ponerla en un compromiso. En vez de eso puedes llamarla y decirle que te has acordado de ella y que si le apetecería ir a dar una vuelta y pasar algo de tiempo juntos. Esto funciona también con ir a ver películas, a cenar, a ver una tienda, o cualquier otra actividad fuera. Déjale saber que te has acordado de ella, y después ofrece quedar.
  • Interésate por sus actividades. ¿Se ha pasado todo el día viendo vídeos? ¿Está enganchado a un nuevo show o programa? Dile si quiere que lo veáis juntos, o que tú también estas interesado en saber de qué va. Si respirar es todo lo que ha hecho durante ese día, dile que no pasa nada. Hazle saber que si le apetece hacer algo, puedes encontrar tiempo.
  • Quizá puedes parar por su casa para decir hola. Mándale un mensaje de buenos días o comparte ese gif tonto que has visto en Facebook.
  • Dale apoyo cuando hace algo bueno y nuevo. ¿Ha estado escribiendo?, ¿Jugando a videojuegos?, ¿Ha empezado una nueva actividad? Darle ánimo es importante porque normalmente la autoestima está por los suelos y no hay nadie como tus amigos para encontrar motivación y apoyo. Dirige sus esfuerzos hacia algo positivo.
  • Preguntarle todos los días cómo se encuentra puede ser atosigante. No quieres incordiar a ese amigo con el mismo problema una y otra vez. Simplemente sigue haciendo tu vida normal y trata de acordarte de él un poco más. Ponerse al día de vez en cuando al respecto suele ser bienvenido.

Sí, todo el mundo es diferente y puede que estas cosas no marquen una gran diferencia pero les da control y les hace saber que de verdad estás ahí, te acuerdas e intentas ayudar como puedes. Hacerles sentir como un animal herido no es buena idea. Y si no sabes cómo decirles algo…

PREGÚNTALE

Las preguntas hechas con tacto raramente son mal recibidas. Hazle saber que tienes dudas y que estás insegura sobre cómo tratar este asunto, si es mejor que insistas en que salga o si hay algo más que puedas hacer. Él o ella sabrá mejor que nadie si está bien que les preguntes directamente o si es mejor que esperes a que saque el tema cuando esté mejor.

No es tan complicado. La gente se entiende hablando.

Autor: Alba Lnz