Cuando era más pequeña me imaginaba mi vida de adulta como un mundo ideal. Un mundo en el que todo me salía bien, nadie me hacía daño y era siempre feliz. Pero la realidad es que ese mundo ideal no existe. Y quien diga lo contrario miente. Porque si hay algo que tengo claro, es que nuestro día a día está lleno de obstáculos, reinvenciones de nosotras mismas y cambios de dirección continuos. Por eso, dentro de esta vorágine de supervivencia, ha llegado el momento de compartir con vosotras los 10 aprendizajes que me han ayudado a disfrutar lo máximo posible de la vida:
- Equivocarse es inevitable. Y cuanto antes lo aceptes, mejor. Desde pequeñas nos enseñan a que equivocarse no está permitido y se espera de ti que todo lo que hagas sea un éxito. Pues bien, siento decirte que te vas a equivocar una y mil veces, así que prepárate para el fracaso. ¿Pero sabes qué? No pasa nada. Porque de todos los fracasos se aprende y lo más importante es convertirse en ave Fénix. Renace de tus cenizas y continúa andando pequeña. El mundo no se termina por haberse equivocado.
- Las altas expectativas sólo sirven para decepcionarte. Y ojo, no quiero decir que no haya que tener expectativas. A mí me encantaría que me tocara la lotería y poder comprarme una isla. Pero también hay que ser realista. Márcate siempre unas expectativas realistas, motivadoras y con las que te sientas cómoda. Y créeme cuando te digo que las decepciones caminan de la mano de las altas expectativas. Así que aprende a aceptarlas a ambas y nunca pienses que nadie que te quiere no puede decepcionarte.
- Enamorarse significa exponerse a sufrir. El amor es maravilloso, pero cuánto más amamos a alguien, más vulnerables nos volvemos. Porque en todo ese proceso, le estamos entregando una parte de nosotras mismas. Y eso conlleva un riesgo: estás dando a otra persona el poder de hacerte daño. Pero sin duda, es uno de los mejores riesgos que se pueden correr en esta vida.
- A veces hay que dar un paso atrás para dar uno hacia adelante. Rectificar es de sabios, y aunque parezca mentira, para avanzar en ocasiones hay que retroceder. Ya sea para coger impulso, para encarar la misma dirección desde otra perspectiva diferente o simplemente, cambiar de rumbo. Que no hayas escogido desde el principio el camino que te gustaría seguir, no quiere decir que no puedas rectificarlo.
- Ser diferente no es malo. Y con esto me refiero a los convencionalismos sociales y las diferentes presiones que recibimos para ser de X manera o vivir de X forma. Los prototipos ideales no existen. Lo único que hacen es torturarnos. Así que yo hace tiempo que rompí con todos ellos y acepté que no pasa nada por replantearme toda mi vida a los 34 años, por no querer ser madre, por entender las relaciones desde una visión mucho más abierta o por no creer en el amor para toda la vida. Y no voy a pedir perdón por ello.
- Planear está sobrevalorado. Y lo dice una persona a la que le gusta tenerlo todo controlado y planificado. Pero he aprendido que me generaba demasiado estrés ver cómo mis planes no llegaban a materializarse. Así que aprendí que tener una mínima visión de futuro es bueno, pero que hay que aprender a aceptar los cambios. Y lo más importante, aprender a vivir con incertidumbre, ¿O alguien se había imaginado que llegaríamos a estar 4 meses confinados?
- Todo pasa. Puedes estar hundida en el pozo más hondo y ser incapaz de ver la luz. Pero créeme, por suerte, todo acaba pasando. Nada en esta vida es eterno y las malas épocas pasarán, así que no te martirices por ello. Pero igual que lo malo, lo bueno también pasará y no todo será siempre positivo, así que aprende a disfrutarlo al máximo cuando llegue el momento.
- Aprende de tus errores y lo más importante, perdónate a ti misma por ellos. Como os comentaba en el punto 1, equivocarse es inevitable. Pero cuando lo hagas, que lo harás, es importante aprender de tu error. Tropieza las veces que haga falta, pero aprende y no te encariñes con la piedra. Y sobre todo, aprende a perdonarte por tus errores. La perfección no existe, somos humanos y nos equivocamos. Así que no te flageles y acepta, reconoce y perdona todos los errores cometidos y que te quedan por cometer.
- No siempre vas a gustar a todo el mundo. Ya lo hemos dicho muchas veces, no somos una croqueta. Y cuanto antes lo aceptes mejor. Es uno de los aprendizajes de vida básicos. Porque habrás aprendido que tu felicidad no depende de la aceptación de los demás y basar nuestro estado de ánimo o autoestima en gustar a todo el mundo, es un craso error. Uno del que he aprendido y que no quiero volver a cometer.
- Aprende a gestionar tus emociones y sentimientos. Y este es probablemente uno de los aprendizajes de vida más importantes. Aunque haya necesitado de ayuda psicológica para aprender a hacerlo. Si hay algo que nos falta aprender, es a gestionar nuestras emociones. A escucharnos un poco más y a saber gestionar nuestros sentimientos. Para mí es clave para conocerte, entenderte y aprender a vivir de la forma que realmente te haga feliz.
¿Y vosotras? ¿Qué otros aprendizajes que os han ayudado a disfrutar de la vida añadiríais?