Querida lectora de WeLoverSize:

Te dirijo esta carta porque uno, que ya ha leído numerosos artículos y posts de los foros publicados por WLS, quiere que sepas una cosa, a saber: no me importan tus kilos, me importa que seas feliz.

Resulta sorprendente ver hasta qué punto coinciden tus temores y anhelos con los de la mayoría de las otras lectoras de WLS. Al fin y al cabo, todos en un momento de nuestra vida hemos compartido exactamente los mismos sentimientos que tú has tenido el coraje de compartir con nosotros. Gracias por esto, por cierto. Has demostrado mucha valentía al contarnos lo que te carcome por dentro, y quiero que sepas que tu esfuerzo no ha sido en balde. Que te he leído, te comprendo, y te quiero dar una infusión de ánimo.

En primer lugar, y esto puede que te sorprenda, es muy común que la gente no esté a gusto consigo misma. Todos somos nuestros peores críticos, e incluso cuando alaban nuestro aspecto, tendemos a buscarnos cualquier defecto, por pequeño que sea. Bueno, no te apures. La solución a esto es posible. Para empezar, la perfección no existe. Quien más, quien menos, tiene alguna imperfección que aunque trate de ocultar, con el tiempo acaba potenciando, porque esa imperfección es lo que nos diferencia de los demás. Y ser diferente no es malo, en absoluto. Menudo aburrimiento si todos fuésemos iguales.

Aceptarse a uno mismo no es cuestión de pulsar un interruptor y que la situación cambie en tu interior con un simple ¡clic! Pero tampoco es tan difícil ni complejo como escalar una montaña de miles de metros de altura sin tener experiencia previa en alpinismo. Para gustar a los demás, primero tienes que gustarte a ti misma. Acéptate tal y como eres, no permitas que te afecten los comentarios de los demás, y verás como empiezas a sentirte mejor.

Otra cosa, ¿que quién te va a querer? ¡Pues mucha gente! De hecho, ya habrá gente que lo haga, solo que a veces no nos damos cuenta. Estamos demasiado ocupados no queriéndonos a nosotros mismos como para percibir que otras personas a nuestro alrededor sí que nos quieren. Y sí, también hablo de querer de manera romántica, por supuesto. No te creas que por usar una talla grande y no tener la figura de una modelo de lencería nadie se va a enamorar de ti.

¿Has oído eso de que el corazón tiene razones que la razón no entiende? Pues quiere decir que no te molestes en descubrir por qué alguien querría o podría enamorarse de ti. Además de que pensar así de ti misma no mola, tienes que tener claro que nunca se sabe qué puede prender la chispa para que otra persona se fije en ti. Y si no, respóndete a esto: ¿crees que la persona que a ti te gusta no tiene las mismas dudas que tú sobre sí misma? ¿Crees que esa persona es perfecta? Porque seguro que esa persona está convencida de que no lo es.

Y esto me remite directamente al primer párrafo de mi carta: la cuestión del físico. Vamos a ver, generalmente (que de todo hay, ojo) nadie es tan superficial que se enamora solo del físico de una persona. No te niego que para una relación puramente física no suceda esto, pero esta clase de relaciones suelen tener fecha de caducidad y ambas partes deben aceptar este hecho. Básicamente porque el físico no dura para siempre, la gravedad surte su efecto, y las cosas se caen. No pasa nada, todos pasaremos por ello.

Aun así, puedes preguntarte si le gustarás a alguien lo suficiente. La respuesta es sí. Te preguntarás si querrá practicar sexo contigo. Sí de nuevo. Te preguntarás si podrás mostrarte desnuda ante él o ella. Por tercera vez, ¡sí, por supuesto que sí! ¿Recuerdas que todos somos nuestros peores críticos? Tú puedes temer que a tu pareja no le gusten tus kilos, pero a lo mejor a tu pareja le preocupa que descubras las entradas que tiene, o la papada que se le pone en tal o cual postura, o cualquier otra cosa.

Y llegará el día en que podrás decir, sin miedo a equivocarte, que estás enamorada. Si lo estás de alguien que también se ha enamorado de ti, mejor que mejor, te ha tocado el primer premio. Disfrútalo y cultívalo para que dure, y no tengas miedo. Estoy convencido de que si hablas con esa persona de tus temores y anhelos, te responderá: no me importan tus kilos, me importa que seas feliz.

Autor: Fonso